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El acuerdo político se vende caro en España y Asturias no es una excepción. Los partidos que han tenido representación parlamentaria en la recién finiquitada legislatura –PP-Foro, PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos– debatieron este miércoles en Canal 10 a través de sus candidatos al Senado y constataron dos cosas. Por un lado, la fractura entre ambos en dos bloques, con PP-Foro y Ciudadanos más a la derecha y PSOE Unidos Podemos más a la izquierda, en una competición que resolverá el signo del futuro Gobierno. Por otro, las distintas recetas que incluso dentro de ambos polos existen sobre el futuro del Principado para los próximos cuatro años en cuestiones clave como la transición energética, los impuestos o el modelo de país.
Es verdad, eso sí, que la discusión en el territorio asturiano no está tan emponzoñada como en el ámbito nacional. Hubo reproches varios entre el socialista Francisco Blanco y Ramón García Cañal, candidato de PP-Foro, que monopolizaron buena parte de la controversia en todos los frentes, pero la sangre no llegó al río. El cabeza de cartel de Ciudadanos, Nicanor García, intentó desmarcarse de los ataques del dirigente socialista que le alineaban en el espacio político de la derecha, aunque es verdad que en cuestiones de fondo –impuestos o modelo territorial– coincidió con la postura del representante de PP-Foro. Entre el PSOE y la número uno de Podemos, Mar García, no hubo especial rivalidad. Quedó claro, como conclusión, que prevalece la fractura en dos bloques, izquierda y derecha, y que más allá de pequeños matices la disputa está en PP-Foro y Ciudadanos, por un lado, y el PSOE y Unidos Podemos por otro.
Asturias se juega mucho en los próximos cuatro años y la transición hacia un modelo energético más fundamentado en las fuentes limpias, con el posible impacto que ese cambio de enfoque tenga sobre el sector industrial asturiano, es uno de los asuntos capitales. Blanco defendió en este punto con vehemencia la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez y advirtió en la lucha contra el cambio climático «una oportunidad de empleo y nuevas actividades» laborales.
En este punto, Cañal se le echó al cuello y acusó al PSOE acelerar los plazos, propiciar el cierre de las térmicas y alimentar las deslocalizaciones industriales. «Hacen que nos peguemos un tiro en el pie», protestó. Nicanor García compartió la crítica al Gobierno por querer ser «los campeones» de la lucha contra el cambio climático, objetivo que dijo compartir pero dentro de un proceso justo y sereno, si bien arremetió a dos bandas, tanto contra los socialistas como contra los populares, por la gestión de los fondos mineros. Mar García, por su parte, dejó el mensaje de que la protección medioambiental y la defensa de la salud es una cuestión «urgente» en la que no cabe titubear, aunque garantizó una salida para los trabajadores afectados por la reconversión.
Los reproches y los criterios discordantes en cuanto a la forma de garantizar un suministro eléctrico estable y asequible a la gran industria llevaron el debate a uno de los puntos donde con mayor claridad se aprecia la dicotomía derecha-izquierda. Aquí, los candidatos de PP-Foro y de Ciudadanos pusieron sobre la mesa rebajas fiscales en muchos casos coincidentes –IRPF, Sucesiones...– con el objetivo, apuntó Cañal, de que el dinero esté «en el bolsillo de los ciudadanos». Este último habló de «revolución» fiscal. Nicanor García, de «alivio».
¿Subir o bajar impuestos?
Sus promesas soliviantaron a PSOE y Unidas Podemos, que coincidieron en la crítica al impacto negativo que sobre la financiación del gasto tendría una rebaja fiscal, y también en un repunte tributario sobre los sectores más boyantes para ayudar al conjunto. «Gobernaremos y habrá más 'viernes sociales' que no se podrían hacer con rebajas fiscales», anotó Blanco, partidario del lema de «que pague más quien más tiene». La candidata de la confluencia, mientras, atacó al PP y su «patriotismo de pulsera» y recordó que algunos de sus antiguos dirigentes están «en Soto del Real» por cuestiones de evasión fiscal.
Otro ámbito en el que la división en bloques salta a la vista es el modelo de Estado y la cuestión territorial. Aquí, Partido Popular-Foro y Ciudadanos mordieron con fuerza. García Cañal planteó el 28-A como una elección entre la «unidad» del país que defiende su formación y los acuerdos que pueda alcanzar Pedro Sánchez con «Podemos, los separatistas y Otegi». «¿Vamos a seguir bajo el paraguas de la unidad constitucional o vamos a caer otra vez en la negociación con los independentistas?», añadió Nicanor García. Desde el PSOE, Blanco lo planteó de otra manera. O se opta por «las tres derechas», dijo incluyendo en la operación a Vox, o por un Gobierno «de diálogo y recuperación de derechos».
Muchos temas sobre la mesa y mucha dispersión en las propuestas sobre cómo abordarlos. Emplazamientos al diálogo y el acuerdo, como sucedió en el capítulo de las pensiones o de las infraestructuras, pero desde el reproche continuo a la responsabilidad de la depreciación de las primeras o del retraso en el estreno de las segundas. Mucho, pues, que negociar y tejer.
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