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Las empresas asturianas afrontan una semana «crítica» ante el mantenimiento de los paros en el transporte, con los almacenes llenos de mercancía que no pueden servir y sin materias primas con las que continuar su actividad. Algunas consiguen mantener a duras penas una mermada producción ... por los aprovisionamientos puntuales que les llegan gracias a las labores de escolta realizadas por las fuerzas de seguridad del Estado. Sin embargo, coinciden en que estos son insuficientes y que es inviable seguir con esta situación en el tiempo, mientras que denuncian que la tramitación de un expediente de regulación temporal de empleo se alarga demasiado.
En este contexto, los transportistas asturianos que secundan el paro convocado en toda España por la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera –los integrados en UITA y Cesintra– mantienen su pulso y aseguran que las propuestas del Gobierno no les valen. Ayer volvieron a hacer sendas demostraciones de fuerza, con marchas lentas tanto en en la 'Y', como en la autovía del Cantábrico, entre Luarca y Ribadeo.
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En el centro de la región, alrededor de tres centenares de cabezas tractoras se concentraron en el entorno de Parque Astur, tras haber salido en varias columnas desde los principales parques de transporte y polígonos de Gijón, Oviedo y Avilés, para circular por la 'Y' a velocidad reducida, por momentos, incluso, a 8 kilómetros por hora. La protesta, que se desarrolló durante más de tres horas, no provocó incidentes, aunque sí el bloqueo de los accesos a Avilés, primero, en el entorno de la ría y del polígono del PEPA, para después trasladar la protesta a Gijón con igual resultado: el bloqueo de los accesos a El Musel y también de la avenida del Príncipe de Asturias.
Al mismo tiempo, en el occidente, 106 cabezas tractoras realizaban una protesta similar en la autovía del Cantábrico. Los transportistas salieron de Navia, dirección Ribadeo, para después regresar hacia Luarca, dar la vuelta en Barcia y volver al punto del que habían salido.
Mientras el conflicto sigue enquistado, las compañías de todos los sectores van sufriendo más y más la presión del paro. «Cada vez es mayor el número de empresas que están activando planes de formación y vacaciones como consecuencia de la parada de actividad por falta de materiales y suministros», subrayaron ayer fuentes de Femetal, que consideran «insuficientes» las medidas adoptadas en colaboración con la Delegación del Gobierno en Asturias para facilitar la movilidad de camiones de transporte especial de servicios mínimos. Ayer se escoltaron 33 convoyes con 177 camiones y se identificó a siete participantes en piquetes.
«Las empresas se encuentran ante una semana crítica y si no se da solución a los paros en el transporte, será generalizada la petición de ERTE, entre otras medidas», advierte esta patronal. Arcelor, por ejemplo, paró ayer alambrón y hoy hará lo propio con hojalata, mientras que en los puertos de Gijón y Avilés se comienzan a acumular productos en sus muelles. Explican desde ambas autoridades portuarias que los barcos se están cargando y descargando con normalidad, pero que existen demoras en los traslados y muchas mercancías se quedan en el puerto. En el caso de Avilés, reconocen que a finales de semana podrá haber ya dificultades para descargar algún buque por la falta de espacio.
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Los problemas se agudizan en las compañías que trabajan con productos perecederos. Los empresarios cárnicos urgieron ayer al Gobierno a llegar a un acuerdo con el transporte. El presidente de Asincar, Antonio Palacio, explicó que las industrias que venden fuera de Asturias están viendo cómo se acumulan los productos fabricados en las cámaras de refrigeración, mientras que los transportistas no recogen los pedidos, que no pueden llegar a su destino. «Además, en breve, surgirán problemas derivados del acopio de materia prima», pronosticó. Asimismo, el ganado tampoco llega a las salas de sacrificio y estas a su vez tienen dificultades para servir a las de despiece y a la industria chacinera. Por otro lado, empresas como CAPSA mantienen la recogida de leche, después de que en los últimos días haya podido atender a ciertos clientes en la región, no así los nacionales, gracias a la escolta de convoyes. Otras compañías como Ilas-Reny Picot o Nestlé también tienen problemas. Esta última reconoce que sus plantas de la cornisa cantábrica «están teniendo dificultades en la recepción de mercancías, como materias primas y envases, así como en la expedición de producto terminado».
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