ANA RANERA
GIJÓN.
Sábado, 12 de noviembre 2022, 02:50
«Por fin estoy aquí», celebraba ayer la actriz y directora María de Medeiros, al llegar al Festival de Cine de Gijón. Lo decía con la alegría propia de quien llevaba ya mucho tiempo esperando por el momento de verse pisando este escenario, tan imprescindible para los amantes del cine independiente. «Venir es una oportunidad fantástica y, además, me encanta poder enseñar 'Aos nossos filhos'», prometía, antes de contar la historia que dio lugar a esta película, la última de su larga carrera.
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«Surgió de una obra de teatro, escrita por Laura Castro, y gracias a ella, descubrí el deseo profundo y todos los obstáculos que tiene que superar una pareja homosexual para tener un hijo». Son tantos los contratiempos que Medeiros creyó que esa representación merecía ser más que una obra, debía convertirse en largometraje y así lo hizo. «Había que ampliar los temas... Ya se sabe que los directores vemos películas por todas partes», se reía.
En esta cinta, además, se ven las circunstancias sociales de Brasil, muy temblorosas en los últimos años. «Empezamos a rodar cuando la situación en el país todavía era buena», señalaba. Pero con la llegada de Bolsonaro, las cosas fueron cambiando. «A lo largo de cinco años, la fuimos reescribiendo. La historia se fue oscureciendo y pasó de ser una comedia ligera a ser un guion mucho más angustiado», aseguraba. «Fue muy interesante ver cómo hicimos una radiografía de ese oscurecimiento tan brutal».
Porque Medeiros no quería que esta cinta enseñara un Brasil de samba y bikinis, sino «filmar esa clase media, que son las personas que yo conozco», apuntaba. «Luego me di cuenta de que Rio de Janeiro impone una verticalidad por su propia geografía y eso se traslada a la sociedad», reflexionaba. «Las personas que viven en las favelas viven de cara a los rascacielos de los ricos», añadía la cineasta.
Pero, más allá de la realidad brasileña, en 'Aos nossos filhos', la protagonista es la gestación subrogada y todos los aspectos que la rodean. «Hay muchos puntos de vista», explicaba Medeiros. «La madre es lo opuesto a una madre conservadora y, como es tan abierta, es interesante que el vientre de alquiler sea su límite», indicaba. «Madre e hija tienen buenos argumentos y te convencen», añadía segura de que, al final, lo único que importa es el bebé. «En cierto momento en Francia, la maternidad médicamente asistida no estaba permitida y los niños de esos vientres no tenían papeles». Por eso, para ella, lo importante es saber que «una vez que hay niño, tiene todos los derechos». Lo demás, debates tan lógicos como eternos.
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