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Una de las más cruentas batallas electorales se libran estos días en las redes sociales, convertidas en protagonistas indiscutibles de las estrategias de marketing político. Un combate que los candidatos en los próximos comicios autonómicos y municipales -incluso los más celosos de su intimidad- han comenzado a librar con mayor o menor fortuna y un denominador común: la búsqueda de nuevos nichos de votantes.
Así lo han entendido ya en la Federación Socialista Asturiana (FSA), lanzada a por el voto más joven desde su cuenta en TikTok, la aplicación de vídeos cortos no apta para 'boomers'.
Porque, en estas elecciones, una de las tendencias que se imponen es la de los vídeos de corta duración. Micropíldoras audiovisuales en las que los aspirantes a gobernarnos resumen su particular visión de la realidad y, así, no es extraño ver al político de turno en cualquier acto de campaña pegado a uno o varios cámaras que luego editan lo grabado y lo escupen a internet.
Fíjense, por ejemplo, en el candidato socialista a la Alcaldía de Gijón, Luis Manuel Flórez 'Floro', un hombre últimamente pegado a un micrófono de corbata. O al aspirante de su mismo partido -y actual alcalde- en Siero, Ángel García 'Cepi' -con uno de los equipos de comunicación más nutridos de la región-, que no tiene reparos en dejar que sus 'followers' le acompañen a ver a Borja, su entrenador, o se metan en la intimidad de su hogar. Así que 'Cepi' lo vemos desde que suena el despertador hasta que se prepara el desayuno mientras hojea la prensa, fregando los cacharros, a punto de meterse en la ducha, lavándose los dientes y hasta haciéndose la cama. Y los límites entre lo público lo privado quedan directamente pulverizados cuando ficha en el Ayuntamiento, toma posesión de su despacho y reclama a sus cámaras con un gesto de falso hastío: «Oye, dejáime en paz ya, ho».
Desde las listas de Spotify a los podcast como 'Lo de las elecciones' -liderado por el candidato de Izquierda Unida en Pravia, David Fernández-, pasando por la clásica foto con bebé o animal, también muy utilizada. Casi todo vale para acortar distancias con el electorado demostrando cercanía. Algo que también sabe bien el popular Diego Canga, que aspira a presidir el Principado montando en bici, atacando 'Para Elisa' al piano, preparando una paella e incluso haciendo remo en el gimnasio de su casa en mangas de camisa.
Hay quien tira bastante de su vocación profesional -como su rival de Podemos, la pediatra Covadonga Tomé- a la hora de colgar post, quien se va de cañas (Vox y Ciudadanos) y quien, como el presidente de la Junta General, Marcelino Marcos Líndez, no tiene reparos en coger la gadaña y ponerse a segar mientras reparte propaganda.
Pero nadie con tanto dominio de las redes como el actual presidente del Principado, Adrián Barbón, sin duda el mayor de los 'influencers' de la clase política asturiana, que lo mismo opina sobre el 'caso Obregón', que nos enseña a su familia y mejores amigos, o que resuelve las inquietudes de cualquier ciudadano de a pie vía Facebook.
El candidato socialista a Suárez de la Riva aspira a la reelección aupado por una marca personal que incluso supera a la de su propio partido. Barbón cuenta con un ejército de casi 44.000 seguidores en Twitter, frente a los poco más de 8.000 de la FSA.
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