M. VARELA / N. A. ERAUSQUIN
LANGREO.
Domingo, 22 de septiembre 2019, 05:10
Como si fueran sintecho. Con cartones en el suelo, sacos de dormir, pequeños fuegos en bidones para hacer más llevadera la bajada de temperatura nocturna y, sobre todo, con mucho enfado con Vesuvius y ganas de lucha por su futuro y el de sus ... hijos. Las familias de los trabajadores de la planta de refractarios de Riaño, cuyo cierre anunció la empresa a pesar de dar beneficios, se dispusieron ayer a pasar la noche debajo del puente que comunica los distritos langreanos de La Felguera y Sama. De techo, el corredor del Nalón. Fue una acción reivindicativa distinta a lo habitual en las luchas obreras, una alegoría de lo que puede pasar si la factoría, finalmente, deja a 111 familias sin trabajo, como es ahora su intención. «Queremos reflejar lo que nos quiere hacer Vesuvius», señalaban los operarios.
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A última hora de la tarde, padres, madres y también niños comenzaron a montar este particular poblado, en el que predominaba el color naranja de las camisetas que vestía la mayoría, símbolo ya de esta pelea contra una nueva multinacional, como fue el amarillo para los trabajadores de Alcoa de Avilés, pero que trascendió a la propia plantilla de la aluminera. «Luchamos por nuestro trabajo pero también para despertar a Asturias. No podemos permitir que esto le ocurra a ningún trabajador más», arengaba el presidente del comité de empresa, Juan Manuel Suárez Baragaño, que insistía en que «hay que defender el tejido industrial asturiano, que es nuestro futuro».
Todo el Nalón debajo de un puente con el castillete del pozo Fondón al fondo, y protegiéndose del frío hormigón con cartones, la plantilla de Vesuvius comenzaba cerca de las ocho de la tarde a desplegar mantas, tumbonas, sillas y sacos de dormir en el suelo del aparcamiento. David Martínez llegó acompañado por su mujer y sus dos hijas, una de siete años y otra de apenas 17 meses, «quieren pasar la noche conmigo, somos una familia y nuestra fuerza es estar juntos, pero igual a la bebe la llevamos a casa, depende del frío», explicaba.
Llegaron con muchos ánimos pero al ver los colchones y los bidones que se llenaban de madera para combatir el frío, mientras los niños jugaban alrededor, algunos ojos se volvieron vidriosos. Está mucho en juego para las 111 familias que viven de la factoría de refractarios de Riaño. Si no hay una solución a este conflicto, los más jóvenes ya piensan en emigrar, los veteranos en qué harán, lo complicado que puede ser reinventarse a cierta edad y lograr otro trabajo, y los que tienen niños sufren más por ellos. Tras once años en la planta de Riaño, Marcos Antonio Menéndez, afrontaba la noche «con tristeza». «Si nos despiden no sé qué podré hacer con mi vida, porque las perspectivas de trabajo en Asturias son muy escasas, da vértigo verse en el paro», explicaba.
Sin embargo, cuando los ánimos bajaban, alguien gritaba «Vesuvius no se cierra», se volvía a la lucha y se recuperaba la compostura. Son muchos los que hace diez años ya se vieron en la calle, cuando la compañía anunció otro ERE de extinción y, sin embargo, aquella vez se logró el mantenimiento de la factoría.
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«Nadie nos esperábamos esto. Somos rentables y trabajamos muy bien, pero deciden despedirnos, parecemos los tontos de Europa. Se llevan nuestro trabajo para Polonia y luego lo traerán a vender a Asturias y a España. Van a hacer lo que hacemos aquí en Polonia. No tiene lógica», se lamentaba con cierta desesperación José Ramón Puente, con 22 años de experiencia en la empresa.
Las historias son tantas como las de los trabajadores que forman la ya gran familia de Vesuvius. Tras casi veinte años en las oficinas de la factoría, Luz Vázquez fue una de las mujeres que decidió dormir ayer bajo el puente. «Si nos quedamos en casa llorando no tendremos futuro, nadie nos regala ni una esperanza, por eso luchamos», comentaba orgullosa de la unión de todos.
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La marea naranja ya es imparable y junto a ella muchos vecinos del Nalón. Algunos quisieron pasar por debajo del puente para darles ánimos. Tras una noche dura, esta mañana está previsto que los trabajadores trasladen su protesta al mercado tradicional de Cenera, en la comarca del Caudal, ya que entienden que este movimiento de deslocalización podría producirse en muchas empresas asturianas si no se frena antes.
No es la única movilización que tienen prevista. El martes iniciarán una marcha a pie desde la factoría langreana hasta la Junta General del Principado, en la que esperan contar con un apoyo masivo y superior aún al mostrado el pasado lunes en la caminata desde la planta hasta el Ayuntamiento del municipio, en la que participaron miles de personas.
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