PALOMA LAMADRID
GIJÓN.
Domingo, 6 de enero 2019, 04:16
«Incertidumbre» es una de las palabras más recurrentes entre los agentes sociales a la hora de hablar de las perspectivas para el año que acaba de comenzar. Si bien 2018 cerró con la buena noticia del descenso interanual del paro en un 4,89% (3.743 desempleados menos), lo cierto es que la creación de empleo no acompañó a estas cifras esperanzadoras. De hecho, Asturias es la comunidad donde menos aumentó la generación de puestos de trabajo, con un incremento de las afiliaciones a la Seguridad Social del 0,96%, mientras que en la media española ascendieron un 3,06%. La construcción lideró la caída del desempleo (un 12,6% entre enero y diciembre), seguida del sector servicios (-8,81%) y la industria (-7,31%).
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Pero la variación mensual muestra una tendencia preocupante, ya que en diciembre se incrementó el paro tanto en la construcción (4,72%) como en la industria (0,76%), la agricultura y la pesca (3,42%). Solo se salvaron los servicios, donde el desempleo bajó un 1,47% debido a la campaña navideña, al igual que en el colectivo sin empleo anterior, con un 2,12%, posiblemente por el mismo motivo. Puede que se trate de una cuestión coyuntural en el caso del 'ladrillo', donde las perspectivas de cara a 2019 son buenas. Pero la situación en la industria es muy diferente por la amenaza que supone la transición energética, cuyos efectos ya se comenzaron a percibir en 2018. La pérdida de competitividad de las compañías electrointensivas se ha materializado en los expedientes de regulación de empleo presentados por Alcoa y Arcelor.
Y ya advirtió el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), Belarmino Feito, a final de año de que «lo peor está por venir». Los sindicatos también atisban un futuro complicado. «2019 va a ser muy duro, menos mal que tenemos presupuestos», apuntó el secretario general de UGT Asturias, Javier Fernández Lanero. Será un año lleno de obstáculos «a nivel industrial, con grandes conflictos, donde ya se nota la falta de competitividad». Un problema añadido es el bloqueo de las negociaciones de varios convenios que afectan a alrededor de 40.000 trabajadores en la región. En concreto, el de hostelería, mayoristas de alimentación (grandes superficies) y construcción, así como los de carpintería, maderas y almacenes mixtos y trabajos forestales y aserraderos.
«Deberíamos ir todos unidos de la mano, pero tenemos problemas con la patronal en un momento de crecimiento económico y beneficios empresariales, que no se reparten entre los trabajadores. No entendemos la postura irresponsable de Fade, que pone en peligro que podamos hacer frentes comunes para defender nuestra industria, las infraestructuras...», señaló Lanero. También puso de manifiesto las dificultades para llegar a acuerdos con la patronal asturiana el responsable del área de Acción Sindical de CC OO, Gerardo Argüelles, quien apreció mejor sintonía con el Gobierno, «aunque este tiene que encontrar el máximo apoyo parlamentario». No obstante, como nota positiva, pronosticó que la subida del Salario Mínimo Interprofesional hasta los 900 euros en catorce pagas «va a ayudar a que los sueldos más bajos de convenio también suban».
Un convenio esencial por el elevado número de trabajadores a los que atañe es el del metal. Este sector da empleo a 23.000 personas en Asturias, que desempeñan su labor profesional en algunas de las compañías más importantes de la región. No obstante, el acuerdo no se materializó hasta que los sindicatos no convocaron una huelga. A finales de noviembre, trabajadores y Femetal firmaron un nuevo convenio, que tendrá una vigencia de tres años y recoge una subida salarial anual del 2%.
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Los sindicatos celebraron la firma de este convenio. No obstante, la amenaza de una descarbonización exprés es motivo de preocupación. La secretaria general de Femetal, María Pérez Medina, hizo hincapié, a finales de diciembre, en que el ERE temporal de Arcelor por la caída de la demanda de acero por parte del sector del automóvil afectará a las empresas auxiliares que prestan servicio a la multinacional. A su juicio, esta cuestión, sumada a la entrada en el mercado de otros competidores, como China y Turquía, y las guerras arancelarias con Estados Unidos, son las causas «principales» de la crisis de la gran industria asturiana.
Basta con repasar las cifras de empleo para comprobar que es el sector más perjudicado por la crisis. De las aproximadamente 30.000 personas que trabajaban en la construcción en 2007 se ha pasado a las 8.500 actuales en Asturias. El año que acaba de terminar supuso una cierta mejoría, pues se logró crear empleo incluso en la recta final del ejercicio y no es lo habitual.
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Las perspectivas para 2019 son más esperanzadoras, hasta tal punto que «va a suponer un punto de inflexión y el inicio para el despegue definitivo de nuestro sector», tal y como afirmó el presidente de CAC-Asprocon, Joel García, en la última asamblea de la patronal, celebrada el 14 de diciembre. De hecho, calculó que, en 2019, se crearán 2.000 puestos de trabajo en esta rama de actividad. Respecto al convenio, patronal y sindicatos lo han prorrogado hasta el 31 de enero. Aunque las negociaciones están muy avanzadas y hay buena sintonía entre ambas partes, aún quedan flecos por resolver.
Esta misma semana se logró un acuerdo entre patronal y sindicatos para firmar el convenio del comercio, por el que se rigen 20.000 asturianos, que consiguieron una subida salarial de un 6,9% repartida en tres ejercicios. Existe preocupación por la enorme competencia que supone el comercio electrónico. Los minoristas de alimentación también lograron un acuerdo, tras convocar una huelga en plenas navidades, que se traducirá en una subida de 50 euros al mes, entre otras medidas. Como tiene carácter retroactivo a 1 de enero de 2018, los supermercados tendrán que pagar casi diez millones, lo que podría hacer tambalear sus cuentas anuales. Por su parte, los mayoristas de alimentación siguen sin firmar el nuevo convenio.
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Respecto a la hostelería, donde trabajan alrededor de 22.000 personas, el convenio lleva años bloqueado. Uno de los escollos más grandes viene por una serie de complementos que la patronal, Otea, quiere eliminar y los sindicatos exigen que se mantengan. Entre ellos, el relacionado con las bajas por enfermedad. En agosto se rompieron las negociaciones ante la falta de acuerdo sobre la subida salarial. Los sindicatos reclamaban un incremento mínimo del 3,5% anual, mientras que Otea propuso que fuera del 5,25% en tres años. De cara a mantener la actividad, la patronal aboga por la desestacionalización del turismo.
De los 47.860 autónomos que son personas físicas en Asturias, el 17,3% están empleados en la agricultura. Es una cifra elevada en relación a la media nacional (un 11,8%). El problema es que el campo no atrae a las nuevas generaciones. De hecho, uno de cada tres autónomos que se dieron de baja en 2017 en Asturias pertenecía a este sector, explicó la presidenta de Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Patricia Oreña, en una entrevista concedida a este diario. En cuanto al desempleo, se ha disparado. En la última década, aumentó un 87,2%, hasta los 1.513 parados.
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