Si el programa de Ana Rosa sirvió el lunes para 'centrar' a Alberto Núñez Feijóo, el paso de Pedro Sánchez este martes por el plató de la periodista respondió a algunas de las expectativas creadas. Fue una intensa y correosa terapia de choque. Una hora ... y cuarto de trilita televisiva. Sánchez lleva días de contraofensiva mediática buscando las distancias cortas para romper con el estereotipo y quebrar la imagen de gobernante sin escrúpulos que sus adversarios han construido y que intenta desmontar a brazo partido pasando de plató en plató. «No soy perfecto, pero soy un político limpio», afirmó. Todo un empeño por derribar el cuento feroz de la caricatura y por reivindicar su labor. Su mensaje es sencillo con la denuncia de las tres 'm' que habría recreado la derecha en torno a su mandato: manipulación, mentiras y maldades fabricadas contra él y contra su mujer, Begoña Gómez.
Publicidad
Sánchez recupera terreno contra el reloj que avanza hacia el 23 de julio pero su drama, quizá, es que ha reaccionado tarde, requiere tiempo y necesita que cuaje Sumar; que Yolanda Díaz se mantenga como un activo electoral a su izquierda para que después puedan dar, en su caso, los números. Y no está fácil el empeño con la mayoría de las encuestas soplando a favor del partido de Núñez Feijóo. El nombramiento de la escritora Elisabeth Duval como portavoz de Feminismo e Igualdad por parte de la vicepresidenta del Gobierno ha reavivado algunas heridas internas que provocaron la exclusión de la ministra Irene Montero de las listas para estas generales. El problema de Sumar empieza a ser la desactivación de Podemos, que ha optado por el silencio. A veces los silencios son demoledores aunque se vistan de disciplina progresista.
En todo caso, esta campaña tan decisiva va a proporcionar un legado bien clásico, además de la función social que mantiene la televisión generalista y el género de la entrevista. Deja también una reivindicación del eje izquierda-derecha cuando parecía que había agotado su potencial narrativo. Todo lo contrario. Una cosa es que el bipartidismo siga en crisis y otra es la plena vigencia del 'bibloquismo' entre el centroizquierda y el centroderecha.
Noticias Relacionadas
La tercera consecuencia es el peligro de bloqueo que podría asomar en el horizonte tras el escrutinio del 23-J. Si el PP y Vox suman mayoría absoluta, Feijóo llegará a la Moncloa bajo el estruendo de las críticas a la extrema derecha. Pero si no alcanzan 176 escaños, el debate se va a abrir en canal y con estrépito. Sánchez jugaría sus cartas. Los soberanistas catalanes podrían subir el precio de la investidura hasta hacerla inviable. Y el aún presidente y Yolanda Díaz podrían decidir no repetir con los mismos compañeros de viaje una nueva experiencia de coalición de izquierdas.
Publicidad
Ese es el cambio de rumbo que algunos sospechan y que provocaría una repetición electoral. Feijóo -que presentó ayer su programa electoral en la Casa América- anunció que llamará a los barones autonómicos del PSOE con un mensaje: que el posible perdedor respete la lista más votada permitiéndola gobernar. Comienza ya el abanico de movimientos.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.