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No solo cerraron con sus discursos la manifestación del Primero de Mayo convocada en Gijón por los sindicatos minoritarios CSI, CGT, CNT y Suatea, sino pusieron ritmo al recorrido a golpe de tambor y con sus lemas. Las mujeres tuvieron esta mañana ... más protagonismo que nunca en una protesta en la que se mezclaron reivindicaciones que van más allá de las tradicionales relacionadas con el mercado de trabajo. Se reclamaron mejores condiciones en el empleo, el fin de la precariedad o la derogación de las últimas dos reformas laborales, pero también pensiones dignas, la cooficialidad, el fin del desmantelamiento de los servicios públicos, la supervivencia de la Casa Sindical, acabar con la ley mordaza, que el pago de la deuda deje de estar por encima de las personas y, sobre todo, «justicia para las mujeres». «Ser manada» contra el machismo y el patriarcardo se exigió al final de la manifestación en el Náutico, que congregó a unas 3.000 personas, y en la que los lemas también se tiñeron de morado, con consignas como «los sindicatos también son nuestros», «muyeres a la llucha que somos muches», «obrera despedida, patrón colgau» o «hasta los ovarios de contratos precarios».
A mitad de marcha, el grupo 'Percusión feminista' animó una manifestación en la que había jóvenes y mayores, pero también familias y, sobre todo, muchas mujeres y peticiones variadas, desde las ligadas directamente a conflictos laborales, con pancartas sobre los problemas en Duro Felguera, ArcelorMittal, Clas, Modultec o Correos a las que exigían servicios públicos de calidad y sin precariedad o las numerosas que hacían referencia a la discriminación femenina, pasando por otras de distinto carácter como la que reclamaba sanciones para Israel por su conflicto con Palestina.
Con banderas de los sindicatos convocantes, pero también asturianas, republicanas, la arcoíris, de Andecha Astur o palestinas, la protesta salió de la Casa Sindical a las 12.45 horas, con cierto retraso, después de que se colgara una pancarta en defensa del edificio en la que se daba «el primer avisu» de que no está en ruinas y de que es «el patrimoniu de la clase obrera», y de un discurso de la historiadora Laila Bermúdez en el que acusaba al Ayuntamiento de Gijón de querer especular con un inmueble «histórico», tanto por ser hogar de organizaciones sindicales, como por su diseño «objeto de cuidado y protección internacional».
Sin ningún tipo del altercado, también con acusaciones a UGT y CC OO de haberse vendido al poder, la manifestación gijonesa discurrió por algunas de las principales calles de la ciudad para terminar en el Náutico, donde algunos ciudadanos que pasaban el día festivo paseando por San Lorenzo se unieron al cierre de protesta en el que la música también tuvo un especial protagonismo, sobre todo, el Himno de Mujeres Libres, que reclama «escribir de nuevo la palabra mujer».
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