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Eduardo Paneque y Oscar Pandiello
Oviedo
Martes, 24 de septiembre 2019, 16:59
Los días pasan y el ERE de extinción anunciado por Vesuvius, que se traduce en un cierre de sus plantas de Langreo y Miranda del Ebro, ya asoma en el horizonte sin que los trabajadores tengan una solución alternativa a la pérdida de ... sus empleos. En concreto, quedan tres semanas para que los despidos se hagan efectivos y desde el Ministerio de Industria ya están moviendo ficha para que la dirección de la multinacional inglesa cambie de parecer y mantenga los puestos de trabajo.
Así lo anunció esta mañana el consejero de Industria, Enrique Fernández, en la reunión mantenida con los representantes sindicales de la planta de Langreo tras la marcha que llevó a cientos de personas desde la factoría hasta la Junta General del Principado. Según explicó el consejero, la opción «número uno» es que el asunto se aborde en instancias europeas y de forma directa con la dirección de la compañía, ya que los delegados enviados a Asturias por no tienen, a su juicio, capacidad para revertir esta situación.
«La opción número uno es que se trate a nivel europeo, que se vaya a Londres. Y se va a ir. El Ministerio de Industria va a estar en Londres y va a traer información de primera mano de los que yo creo que pueden decidir, no de los que han venido aquí«, subrayó durante la reunión. En este encuentro estuvieron todos los partidos políticos representados en la Junta menos Vox. Todos los presentes realizaron sus preguntas a los representantes sindicales para conocer de primera mano las peculiaridades del conflicto y ofrecer su apoyo a la plantilla.
«Cansados aunque emocionados». Un sentir que verbalizaba Juan Manuel García Baragaño, presidente del comité de empresa de Vesuvius, al término de la marcha a pie entre la fábrica (Riaño) y la Junta General del Principado y que, probablemente, compartirán las más de mil personas que hicieron la totalidad del recorrido. Para cuando cuando las fuerzas flaqueaban, otros tantos se sumaban para dar su apoyo. Lo hacían al paso por Tiñana, Granda, Colloto y ya en Oviedo. Y así hasta superar las más de dos mil personas que se agolparon frente al parlamento regional.
'Vesuvius no se cierra' es el lema oficial pero los gritos, interrumpidos por los petardos y los botes de humo, variaban entre el '¡Asturias, ponte en pie'! y el pancartero 'Por el futuro de la industria asturiana'. En el horizonte más de veinte kilómetros pero sobre todo, la fecha tope del 15 de octubre para torcer la voluntad inicial de la empresa y encontrar una salida que evite que 111 trabajadores se queden en la calle. El discurso está y el argumentario para combatirlo también: « Estamos luchándolo, con toda la fuerza del mundo, porque ahora Vesuvius vienen con una deslocalización del trabajo para llevarlo a Polonia y Turquía, es lo mismo que hace unos años», cuenta Jesús Ureta para quien no es la primera manifestación en sus 13 años de trabajo en la fábrica. Ana Sedano tampoco es nueva, son 29 años ya a sus espaldas. Quizá por ello no puede obviar que «es una edad muy complicada para volver a rehacer mi vida laboral y, como yo, también para la gente que está empezando con niños pequeños arrancando un proyecto de vida»
Como es menester, todos iban ataviados con las camisetas de color naranja, el elegido para estas manifestaciones. A primera hora, antes de partir de las 8 de la mañana, tuvieron un intercambio simbólico con las de color amarillo, esto es, las que portaron los trabajadores de Alcoa en sus reivindicaciones hace solo tres meses. José Manuel de la Uz, presidente del comité de empresa de la factoría avilesina, subrayaba que «esto es una deslocalización pura y dura que no tiene sentido y los políticos tienen que hacer lo posible para que esta gente siga trabajando». A sus palabras, su homólogo en Vesuvius subía un grado la intensidad y calificaba la situación como «el ERE de la vergüenza» y añadía que «es un desmantelamiento y no lo podemos permitir».
Los trabajadores de Alcoa no fueron los únicos en sumarse la a marcha a pie de este martes. También lo hicieron los de otras empresas como Arcelor, Alimerka o Asturiana de Zinc. Nacho Requena pertenece a esta última y se mostraba optimista ante la efectividad de la lucha en la calle: «La solución es posible y entre todos vamos a intentar revertir esta situación porque es justa y razonable». También el aliento de otros tantos como buena parte de la Asociación de Vecinos de Riañu, el Colectivo Les Filanderes o todos esos trabajadores que salían de sus oficinas al paso de la marcha para dar palabras de ánimo y un puñado que de aplausos que, unos cuantos kilómetros después, eran recibidos como un chute de energía entre los manifestantes.
Ya en Oviedo todo se soltó toda la artillería, prácticamente en sentido literal. Petardos, botes de humo y todos tipo de parafernalia para darle épica a la entrada a la capital. En la Junta les esperaban los portavoces la totalidad –excepto Vox- de los grupos parlamentarios con quienes se reunieron durante casi una hora. A la cita se sumó el consejero de Industria, Empleo y Turismo, Enrique Fernández, quien subrayó el apoyo del Gobierno autonómico y garantizó que «tocaremos todas las puertas».
Los suyos esperaban en la calle para aplaudir, abrazar, emocionarse y confiar en que aún hay margen suficiente. De momento la ilusión, aunque fuera por un instante, ahí quedaba grabada.
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