El Primero de Mayo más pobre

Las cifras del último informe de la Red Asturiana de Lucha contra la Pobreza (EAPN en sus siglas en inglés) indicaban que, antes de la llegada de la pandemia, el 21% de la población asturiana estaba «en riesgo de pobreza». Las entidades sociales creen que esa situación en la que vivían 215.000 asturianos se convertirá, tras el coronavirus, en «riesgo de exclusión».

Así lo asegura una de las integrantes del gran conglomerado de ONGs que conforma EAPN. Según Cáritas, el COVID-19 «aumentará el grupo de personas en exclusión social en Asturias y provocará un agravamiento de las condiciones de vida». Unas palabras que sustenta en cifras: «Solo hasta finales de abril ya hubo 14.000 solicitudes de ayuda de autónomos», un tejido especialmente sensible en Asturias. «Más del 50% está dedicado al sector servicios y más del 60% no tiene trabajadores».

Los trabajadores por cuenta propia ya están acudiendo a solicitar ayudas a Cáritas. «En la anterior crisis, la de 2008, ya tuvimos a empresarios que necesitaron nuestro apoyo porque se quedaron sin nada. Ahora estamos viendo la misma situación», explicaron fuentes de Caritas.

Las mismas que advierten de que Asturias no se encontraba en una situación especialmente buena antes de la crisis. «La falta de empleo o la precariedad era un factor más presente en la población en exclusión de Asturias que en el resto de España ya el año pasado, según el informe de Foessa que presentamos en septiembre».

En él ya dejaban claro «que el porcentaje de personas en situación de paro de larga duración es del 54,7%, diez puntos por encima de la media nacional». Un colectivo «que solo se ha reducido en un 6% desde 2013». Ahora, los datos indican que todo ha ido a peor. «El mayor riesgo es que la bolsa de exclusión social aumente y empeoren las condiciones de vida debido a un aumento del desempleo de larga duración», una circunstancia que, según Cáritas, «situaría a esas personas claramente en exclusión social». Es decir, a personas con ingresos por debajo de los 300 euros al mes.

Además de su temor por el crecimiento del colectivo de parados de larga duración, Cáritas alerta de la destrucción de empleo precarizado. «Ha desaparecido casi por completo desde el estado de alarma». Entre los trabajos afectados, especialmente, las dedicados «al sector de hogar y cuidados», con situaciones tan graves «como internas que se han quedado en la calle», en la versión más literal de la palabra: sin hogar.

Según explican desde Cáritas, «nos hemos encontrado con empleadas del hogar que han sido confinadas en al vivienda en la que prestaban servicio. Pero, también, a otras cuyos empleadores, ante el temor de un contagio, han decidido prescindir de sus servicios sin tener en cuenta que la casa en la que residían como internas era su único hogar».

Esas mujeres, «en su mayoría migrantes», han tenido que ser acogidas por la red de Cáritas «o están compartiendo pisos con compatriotas» que, a su vez, también se encuentran en situación de máxima vulnerabilidad, puesto que la mayoría lograba algún recurso en el sector servicios «que ahora está paralizado».

Aunque Cáritas aplaude la llegada de ayudas temporales, advierte de que «no paliarán las situaciones más difíciles, ya que las personas que no están dadas de alta en la Seguridad Social no cobrarán ninguna ayuda». Por ese motivo, solicitan «una ayuda de emergencia temporal para el personal de empleo doméstico» así como «poner fin a la brecha digital», pues la mayoría de ayudas «solo se pueden solicitar telemáticamente».