Ayuso, Almeida y Feijóo saludan desde el balcón de Génova tras conocer los resultados electorales. EFE

Un escenario completamente diferente

Núñez Feijóo, que prometió convertir las elecciones en el principio del fin del sanchismo habrá empezado a restar los días que le faltan para alcanzar ese objetivo

Ignacio Marco-Gardoqui

Lunes, 29 de mayo 2023, 00:54

Supongo yo que a estas horas Pedro Sánchez se estará lamentando de haber conducido las elecciones a una disputa en torno a su persona. Claramente el PSOE ha perdido las elecciones, por votos totales, por comunidades autónomas y por ciudades representativas. Ser barrido en Madrid, ... perder Valencia, Aragón, Baleares, Castilla- La Mancha, la Rioja. Perder en Sevilla, Valladolid, Granada… y no ganar en Barcelona no es una derrota, es una catástrofe de consecuencias imprevisibles. ¿Le pasarán factura en el partido? No es previsible Me imagino yo que los barones regionales se envalentonarán un poco y asegurarán que 'ya lo dije yo' pero ninguno dará el paso decisivo, porque ninguno dispone del poder necesario, tras haberlo cedido sin plantear la mínima disputa. Sánchez tiene el partido como un erial y deberá pasar mucho tiempo hasta que crezca una pequeña brizna de hierba. Encima, con esta pertinaz sequía.

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Por el contrario, Núñez Feijóo, que prometió convertir las elecciones en el principio del fin del sanchismo habrá empezado a restar los días que le faltan para alcanzar ese objetivo. Quedan seis meses y una presidencia europea de por medio. Mucho tiempo. ¿Se paseará Sánchez por Bruselas con el 'tumbao que tienen los guapos al caminar' como canta el gran Rubén Blades, o se moverá por sus pasillos cabizbajo y humillado? Desde luego la presidencia europea, que iba a servir para relanzar su figura y aplastar a su adversario se puede transformar en un calvario, con su voz amortiguada bajo el estrépito del derrumbe.

La noche dejó muchas incógnitas. ¿Cómo planteará Feijóo el descabello? ¿Cambiará Sánchez sus apoyos, con un ERC que ha perdido la mitad de sus concejales en Barcelona, un Podemos con un fulgor pagado, un PNV escocido por sus pobres resultados en el País Vasco y un Bildu a quien el electorado ha comprado su discurso posibilista? Seguro que este domingo se durmió poco en las centrales de los partidos. Pero hoy, una vez secadas las lágrimas de las derrotas y apagadas los júbilos de las victorias, dormirán aún menos. Hay mucho que pensar y mucho por decidir, porque el escenario ha cambiado por completo.

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