Un ayuntamiento en dos bloques que arrastran muchos enfrentamientos y pocos acuerdos

El PSOE podrá gobernar en solitario. La ley electoral facilita que gobierne la lista más votada siempre que el resto no sea capaz de construir una mayoría absoluta. Para que Mariví Monteserín no conservase la Alcaldía tendría que darse un imposible pacto tripartito entre PP, Voz y Cambia Avilés. Algo que no sucederá.

No lo tendrá tan fácil, sin embargo, para ganar las votaciones en el pleno. En este último mandato los socialistas se habían apoyad, fundamentalmente, en los cuatro ediles que tenía Ciudadanos. Al desaparecer la formación del pleno, tendrán que buscar nuevos aliados, con la dificultad de que los líderes de los distintos partidos son ya viejos conocidos y arrastran un largo historial de desencuentros durante este mandato.

Cierto es que en los momentos más críticos de la pandemia las principales formaciones remaron en la misma dirección y unieron fuerzas para presentar una batería de propuestas al Consejo de Reactivación Económica (CREA), en el que se consensuaron junto a los agentes sociales y entidades del tercer sector hasta 116 medidas por valor de 6,4 millones de euros. Y a lo largo del mandato el PSOE también encontró algún apoyo puntual en el PP y en Cambia, pero solo Ciudadanos fue capaz de darles la estabilidad que necesitaban dándoles los votos necesarios para aprobar ordenanzas fiscales, proyectos y, sobre todo, los presupuestos.

Todo eso será ahora mucho más complicado. La lógica parece indicar que el futuro gobierno debería fijarse primero en Cambia Avilés a la hora de buscar un socio, pero sus exigencias serán sin duda mucho más duras de lo que lo fueron las de ciudadanos. Los dos partidos chocan frontalmente en algunas cuestiones como es el caso de la externalización de los servicios municipales. Los socialistas han ido mermando los servicios que se prestan de forma directa desde el Ayuntamiento y otorgándoselos a empresas privadas en régimen de concesión, cuando la coalición de Izquierda Unida y Podemos lleva la remunicipalización por bandera. La gestión del agua es un tema particularmente espinoso, con una deuda millonaria pendiente con la empresa. Ahí tendrán que volver a apoyarse en el PP, que ha sido sin duda su oposición más dura en este pasado mandato y lo seguirá siendo, ahora además reforzado por los resultados electorales y con más del doble de concejales.

Para aprobar los presupuestos, la herramienta imprescindible para poder desarrollar las políticas de cualquier gobierno, Monteserín podrá volver a recurrir, como ya hiciera en su primer mandato, a la cuestión de confianza. Así logró sacar adelante las cuentas hasta en dos ocasiones en los momentos en los que no había logrado acuerdos con ningún grupo. Eso sí, se arriesga a que la oposición opte por hacer piña y nombrar una nueva alcaldesa.