Alberto Grazón y Manuel González Orviz, a su entrada al mitin de ayer en Gijón.

Garzón busca el «voto fértil» de los indecisos, frente al «voto útil que apuntala el bipartidismo»

El candidato de IU quiere prohibir la privatización de los servicios públicos esenciales y defiende la nacionalización de las empresas estratégicas

Aida Collado

Martes, 15 de diciembre 2015, 01:15

El candidato a la presidencia del Gobierno de Izquierda Unida, Alberto Garzón, se dirigió ayer a las más de mil almas que se reunieron en Gijón para escucharle y les pidió «un esfuerzo más para explicar» su programa a los indecisos. Sabe que en ellos está la clave para que su partido consiga «un grupo parlamentario fuerte» en el que, según prevé, será el Parlamento más dividido desde 1978. Por eso, apeló a una izquierda «coherente, sensata, que no miente y dice lo mismo en el bar que en las tertulias políticas» y en el Congreso. Una izquierda, añadió, «organizada, que cortocircuite la intención del sistema de cambiarlo todo para no cambiar nada».

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Defendió a su partido como único depositario del «voto fértil» capaz de crear «un país nuevo», frente al «voto útil» al que instan socialistas y populares y que solo «ha servido para el apuntalamiento del bipartidismo, de la monarquía y del sistema que nos ha traído hasta aquí».

Cargó contra la derecha que trajo a España «tiempos de oscuridad» y defendió la herencia social de su partido, frente a las propuestas que pretenden romper con todo. «Para construir una sociedad justa recogemos lo mejor del pasado, de nuestros padres y abuelos», porque «los derechos no caen del cielo, son conquistados en la calle y eso lo sabemos gracias a ellos».

Garzón lamentó que los españoles estén siendo «saqueados y expoliados» por la corrupción, por «la ilegal y la legal», dijo en referencia a la privatización de empresas, entre las que citó a Telefónica, Endesa, Iberia o Aena. «Casi todas tienen algo en común, que eran rentables», apuntó para acusar al PP de «socializar las pérdidas y privatizar las ganancias». En esa línea, defendió un cambio en la Constitución para que ésta prohiba las privatización de los servicios esenciales y apostó por «nacionalizar las empresas estratégicas» para construir «un nuevo país donde nadie pase frío o se vea privado de las cuestiones fundamentales». Justo antes había hablado, a este respecto, del pasado debate a cuatro, entre PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos. Todos ellos, recordó, apostaron por el libre mercado eléctrico, aún cuando a su parecer éste «no es la solución, sino la causa de muchos de los problemas».

Garzón pidió a los votantes su compromiso con la «política de la honestidad, donde no triunfa ir al centro para engañar al pueblo». Se comprometió a derogar la LOMCE, para «garantizar una educación pública y de calidad», y la reforma laboral, que nos está «conduciendo a un mundo de precariedad permanente, de contratos de un día» y de recortes. Criticó la llamada ley mordaza, «síntoma de debilidad» de un Gobierno central que «ya no puede convencer» e hizo lo propio con la «hipocresía» de la Unión Europea que «se echa las manos a la cabeza, con los refugiados y no se pregunta si la OTAN es responsable de las guerras que obligan a esas personas a huir».

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El candidato de IU volvió a comprometer la creación de un millón de puestos de trabajo con 15.000 millones de euros -«Si se pudo rescatar al sistema financiero con 60.000 millones, esto también»-, para construir «un país de dignidad».

Garzón, quien se mostró partidario de «un estado federal republicano y solidario», se despidió de sus simpatizantes gijoneses con un «¡salud y república!» y llevándose un regalo, una camiseta en apoyo a la minería de carbón que le entregaron al subir al atril.

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Antes, el cabeza de lista al Congreso por Asturias, Manuel González Orviz, había advertido de que «las políticas de la derecha no se combaten desde la centralidad, se combaten con políticas de izquierda». También el parlamentario regional, Gaspar Llamazares, alertó del «peligro del recambio», donde «la derecha tiene dos caras y en la izquierda hay centro izquierda y centro».

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