En primer término, a la izquierda, Luis Garicano, y a la derecha, Ignacio Prendes. Detrás, de izquierda a derecha, Octavio Villa, José Javier Medina, Íñigo Noriega, Juan Neira y Marcelino Gutiérrez, en la hemeroteca de EL COMERCIO, durante la visita del responsable del programa económico de Ciudadanos.

Luis Garicano: «España es el único país que no sabe nada de sus desempleados»

El catedrático abogó ayer en EL COMERCIO por un acuerdo para reformar el sistema educativo y el mercado laboral

Noelia A. Erausquin

Martes, 8 de diciembre 2015, 09:23

«Los bancos lo conocen todo de nosotros. ¿Cómo no lo puede saber el INEM? Pues ni tiene, ni elabora, ni conserva perfiles de los parados». Esta fue una de las comprobaciones que hizo el economista Luis Garicano (Valladolid, 1967) antes de elaborar el programa económico de Ciudadanos, del que es uno de los principales artífices, y en el que tienen un peso específico las políticas activas contra el desempleo y el paro de larga duración. Este catedrático de Economía y Estrategia de la London School of Economics, una de las instituciones más prestigiosas del mundo, visitó ayer el diario EL COMERCIO -junto al candidato de Ciudadanos por Asturias al Congreso, Ignacio Prendes-, donde mantuvo una conversación con el director del periódico, Íñigo Noriega, y varios miembros de su equipo, y en la que desgranó las claves del proyecto político de su formación, entre ellas, en un lugar muy destacado, conseguir transformar el mercado laboral. «España es el único país que no sabe nada de sus desempleados y deberíamos ser expertos», subrayó, recordando la ausencia de la ministra Fátima Báñez de las cumbres europeas de empleo y la poca eficacia de las iniciativas para rebajar la tasa de paro.

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La falta de ayuda real para encontrar un puesto de trabajo -cada funcionario, según él, toca a 12.000 parados- o el fraude masivo en la formación para el empleo están, en opinión de Garicano, detrás de parte del problema del mercado laboral español, pero también otros aspectos, como la excesiva rotación, los salarios demasiado bajos o la falta de capacitación para lo que realmente demandan las empresas.

A pesar de las diferencias ideológicas, la valoración de los problemas no dista tanto entre las fuerzas, otra cuestión es cómo atajarlos. «El diagnóstico es más o menos compartido, pero se habla de soluciones que no funcionan», destacó ayer el responsable económico de la formación que lidera Albert Rivera, citando como ejemplos la apuesta por las inspecciones de trabajo o las bonificaciones a la contratación, iniciativas que no han logrado mejorar el panorama laboral.

Ciudadanos aspira a llegar al Gobierno con con una serie de proyectos novedosos en materia económica, pero que fuera de España no lo son tanto y que pasan por mirarse en el espejo de las economías más dinámicas. Son ideas probadas y validadas, eso sí, en otros mercados y que el partido naranja confía en que puedan funcionar en el nacional. Una de sus apuestas estrella es crear un complemento salarial anual garantizado para asegurar que todo el mundo reciba un salario digno. Un suplemento presupuestado en unos 7.800 millones de euros anuales, menos del 1% del PIB. Para sufragarlo, Garicano propone una reforma del impuesto de sociedades que, aunque rebaje el tipo, suba la recaudación efectiva, así como la eliminación «de duplicidades y excesos» en la administración, entre ellos las diputaciones.

La creación de un contrato único e indefinido con indemnizaciones crecientes, un aumento en la inversión en I+D o la llamada mochila austriaca, una cuenta individual de cada trabajador de un 1% de su salario, de la que podrá disponer en caso de despido o en el momento de su jubilación, son también algunos de sus grandes proyectos para atacar la dualidad del mercado. De momento, al tercero se ha sumado recientemente el PP, algo de lo que se felicita Garicano que, pese a las diferencias con el resto de fuerzas políticas, tiene la esperanza «de llegar a un consenso en materia laboral».

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Fraude y la corrupción

Ciudadanos también confía en que la lucha contra el fraude fiscal suponga un importante incremento en los ingresos del Estado. «Creemos que ha faltado voluntad política en materia de fraude», criticó durante su visita a EL COMERCIO, y sostuvo la necesidad de ser mucho más duros con los incumplidores como sucede en otros países. «Aquí hay una tolerancia absoluta hacia los abusos, fraudes y mentiras», aseguró, para recordar que en otros estados las penas de cárcel no son nada extrañas para estos temas. Y ante la posibilidad de que las grandes fortunas abandonen España si se endurecen los castigos, fue tajante. «No cumplir las leyes no puede ser la ventaja competitiva de un país», afirmó, para también argumentar que en otros lugares se habría sido bastante más duro con casos como el del jugador del Barcelona Lionel Messi.

También insistió en la necesidad de terminar con la corrupción, más allá de posibles condenas penales o del ya famoso 3% que supuestamente cobraba CiU sobre las obras adjudicadas. «No solo es el 3%, un informe habla hasta del 20% del PIB español», señaló Garicano, que incluye en esas pérdidas «las obras faraónicas» e innecesarias que se pueden encargar sólo para cobrar las 'mordidas' o que se adjudiquen las obras a empresas que no se lo merecen, mientras otras pueden quebrar. «¿Cómo se le explica al ciudadano que tiene un túnel como el del metrotrén cerrado?», se preguntó.

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Pacto educativo

Pero de entre todas sus propuestas, hay una a la que da una importancia capital: la educación. Ciudadanos defiende que la mejora de la economía pasa por alcanzar un gran pacto educativo que dé estabilidad al sistema y que este debe lograrse rápido, en cuestión de meses, para que pueda ser una realidad antes del final de la legislatura. El acuerdo cree que «pasa por dejar de lado dos o tres asuntos muy controvertidos que nos separan y no determinan el éxito» del sistema y centrar los esfuerzos en mejorar la calidad de los docentes y en dar libertad a los directores de los centros para que busquen la excelencia. Para ello, Garicano reclama que la profesión del profesor «sea la más importante de todas, que quieran ir los más listos» y también un cambio radical en la forma de acceso, selección y carrera de los profesores, mucho más similar a la de la sanidad, en la que existe un MIR, rotaciones y los hospitales tienen cierto margen de libertad para contratar. «En el sector público hay que introducir el principio de la rendición de cuentas», sostiene este economista que también es consciente de que habrá que salvar reticencias.

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