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El preacuerdo del convenio del metal se alcanzó en mayo, pocos minutos antes de que comenzaran las doce jornadas de huelga convocadas por los sindicatos ante las ofertas de la patronal. Hubo pacto 'in extremis', pero la firma del documento, que ha tenido lugar este ... martes, ya adelanta que habrá nuevos desencuentros en varios frentes, desde el absentismo a la seguridad laboral, pasando por el convenio de la industria auxiliar, que también tiene que negociarse.
Por el momento, el acuerdo suscrito por Femetal, CC OO de Industria y UGT-FICA recoge incrementos salariales del 2,5% este año (con efectos desde el 1 de enero), del 3% en 2025 y del 2% en 2026, así como una revisión final si el IPC real de los tres años de vigencia del convenio es superior y que se consolidará en las tablas de 2027. De este modo, se garantiza el poder adquisitivo de los aproximadamente 25.000 empleados a los que afecta.
Además, los trabajadores consiguen una reducción de jornada que no se lograba desde el año 2001 –ocho horas anuales menos, de 1.736 a 1.728–, el plus de nocturnidad aumenta un 20% durante la vigencia del convenio y las dietas suben un 10%. Asimismo, hay más garantías en cuanto al contrato relevo y la subrogación se amplía a tres susbsectores que el anterior convenio no contemplaba: red de distribución eléctrica, red de telefonía y red de distribución de gas.
Sin embargo, la firma del convenio, lejos de reflejar un momento de concordia, tuvo ciertos instantes tensos. Del lado sindical, los secretarios generales de CC OO de Industria y de UGT-FICA, Damián Manzano y Jenaro Martínez, respectivamente, afirmaron que «hubo que doblar el brazo» a la patronal con movilizaciones para llegar a este pacto, la acusaron de estar «desconectada de la realidad» y calificaron las ofertas que ponía sobre la mesa de «cicateras». «Debería haber aprendido la lección ya que tiene por delante importantes negociaciones en sectores tan sensibles como el de la industria auxiliar en los próximos meses», avanzó Manzano.
Martínez, por su parte, se congratuló de que se impusiera «el sentido común» y consideró el acuerdo «probablemente el mejor de los últimos 20 años».
Por su parte, el presidente de Femetal, Antonio Fernández-Escandón, valoró las condiciones del sector, con más del 84% de las plantillas fijas, y reconoció que se trató de «un convenio luchado, muy trabajado», pero que aporta estabilidad a ambas partes por tres años, aunque implica un importante aumento de costes para unas empresas que están afectadas por la debilidad de la demanda y el complejo contexto geopolítico, que lastra las exportaciones.
Pero además puso sobre la mesa una de las cuestiones que más preocupan a las compañías: el absentismo laboral, que cifró en el 9,5% en el sector y que se eleva al 10,5% para las grandes empresas. Unas cifras que cree que se podrían reducir, sobre todo en la duración de los procesos, si se permitiera a las mutuas realizar diagnósticos y tratamientos, «otra cosa es que los sindicatos no crean en ello».
Como respuesta, el secretario general de UGT-FICA insistió en que las bajas deben darlas los facultativos de la Seguridad Social y apuntó que, además, antes hay que ponerse de acuerdo sobre qué es realmente absentismo, en referencia a que permisos retribuidos como los de paternidad no lo son.
Manzano, por su parte, afeó a Escandón que se sacara a colación este asunto, «cuando hace apenas media hora que termina una concentración por la muerte de dos compañeros», en referencia a los dos fallecidos en el accidente de El Musel, y culpó a la «irresponsabilidad en muchos casos de los empresarios» de la siniestralidad laboral y del absentismo,«que viene motivado por las condiciones, especialmente penosas y peligrosas del sector».
El presidente de Femetal, que pidió guardar un minuto de silencio por los dos fallecidos antes de la firma del convenio, recordó sin embargo que un accidente de este tipo supone también una circunstancia muy difícil para la empresa, porque «lo más importante es que las personas que van a trabajar puedan volver a casa sanas», pero también apeló a los sindicatos y a las plantillas para velar por la seguridad laboral. «Todos somos culpables», recalcó con vehemencia, «porque la prevención la hacemos todos, no solo las empresas, también los trabajadores».
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