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El mercado laboral asturiano está envejecido. En realidad, es un reflejo de su demografía, en la que las personas de más edad no hacen otra cosa que ganar peso sobre el total. Los mayores de 64 años son más del doble que los menores de ... 16. Y el índice de recambio, que pone en relación la población en edades próximas a la jubilación (60-64 años) y aquellos cercanos a incorporarse al mercado laboral (20-24 años) dibuja un panorama sombrío sobre el relevo generacional. En 2022, ese índice se situó en 209,27 (210,01 en 2021), lo que viene a querer decir que hay un 109,27% más de población próxima a jubilarse que la que en principio se podría incorporar al mercado laboral. Esto indica «que pueden existir problemas para la cobertura de vacantes en algunas ocupaciones o sectores, como ya viene ocurriendo», explica el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) en el Informe de Trabajo de Asturias de 2023.
Sin embargo, en ese relevo entran muchas más variables que la edad. Según el paro registrado del pasado mes de mayo, publicado el viernes, en la comunidad hay 58.489 desempleados. Influye, por tanto, la demografía, pero también la tasa de actividad, que es la menor de España; la cualificación de los ciudadanos que buscan un trabajo o las condiciones de las ofertas que se realicen, que cada vez compiten más en un ámbito global, sobre todo, las relacionadas con profesiones que se puedan desempeñar de forma telemática.
Igualmente, el envejecimiento de la población tiene un peso determinante que, de hecho, puede influir en una reducción del paro que, sin embargo, no implique un aumento del empleo, sino la amortización de puestos de trabajo.
El Sepe cuantifica en un 11,23% los afiliados a la Seguridad Social asturianos que tienen más de 60 años. Son 41.644 trabajadores a las puertas de la jubilación. Los que no llegan a los 30 años ni siquiera se acercan a esa cifra, se quedan en 37.319.
Pero el envejecimiento de la masa laboral no es homogéneo. Hay profesiones en las que apenas hay mayores, mientras que en otras lo raro es encontrar a un joven. Entre estas últimas destacan actividades tradicionales, también menos atractivas por el esfuerzo o la remuneración que suponen, que exigen menos cualificación o las relacionadas con la Administración Pública. De hecho, los sindicatos llevan advirtiendo años del envejecimiento del funcionariado. Así, casi el 25% de las empleadas domésticas tienen más de 60 años y otro 20% se sitúa en la horquilla de entre 55 y 59. Es la actividad más envejecida de la región, seguida por los trabajadores inscritos en la categoría de reparación de ordenadores, efectos personales y artículos de uso doméstico -el 21,20% del total tienen más de 60 años-, aunque en el cómputo global no son una cifra cuantiosa. La tercera actividad de más edad es la agricultura y la ganadería, el 20,37% de sus afiliados supera los 60 y un 18,5% adicional está justo en el tramo inferior -55-59-. En cuarta posición, se sitúa la Administración Pública, con un 18,5% por encima de los 60 y otro 19,6% que supera los 55. Y en quinta, el personal de limpieza y servicio a edificios (17,78%). No obstante, en términos absolutos, las ocupaciones con la cifra más alta de mayores en Asturias son las relacionadas con la sanidad: 4.645 profesionales de este sector están a las puertas de la jubilación, el 16,4%, y otros 4.000 están a punto de superar los 60.
Por contra, hay profesiones en las que apenas hay mayores. Y esto se debe a dos motivos básicamente, o bien son actividades tecnológicas y de creación más reciente, o corresponden a sectores que han sufrido importantes reconversiones. Así, en el Principado, los trabajadores más jóvenes se concentran en la minería, cuyo empleo ha caído en picado en las últimas décadas y que cuenta con coeficientes reductores para la jubilación. En la extracción de antracita, hulla y lignito solo cuatro afiliados superan los 60 años, el 0,48%, y en extracción de minerales metálicos son 8, el 1,68%. Además, en fabricación de productos informáticos, electrónicos y ópticos solo hay 3, un 1%, y en programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática, un centenar, aunque se trata de una actividad con mucho más empleo, ya que no llegan al 1,5%. Justo por encima están recursos humanos, 1,86%, y servicios financieros, con un 2,45% y una plantilla muy rejuvenecida tras los expedientes de regulación impulsados por los bancos desde la Gran Recesión.
Con este panorama, hay profesiones en peligro de extinción, mientras que otras no encuentran el personal que necesitan. Destaca el Sepe que, a pesar de que Eurostat sitúa a España entre los países con menor tasa de vacantes, existe un claro desajuste entre oferta y demanda en el mercado laboral.
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