S. BAQUEDANO
GIJÓN.
Viernes, 18 de mayo 2018, 01:14
La opa de la empresa pública china China Three Gorges sobre la compañía lusa EdP, principal operador eléctrico en Asturias, está provocando reacciones en cadena en Europa. A los recelos del Gobierno español a esta operación se une también el movimiento sindical ... europeo. La Federación CFE Energies, una de las mayores organizaciones francesas, ha reivindicado a Bruselas que «reaccione reorientando la construcción de la Europa energética hacia una mayor soberanía, con una capacidad real para proteger nuestras infraestructuras estratégicas y defender nuestros intereses».
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El sindicato CFE considera que «Europa no puede permanecer pasiva e ingenua» ante esta «importante operación», que supone «un paso más allá de China en su estrategia de conquistar las infraestructuras estratégicas europeas: el transporte y la energía».
«Más allá del transporte cuya conquista tiene como objetivo controlar el flujo de comercio, ya sea con el control del puerto griego de El Pireo o las inversiones colosales en el este y sur de Europa para construir sus 'rutas de la seda', esta adquisición de EdP supone una clara estrategia de liderazgo chino en industrias relacionadas con las nuevas tecnologías energéticas. Peor aún, la creciente digitalización de la energía energética puede poner a los países europeos en una situación de creciente dependencia del monopolio de los metales en los que juega China», advierte.
Para la CFE Energies, son «los intereses vitales de Europa los que están en juego hoy en día, su capacidad de controlar su destino en un mundo marcado por el retorno de las lógicas de poder y el aumento de las tensiones geopolíticas».
Opina esta organización sindical que «en energía más que en cualquier otro lugar, los líderes europeos deberían priorizar la soberanía europea».
La Comisión Europea también ha comenzado a movilizarse ante la opa de la china CTG. Según publica 'Cinco Días', Bruselas ha puesto fin a la ofensiva contra las acciones de oro que obligó hace años a desmantelar los blindajes de compañías como la eléctrica Endesa o la petrolera Repsol. Así, la Comisión ha pasado de perseguir cualquier restricción a la libre circulación de capital a alentar la protección de infraestructuras y sectores que se consideren estratégicos para la seguridad o la prosperidad del conjunto de la Unión Europea. Bruselas acepta ahora que los Estados establezcan ciertas barreras a la entrada de capital en sectores estratégicos. Un giro reclamado con ahínco por Berlín y París e impulsado tras la creciente avalancha de capital vinculado al Gobierno de China.
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