n. vega | p. de las heras | a. torices | a. azpiroz
Lunes, 14 de diciembre 2015, 10:33
PARTIDO POPULAR. Siete días para resistir y no perder el capital acumulado
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Mientras los gurús de la calle Génova de Madrid diseñaban la estrategia de campaña de Mariano Rajoy, dos obsesiones martilleaban a la dirección del PP. La primera, rezar para que ningún escándalo de corrupción echara al traste los esfuerzos por recuperar la confianza del electorado. Y la segunda, aprender la lección de 2004 y evitar a toda costa que un atentado yihadista rompiera la normalidad de un proceso electoral.
Hoy, nueve días después de la pegada de carteles que dio el pistoletazo de salida a la campaña, en el partido tratan de salvar los muebles ante las informaciones que han ido poniendo a prueba al PP y al Ejecutivo. El ataque talibán del viernes a la Embajada española en Afganistán llevó al presidente del Gobierno a contactar de inmediato con el resto de fuerzas políticas para preservar la unidad que, a juicio de los populares, impide el "uso partidista" del terrorismo, a pesar del carrusel de confirmaciones, desmentidos y rectificaciones del Gobierno.
Y en cuanto a los escándalos, fuese o no legal, la noticia de que el diputado popular Pedro Gómez de la Serna y el embajador en la India, Gustavo de Arístegui, habían ejercido de comisionistas para la consecución de contratos públicos para empresas españolas en el exterior, puso en jaque al PP. Rajoy pasó de valorar que la actividad "es absolutamente normal" a autorizar la apertura de sendos expedientes para investigar el caso y apartar a De la Serna de la campaña.
El debate
En el PP esperan haber podido "rebajar" la polémica y se preparan para el "duro" cara a cara de hoy, en el que saben que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se juega mucho y va a "entrar a matar". Ese será, según los análisis del partido, el punto de inflexión de la campaña. O Rajoy sale reforzado o tendrá que redoblar esfuerzos para revertir las consecuencias.
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Dicen en la formación que las campañas son "algo vivo", pero aún así el PP no alterará, por ahora, su estrategia para estos comicios. Hay pocos macromítines programados, horas de apariciones en televisión y muchos pequeños actos para explotar la imagen cercana de Rajoy. Todo dependerá, sin embargo, del transcurso de los acontecimientos y de si el jefe del Ejecutivo puede mantener el contacto con el electorado sin momentos de tensión.
El reto es resistir más que avanzar, mantener el "pequeño repunte" que los populares han detectado en sus encuestas, y no dejar que el "optimismo" se pierda por el camino. La confianza en la victoria sigue intacta, aunque en el Partido Popular hayan tenido que revisar a la baja las expectativas en una campaña poco clásica, pero muy conservadora.
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PSOE. Una semana en la que se juega el ser o no ser
Se aferran a la última semana de campaña y al cara a cara de hoy con Mariano Rajoy como a un clavo ardiendo. Los pronósticos electorales a los que se enfrenta el PSOE no han hecho más que empeorar desde que, hace diez días, Pedro Sánchez volvió a echarse a la carretera, una expresión que le agrada. La tesis, nunca reconocida en público, de que serían segunda fuerza pero a una distancia del PP suficientemente estrecha como para poder optar al Gobierno empieza a flaquear. Y, sin embargo, la guardia pretoriana del candidato asegura que los sondeos mienten, que hay mucho voto oculto y que a la hora de la verdad muchos ciudadanos apostarán por el "cambio con experiencia" frente a los nuevos.
Su mensaje de tranquilidad no se corresponde, aún así, con sus actos. Los socialistas empezaron convencidos de que quien podía poner en riesgo su objetivo de acortar distancias con los populares era fundamentalmente Ciudadanos y cada día le colocaban el cartel de derecha agazapada. Su temor era fundado. El partido de Rivera está siendo aparentemente capaz de calar en los feudos tradicionales del bipartidismo y puede impedir, por primera vez, el trasvase automático de escaños entre PP y PSOE.
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La piel del oso
A Podemos, en cambio, le daban por amortizado tras lo ocurrido en Grecia y el tropezón de las catalanas. Pero el debate en El País y el celebrado en Atresmedia les disuadió de que habían vendido la piel del oso antes de cazarlo. El partido al completo, desde Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero, pasando por Susana Díaz, Alfredo Pérez Rubalcaba o Patxi López, salió en tromba esta semana contra Pablo Iglesias para frenar una sangría de votos que, oficialmente, el núcleo duro de Ferraz se niega a reconocer.
No ha quedado argumento por cubrir para intentar taponar el crecimiento de un Pablo Iglesias que no oculta su ambición de fagocitar al PSOE, ni siquiera el de que con su camisa y su coleta no tiene "pinta" de presidente del Gobierno. El mayor temor socialista, ahora mismo, es que se divida el voto de la izquierda. "Si las derechas suman, pactan", insiste Sánchez en cada mitin, mientras equipara a Rivera con un Rajoy "con 20 años menos".
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En el entorno del candidato mantienen que las cosas marchan, que van "de menos a más", pero en los territorios admiten que hace falta caldear el ambiente y animar a una militancia a la que perciben apática. "No hemos sido capaces de movilizar al partido, de involucrar a los cuadros", se queja un experto en batallas electorales. En ello han influido las eternas luchas cainitas de la formación. Ahora el partido al completo, incluidos los críticos que soñaban con la caída de Sánchez, van dejarse la piel esta semana conscientes de que se juegan el "ser".
