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ANDRÉS SUÁREZ
OVIEDO.
Viernes, 31 de mayo 2019, 02:33
El PP de Asturias es un polvorín a punto de estallar. Los acontecimientos se acumulan a velocidad de vértigo. Al clima encendido que se vivió en la noche electoral en la sede popular hay que unir las discrepancias que la presidenta, Mercedes Fernández, y la candidata autonómica, Teresa Mallada, visibilizaron en público en el comité ejecutivo del miércoles ... , un órgano de dirección que habitualmente suele sustanciar sus debates en privado. Una reunión en la que se abordó una cuestión que se vio disimulada por el enfrentamiento abierto entre las dos dirigentes, pero que ha encendido los ánimos de los 'malladistas'. Se trata de la propuesta que esbozó Fernández, todavía por detallar, para ejecutar cambios de nombres y responsabilidades dentro del citado comité. El asunto hubiera devenido en bronca monumental si no fuera porque el partido, tanto en el Principado como en el resto del país, está pendiente de la definición de los pactos locales y autonómicos en los que se juega buena parte de su poder. Los afines a la candidata dan por hecho que en cuestión de semanas, cuando ese rompecabezas se despeje, se afrontará de forma definitiva la crisis interna por la vía de la imposición de una gestora que ponga fin al mandato de la actual cúpula regional.
La posibilidad de que Génova, sede nacional popular, imponga una gestora en el PP asturiano fue objeto de un vivo debate interno en los meses previos a las elecciones del 28-A y del 26-M, con firmes partidarios y detractores de esa intervención. Al final, la dirección que lidera Pablo Casado, pero cuya ejecutoria está en manos de Teodoro García Egea y Javier Maroto, decidió no tomar una medida tan drástica para mitigar el riesgo de un batacazo en las urnas. El problema es que, lejos de atenuarse, la tensión sigue creciendo sin freno y el partido camina hacia una nueva legislatura en Asturias en la que la dirección, con Fernández a los mandos, estaría frontalmente enfrentada al grupo parlamentario liderado por Teresa Mallada.
La propuesta de Fernández de remodelar el comité es, para los 'malladistas', la gota que colma el vaso. La renovación se sustenta sobre el principio de 'una persona, un cargo' y supone que quienes ahora entran en la Junta como diputados se mantengan dentro del órgano en calidad de tales, como miembros natos, pero abandonen las responsabilidades ejecutivas que ejercían y esos puestos que queden vacantes sean asumidos por otras personas. Ese cambio afectaría, por ejemplo, a miembros de la candidatura autonómica de Mallada, como Pablo Álvarez-Pire, Beatriz Polledo, Gloria García o Pablo González. De esta forma, el comité crecería en número de integrantes.
Los 'malladistas' ven en el anuncio de Fernández una maniobra para incluir a afines a sus posiciones en el comité ejecutivo y asegurar una posición mayoritaria en el mismo que ahora, sostienen en el entorno de la candidata, habría perdido.
Desde el entorno de la presidenta, por contra, enmarcan los cambios en la normalidad, sostienen que este mismo criterio ya se ha aplicado en el pasado sin problemas y consideran lógico que Fernández quiera contar en el comité ejecutivo con personas de su confianza que fueron diputados o alcaldes y que tras las elecciones del pasado domingo perdieron esa condición. Ahí encajan perfiles como los ex parlamentarios regionales Pedro de Rueda o Marifé Gómez o el hasta ahora alcalde de Coaña Salvador Méndez. Por cierto que en la reunión del miércoles ya se hizo efectivo el nombramiento como vocales del órgano en cuestión de la ex diputada nacional Susana López Ares y del presidente del PP de Lena, Fernando Secades.
¿Y ahora qué? En el cortísimo plazo se abre un compás de espera. Con los acuerdos municipales y autonómicos, en Asturias y en otros puntos del país, por cerrar, en una negociación en la que el PP se juega mucho, la dirección nacional se toma su tiempo. Preguntada ayer al respecto, Génova reiteró la versión oficial de que nada ha cambiado y que la gestora no se ha puesto hoy sobre la mesa.
Es lógico que nadie quiera reventar un proceso en el que el Partido Popular se juega alcaldías y gobiernos autonómicos y entre los afines a Mallada así se entiende. Pero también se da por seguro que una vez que se pase esa página -los ayuntamientos se forman el próximo día 15- se aborde la resolución de la crisis que tiene fracturada en muchos pedazos la organización. Se habla de que o bien Génova tome directamente la iniciativa o bien se la inste a intervenir. Y se apunta a una cuestión de semanas, sin descartar que sea en junio o julio para frenar los cambios en la dirección que planea Fernández o, a más tardar, en septiembre.
Que ese es el desenlace más probable es un criterio compartido incluso por dirigentes afines a Mercedes Fernández, que asumen que, sin elecciones ya en el horizonte, la sentencia ya está escrita en Madrid.
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