Javier Fernández y Antonio Trevín, con rostro serio, en la noche electoral.

El empuje de Podemos y la pérdida del voto joven y urbano alarman al PSOE en Asturias

Los socialistas temen el impacto sobre la política regional del crecimiento de la formación morada

Andrés Suárez

Martes, 22 de diciembre 2015, 03:25

Aunque pueda resultar decepcionante, el resultado del 20-D tampoco es una sorpresa para el PSOE asturiano. El partido sabía que la coalición PP-Foro partía en cabeza al inicio de la campaña y por eso volcó su mensaje en criticar el entendimiento de los antiguos enemigos. Y a medida que esta avanzaba constató el empuje de Podemos, de ahí que los candidatos se esforzasen en descalificar a la formación morada como alternativa. Así las cosas, el dictamen de las urnas encaja en ese análisis general, aunque es probable que se confiase en sacar una mayor distancia al principal adversario en el espectro político de la izquierda. Las preocupaciones en la dirección son varias y de distinta índole, pero hay dos muy relevantes: el éxodo del voto joven y urbano y el impacto que la resolución de los comicios y singularmente la efervescencia de Podemos tendrá sobre la política asturiana.

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El retroceso del PSOE en los grandes núcleos de población es un hecho más que evidente. Aunque la suma global sitúa a los socialistas dos puntos y 12.000 sufragios por encima de Podemos, la formación morada se colocó por delante en los cuatro municipios más poblados de la región: Gijón, Oviedo, Avilés y Siero. El voto joven y urbano, uno de los caladeros tradicionales del partido frente al electorado más conservador y de mayor edad del PP, ha virado hacia otros objetivos. Y en la dirección socialista ese panorama preocupa. Y mucho.

En el seno del PSOE se hacen múltiples análisis. Hay quien cree que Podemos ha tocado techo y que, en cuanto arranque la legislatura y el grupo que dirigirá Pablo Iglesias en el Congreso tenga que atender los distintos intereses de las organizaciones territoriales con las que se ha aliado, comenzarán las discrepancias y eso se dejará notar también en las autonomías. Otros, por contra, piensan que el escenario es muy volátil y que hacer previsiones a estas alturas es tremendamente arriesgado e inútil.

Lo que sí es un hecho cierto es que Podemos sale reforzado de los comicios. Y en el PSOE preocupa hasta qué punto el partido que en la Junta pilota Emilio León puede interiorizar ese resultado como un éxito propio que avale y endurezca la política de distanciamiento mantenida en este inicio de legislatura. La presentación, justo ayer, el día después del 20-D, de una enmienda de totalidad al presupuesto en 2016 encaja en ese temor.

El clima es de incertidumbre. Antonio Trevín, que revalidará su escaño en el Congreso, prefirió ayer ver la botella medio llena y destacó que en Asturias, pese a no haberse conseguido la victoria «y por tanto no se puede estar contento», los socialistas se mantienen como segunda fuerza y como alternativa, con el cuarto mejor resultado del partido en España. Hay, opina, un sustento sobre el que volver a crecer.

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En clave nacional, Trevín cree que es al PP y a Mariano Rajoy a quien toca tomar la iniciativa y no contempla la hipótesis de una gran coalición sobre la que tanto se debate. «No está encima de la mesa, no estamos pensando en apoyar al PP», indica, opinando que los populares deben dialogar con las formaciones de su mismo espectro ideológico «y nosotros estamos en las antípodas». ¿Intentará el PSOE gobernar si Rajoy no lo logra? «Hay que respetar las formas», dice, cauto.

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