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Alberto Núñez Feijóo regresó este jueves a su aldea natal para marcar el inicio de la campaña electoral del PP. El expresidente de la Xunta visitó Os Peares arropado por su madre Sira, su mujer, Eva Cárdenas, y su hermana Micaela antes de poner rumbo ... a Castelldefels (Barcelona) para la pegada de carteles en una gira que durante el fin de semana le llevará también a Andalucía, Extremadura y Castilla y León para poner de nuevo rumbo a su tierra. Será allí donde el domingo presida en la plaza de toros de Pontevedra, ante unas 12.000 personas, el gran acto de la campaña. Un «talismán» para Feijóo ya que la arena del coso taurino tiene la huella de sus cuatro mayorías absolutas en Galicia, y para el PP también ya que desde allí se lanzó en 2011 la candidatura Mariano Rajoy que acabó por encumbrarlo a la Moncloa.
Un inicio de campaña frenéticos que confirma una estrategia muy distinta a la que ha ideado el PSOE para Pedro Sánchez despejando su agenda para preparar exclusivamente el cara a cara del lunes y con la que el candidato popular pretende mostrar su «sensibilidad periférica» para reivindicar que puede ser el primer presidente del Gobierno nacido en la España rural y el que mejor conoce el problema de la falta de población, de la dispersión demográfico, del envejecimiento. «Es el momento de un cambio político en España y de la alternancia. Es mi momento», proclamó en Os Peares ante un buen puñado de paisanos y delante de la tienda de ultramarinos familiar donde se crió.
Génova se ha marcado como objetivo hacerse con los 18 escaños que se juegan en las provincias menos pobladas para intentar atar una mayoría «suficiente» que permita a Feijóo gobernar en solitario, sin depender de Vox. En las elecciones de noviembre de 2019, entre PP y PSOE consiguieron 52 de los 68 diputados en juego en las 21 provincias que otorgaban cuatro o menos escaños. De ahí el valor simbólico de arrancar en esta aldea de una circunscripción pequeña como Orense.
Cataluña se ha convertido en otra prioridad para Feijóo y jugará también un papel importante en estas elecciones –es la segunda comunidad más poblada–. El líder del PP ya avanzó que si llega a la Moncloa abrirá «una nueva etapa» en la que quiere que «los intereses de los catalanes sean prioritarios», enmendando así la estrategia de la anterior dirección, que asumió el conflicto catalán como «un tema crónico». Prueba de esa nueva etapa es que Génova fijó la pegada de carteles en Castelldefels, donde los populares han recuperado el bastón de mando después de ocho años. «Reivindicó la Cataluña de los pueblos y las ciudades, que configuran este España plural», afirmó.
El equipo de campaña del PP se ha puesto como meta llegar a los 150-160 escaños, lo que le permitiría al dirigente gallego decirle a Santiago Abascal, que está dispuesto allegar a un acuerdo programático, pero no a ceder asientos en su Consejo de Ministros. Esas cifras debe lograrlas en las circunscripciones que reparten más escaños como Andalucía (61), antiguo feudo socialista y donde los populares gobiernan con mayoría absoluta.
La pérdida de Sevilla el 28-M supuso un serio revés para PSOE, porque esperaba que ese Ayuntamiento sirviera de dique de contención al 'efecto Moreno'. Esa será la primera plaza que visite hoy Feijóo para mostrar poderío antes de recorrer los 200 kilómetros que separan la capital andaluza de Badajoz. Allí se verá con María Guardiola, después de que se viera obligada a rectificar y cerrar un acuerdo con Vox. Una imagen con la que el líder del PP quiere restrañar heridas mientras redobla el llamamiento al voto útil para evitar tener que seguir a partir del 23 de julio los pasos de su baronesa extremeña.
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