«El proceso que lleva a los jóvenes a las bandas es el mismo que conduce al ISIS»

Desde una Bruselas que estos días está en una situación «bien jodida» llegan al FICX Bilall Fallah y Martha Canga Antonio. Él, de origen marroquí, es codirector de 'Black'; ella, con ascendencia congoleña, la protagonista. Ambos son parte de una historia de amor imposible con el trasfondo de las bandas urbanas que saca a escena a dos barrios de la ciudad, el últimamente célebre de Molenbeek -por la presencia de yihadistas vinculados a los atentados de París- y el de Matonge. En esos escenarios reales se sitúa una película que busca retratar la vida de quienes, siendo bruselenses y belgas de nacimiento, se sienten extranjeros en todas partes: en el lugar en el que viven y en el que se hallan sus raíces.

Bilall Fallah codirige junto a Adif El Arbi, también de origen marroquí, este 'Romeo y Julieta' contemporáneo que invita a la reflexión sobre los tiempos que hoy toca vivir. «El proceso por el que los jóvenes acaban en las bandas o en el ISIS es el mismo», asegura Fallah, con familia en Molenbeek y que vivió dos años en el barrio belga. Ese proceso es el de la desesperanza, el de la desubicación, el de la búsqueda de una identidad. «Son gente que no se siente parte de la sociedad, que sienten que les rechazan y encuentran en las bandas o en el islamismo radical una familia, un lugar en el que estar seguros», abunda el director.

Claro que esas situaciones extremas de bandas urbanas, como las que aparecen en la película, o de yihadismo no son lo habitual, son minoritarias aunque adquieran mayor notoriedad pública. Dicen el director y la protagonista de 'Black' que conviene mirar hacia los aspectos positivos y recordar siempre que los 'malos' no son representativos. «Esos jóvenes que se van al Estado Islámico no representan ni a la gente de Bruselas ni a la gente de Molenbeek, que es un barrio muy diverso y activo», reivindica la actriz protagonista.

La solución no es sencilla. Bilall Fallah cree que, desde su ámbito, el artístico, solo puede apostar por fomentar también la multiculturalidad en el cine y la televisión. Los modelos que aparecen en pantalla vinculados a magrebíes o subsaharianos se suelen corresponder con los de los malos de la película. Y hace falta que también se retraten los aspectos positivos, que los hay. No es misión sencilla, porque, como explica Fallah, para hacer la película se encontraron por ejemplo con que ninguna agencia trabaja con actores negros.

Esa situación hizo de 'Black' una película muy especial, realizada por actores que se estrenaban ante las cámaras y seleccionados después de un largo proceso de búsqueda, tras el que llegaron los ensayos y la preparación de la película. «Entre 500 candidatos seleccionamos a 16 diamantes en bruto, sin pulir, y después de dos meses surgió la magia, actores que dan la sensación de ser personas reales, no alguien que está actuando». De esta forma llegó Martha Canga al proyecto. Ella conocía los libros de Dirk Bracke en los que se basa la cinta y los había leído con entusiasmo. Se enteró por las redes sociales del proyecto, mandó unos correos electrónicos, entró en el juego y se convirtió en protagonista. Ahora apuesta por seguir en el cine: «Fue una gran experiencia, en cuanto comenzó el rodaje y dijeron la palabra 'acción' todo fue rodado», afirma.

La película, muy viva, urbana y frenética, tiene como aliño fundamental una banda sonora en la que participan diferentes grupos de hip hop de la capital comunitaria. «Buscábamos que pareciera un videoclip y que al mismo tiempo tuviera algo de épica», subraya el director sobre la banda sonora, en la que destaca la presencia de una versión del 'Back to Black' de Amy Winehouse. «Un día estábamos trabajando, sonó en la radio esa canción y supimos que tenía que estar en la película. Tardamos un año en conseguir la autorización del padre de Amy para poder hacer la versión».