CIUDADANOS. Consolidar la segunda plaza para aspirar a todo
"Si alguien me dice hace solo un mes que a falta de ocho días para las elecciones iba a estar disputándole la victoria al PP no me lo creo", confiesa Albert Rivera. La formación naranja adelanta que la noche electoral habrá fiesta en su cuartel electoral de un céntrico hotel de Madrid porque, pase lo que pase, habrán obrado el milagro.
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Hace un año eran una gota de agua en el mar de la política nacional y ahora, en el peor de los casos, podrían acabar terceros con un grupo parlamentario que supere los 60 escaños. Pero es que, además, ya nadie les niega sus opciones de ser el segundo partido, con posibilidades, incluso, de formar Gobierno si la distancia con el PP no es abultada y Mariano Rajoy carece de apoyos para investirse.
Si horas antes del inicio de la contienda el CIS los llenó de euforia tras saber que partían en un empate técnico con el PSOE, una semana después los sondeos propios y ajenos dicen que han superado a un Pedro Sánchez en horas bajas, al que no dejan de morderle votantes. Su esfuerzo final se centrará en consolidar esta ventaja -"Mientras el PSOE venga por detrás vamos bien", explica Rivera- y en convencer a los millones de indecisos, en especial a los indignados con el bipartidismo, de que la victoria está solo a cinco o seis puntos. De hecho, creen que si la participación alcanza el 78% o el 80%, seis u ocho puntos por encima de la de 2011, pueden ganar al PP. En privado confiesan que lograr el segundo milagro es casi imposible "porque nos van a faltar días de campaña", pero mantienen la tensión para ganan enteros y llegar como jefes de la oposición.
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El reto de Vistalegre
Ciudadanos consiguió este domingo superar su principal reto de campaña. El partido naranja logró la demostración de fuerza que perseguía para movilizar a los indecisos en la recta final y llenó el madrileño palacio de Vistalegre con unas 10.000 personas, según la organización. Albert Rivera y su equipo eligieron Madrid, la autonomía que esperan convertir en su gran feudo junto a Cataluña y la Comunidad Valenciana, para su mitin central de campaña y demostraron músculo electoral en el recinto que durante años, en las legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero, el PSOE, su principal competidor ahora por el segundo puesto, abarrotaba para demostrar su hegemonía, pero que ahora ya no se atreve a utilizar.
Superado el reto, Rivera puede mirar hoy con más tranquilidad el cara a cara entre Sánchez y Rajoy, en el que el primero no tiene más remedio que jugársela. Tras una escala en Bruselas para recibir el espaldarazo de los siete primeros ministros liberales europeos, terminará el 18 de diciembre su maratón por 19 provincias en Barcelona y Madrid, sus dos grandes yacimientos de voto.
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PODEMOS. Los únicos que mantienen una tendencia al alza
"A nosotros nos sientan muy bien las campañas electorales". Es uno de los mensajes favoritos de Pablo Iglesias para vender el crecimiento en intención de voto que, según el candidato y algunas encuestas recientes, ha experimentado la formación morada en los últimos días. Según presume su número dos Íñigo Errejón, "Podemos es la única fuerza que mantiene una clara tendencia al alza".
En este clima de euforia, "remontada" se ha convertido en la palabra de moda en Podemos. El partido del círculo justifica parte de sus buenas sensaciones en los cuatro debates en los que ha participado su candidato. De entre ellos están especialmente satisfechos del que enfrentó a Iglesias con Pedro Sánchez, Soraya Sáenz de Santamaría y Albert Rivera. La opinión en el partido es unánime, su líder ganó por goleada. Podemos también pondera para su diagnóstico optimista la afluencia a sus mítines. En efecto, Iglesias se ha apuntado algunos puntos importantes como congregar a 5.000 simpatizantes en el Palma Arena de Mallorca o a 7.000 en Zaragoza.
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Tal es el optimismo que reina en Podemos que en sus actos Iglesias ya da por finiquitado al PSOE y a Sánchez descartado en la carrera a presidente. Ésta es una de las claves en su estrategia. Si logra de aquí al viernes que cale la idea de que el PSOE se ha desfondado, Podemos da por seguro que se beneficiará del voto útil de muchos socialistas que no quieren ver cuatro años más a Rajoy en la Moncloa.
El candidato socialista no es él único adversario al que Podemos atribuye horas bajas. Errejón sostiene que la campaña se le ha hecho larga a Rivera, una circunstancia, añade, que le ha obligado a retratarse. "Pensábamos que Ciudadanos sería un partido para la regeneración de la democracia y nos hemos encontrado con un nuevo José María Aznar", sostiene el número dos del partido. Con dos rivales, a su juicio, eliminados, los próximos días Iglesias retará de tú a tú a Rajoy en un duelo por la Presidencia.
Cinco días decisivos
En Podemos afirman que los próximos cinco días serán decisivos para el resultado de las generales. Su impresión se basa en la alta volatilidad que detectan las encuestas. La norma general en Ciencia Política estipula que la última semana de campaña apenas influye en un electorado que mayoritariamente ya tiene su voto decidido. Pero la recta final de estas elecciones se encara con un 41% de indecisos, según el CIS, aunque otros estudios apuntan a que es en torno al 20%. De todos modos, uno de los porcentajes más altos en la historia de la democracia. Un paso en falso de uno de los candidatos puede acabar con sus opciones y al contrario una campaña acertada, como la que Podemos dice que está llevando a cabo, pueda catapultarlo a la Moncloa.
En su última semana de campaña Iglesias hará una ruta por el Cantábrico. Estará en Santander, Oviedo y La Coruña. En contra de la tradición, no cerrará la campaña en Madrid. El lugar elegido por Podemos es Valencia, donde mantiene las máximas aspiraciones gracias a su pacto con Compromís.
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