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LAURA CASTRO
GIJÓN.
Martes, 10 de septiembre 2019, 01:34
Buscar alternativas se ha convertido en el objetivo principal desde que Vesuvius anunció el pasado jueves el cierre de sus plantas de Langreo, con 111 trabajadores, y de Miranda de Ebro, en Burgos, con 17. La empresa, especializada en la fabricación de piezas ... refractarias para la industria siderúrgica, promete estudiar las opciones que se presenten durante los 30 días de negociación del expediente de regulación de empleo (ERE), que empezarán a contar a partir del próximo jueves, cuando lo presente de manera oficial en la Dirección General de Trabajo. Y lo hará con los representantes de los trabajadores, pero también abre la puerta a dialogar con el Principado y el Ministerio de Industria. Es el mensaje que trasladaron ayer fuentes cercanas al proceso a este diario, que confirman que el objetivo es «dejar a la plantilla en las mejores condiciones posibles».
Nada más saltar el anuncio del cierre, el Principado mostró su apoyo a los trabajadores y aseguró que emplearía «todas las armas» para evitar los despidos. Y en este objetivo trabaja, una vez más, de la mano del Gobierno central a través del Ministerio de Industria, como sucedió en otras crisis recientes como la de Alcoa y la de Duro Felguera. «Vamos a intentar todo para frenarlo, desde luego», dijo Adrián Barbón, presidente del Principado, durante la celebración del Día de Asturias en referencia al ERE. Y en esas está también la plantilla, que ya el primer día cerró la fábrica durante varias horas como protesta y desempolvó las pancartas que había sacado diez años antes, cuando Vesuvius anunció por primera vez su intención de cerrar la planta langreana. El conflicto se resolvió finalmente por medio de prejubilaciones y bajas incentivadas y los trabajadores pasaron a tener únicamente dos turnos, en lugar de tres.
El motivo que alega ahora la multinacional angloamericana no ha cambiado: la mala situación que vive el sector siderúrgico y la previsión de que en los próximos años la producción de acero se trasladará a los países del este. Los representantes de los trabajadores están convencidos de que es una deslocalización, pues Vesuvius exporta el 70% de lo que produce a países como Turquía, donde el sector del acero es «altamente competitivo», tal y como defendió Damián Manzano, responsable de Industria de CC OO de Asturias. Sus productores son, de hecho, los principales competidores de las plantas asturianas de Arcelor, especialmente desde que Donald Trump desató la guerra comercial con China, pues el acero turco que antes recaía en el mercado estadounidense lo hace ahora en el europeo.
Asimismo, la planta de Vesuvius en Langreo es «rentable, eficiente y tiene una buena posición dentro del grupo», según defendió el presidente del comité de empresa, Juan Manuel Suárez Baragaño, quien se niega a aceptar que la crisis del acero sea el motivo del cierre. «Nos encontramos con empresarios que quieren sacar más beneficios en otros países donde los costes laborales son más bajos», zanjó.
Sea como fuere, Asturias se enfrenta de nuevo a una crisis industrial sin haberse recuperado de las precedentes -Alcoa, Duro Felguera y los recortes de Arcelor- y la cuenca del Nalón vislumbra otro fracaso de reindustrialización. Es más, Vesuvius fue una apuesta por la descarbonización de las comarcas mineras, que recibió más de 2 millones de euros de impulso público en sus inicios y que ahora, en medio de la transición energética, se evapora.
El anuncio de este nuevo cierre llegó apenas tres días después de que Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, visitara la región y se reuniera con los empresarios, el presidente del Principado y los sindicatos. Todos ellos le pidieron un estudio del impacto específico que tendría la descarbonización en Asturias y también iniciativas a medida para minimizarlo. La ministra aseguró que el análisis sobre la transición energética en Asturias era «muy oportuno» y que el plan de reindustrialización nacional tendría en cuenta a la comunidad al considerarla «en riesgo». En este sentido, el Gobierno aprobó el viernes una nueva convocatoria del programa Reindus con 400 millones para financiar proyectos industriales y dará prioridad a aquellos que se desarrollen en las comarcas mineras.
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