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A. SUÁREZ
OVIEDO.
Lunes, 20 de mayo 2019, 03:28
Las encuestas no son las urnas, pero marcan una tendencia clara de por dónde van las preferencias de los ciudadanos, y la que desde el sábado viene publicando EL COMERCIO, elaborada por Invesmark, ha agitado el panorama político asturiano a una semana de las elecciones autonómicas y locales ... . Un sondeo que analizaron ayer candidatos y dirigentes de todos los partidos, apelando al voto útil desde un doble punto de vista. Aquellos que salen mejor parados piden no confiarse y asegurar la movilización más amplia posible para no llevarse luego un disgusto en el recuento. Los que se quedan en posiciones más retrasadas, por su parte, llaman a la remontada y consideran que el resultado final será mejor que el que ahora arrojan los pronósticos.
En el PSOE el clima es de optimismo contenido. Los 16-17 diputados que le asigna la encuesta sitúan a Barbón muy cerca de la Presidencia del Principado, y además le dan margen para elegir entre la opción teóricamente más factible, un pacto con la izquierda que incluya a Podemos e IU, o un 'plan b' que parece complicado pero que no se puede descartar, con Ciudadanos. «No se puede bajar la guardia ni confiarse», anotó ayer el candidato, que entiende que tanto la existencia de una bolsa de voto indeciso como los apoyos ocultos con que pueda contar la derecha son una amenaza para ese posible triunfo.
El sondeo da un crecimiento notable a Ciudadanos, donde, con todo, el sabor que se paladea no deja de ser agridulce. Por supuesto que se considera muy favorable pasar de tres a ocho diputados. El problema es que, de cuajar una mayoría de la izquierda, esa representación parlamentaria tendría poco que decir durante la legislatura. De ahí que su cabeza de lista, Juan Vázquez, interprete que la distancia que les separa del PSOE es «muy corta» y que hay que trabajar para consolidar la segunda posición pero incluso para pelear por la primera.
En el PP, por contra, gana terreno la desazón. Pasar de los once escaños actuales a una horquilla de entre seis y siete es un golpe duro y ayer, en las filas populares, imperaba la inquietud por un posible mal resultado tanto en las autonómicas como en las municipales, singularmente en Gijón. La candidata al Principado, Teresa Mallada, intentó contrarrestar ese pesimismo con un mensaje de llamamiento a la pelea al leer en la encuesta que el PP es «la única posibilidad» de contrarrestar las políticas de la izquierda en Asturias, en la medida en que situó en ese espectro ideológico no solo a PSOE, Podemos e IU sino también a Ciudadanos y Juan Vázquez.
En el terreno de la izquierda, tanto Podemos como IU consideran que la demoscopia infravalora sus posibilidades reales. «Somos un partido de remontadas», apuntó el secretario general del partido morado, Daniel Ripa, que enarbola la bandera de los suyos como única opción eficaz de «cambio». La candidata de Izquierda Unida, Ángela Vallina, sustenta sus expectativas de un buen resultado en las urnas sobre la teoría de que dado que la encuesta fue elaborada poco tiempo después de las generales, eso «distorsiona» el balance y no mide el empuje real de su formación.
La encuesta da un resultado discreto a Foro, que pasaría de tres diputados a quedarse con uno o dos. Su vicepresidente, Francisco Álvarez-Cascos, prefiere quedarse con los buenos datos de valoración de gestión de la candidata, Carmen Moriyón, en su labor como alcaldesa de Gijón. «Lo que vale para el ayuntamiento vale como garantía de presidenta fiable de todos los asturianos», anotó.
En el caso de Vox, el pronóstico le otorga dos escaños en su estreno en la Junta. «Son resultados positivos pero no nos fiamos, queremos acabar con 31 años de PSOE», señaló Ignacio Blanco.
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