Oficina de empleo. R. C.

La crisis destruye 360.000 empleos en 2020 tras un diciembre agónico

La pandemia deja poco más de 19 millones de afiliados, los mismos que dos años antes, y casi 3,9 millones de parados tras sumar 7205.000 en los 12 últimos meses

Martes, 5 de enero 2021, 09:04

Las restricciones a la actividad económica y las limitaciones de la movilidad de la segunda ola del coronavirus han impactado de lleno en un mercado laboral que ya se tambaleaba tras el verano y sobre el que el coronavirus ha puesto la puntilla en plena ... campaña navideña. A pesar de que todas las esperanzas se encontraban puestas en diciembre, este último mes de 2020 ha sido mucho peor de lo esperado en términos de empleo: la Seguridad Social ha sumado 26.342 cotizantes este último mes, hasta situarse en los 19,04 millones; y el número de parados ha aumentado en 36.825 personas con lo que la cifra final de desempleados roza los 3,9 millones de ciudadanos, según los datos del Ministerio de Seguridad Social y el de Trabajo publicados este martes.

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Con estos registros, el balance anual de 2020 deja un panorama desolador. En los últimos 12 meses, la economía ha perdido 360.452 puestos de trabajo. Para ponerlo en perspectiva, supone retroceder casi dos años en materia de empleo, al situarse el número de trabajadores en los mismos que tenía en el primer trimestre de 2019. También ha roto la tendencia que España venía acumulando, con mayor o menor intensidad, en los últimos años desde que salió de la anterior crisis en 2013: cada ejercicio sumaba medio millón de empleos al sistema. Ya en 2019 esa cifra se quedó por debajo de los 400.000. Y en 2020 no solo no se ha alcanzado ese objetivo sino que, a la vez se han perdido prácticamente los mismos puestos que se podrían haber creado si no hubiera mediado el coronavirus y sus devastadoras consecuencias.

De los casi 900.000 puestos de trabajo que llegaron a perderse en los dos meses del primer confinamiento (entre marzo y abril) el mercado laboral ha conseguido recuperar algo más de la mitad, en torno a un 60%. Y ello sin contar con las más de 700.000 personas que siguen en ERTE, y que se incluyen como cotizantes aunque se encuentren parcialmente sin trabajar y a la espera de lo que pueda ocurrir en el futuro. En el mes de junio, el momento de mayor caída de la afiliación interanual tras el impacto de la pandemia, la tasa marcó un retroceso del 4,5%, que supuso 893.360 afiliados menos que doce meses antes.

Desde entonces, el empleo ha ido recuperándose pero aún está lejos de volver a las cifras previas al inicio de la pandemia, en febrero de este año. Detrás de esta realidad subyace la crisis dentro de la crisis que vive un sector clave para la economía española, el de los servicios. Las actividades ligadas a este tipo de negocios (turismo, ocio, restauración, aunque también otras anexas) han perdido 373.000 empleos. Prácticamente los mismos que se ha dejado toda la economía en 2020. Muy al contrario, tanto la agricultura como la industria y la construcción han conseguido recuperar los niveles de empleabilidad que tenían antes del primer estado de alarma de marzo.

Esta evolución sectorial también se refleja en el número de parados inscritos en las oficinas de empleo autonómicas. España tiene ahora 725.000 parados más que doce meses antes, cuando había 3,1 millones de desempleados. Desde que en marzo se propagara el coronavirus, los parados han aumentado en unos 642.000. De esta forma, España vuelve a tener el mismo número de desempleados registrados que los de mediados de 2016. Solo en los meses de verano consiguió caer hasta los 3,7 millones, aunque ahora refleja el espejismo de la etapa estival.

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La aparente discrepancia entre el incremento del número de empleados en diciembre y, al mismo tiempo, de los parados registrados se explica por las variables que determinan ambas estadísticas: los afiliados se incrementan por la creación de puestos de trabajo y porque se toma como referencia la media mensual; los desempleados, porque se utiliza el último dato del mes (el del día 31) y porque, como recuerda el Ejecutivo, la inscripción en las oficinas de empleo ha repuntado al ser un trámite necesario para optar tanto a determinados procesos selectivos (muchos de ellos, públicos) como a ayudas como el Ingreso Mínimo Vital.

Navidad en la penumbra

El repunte del paro de los últimos 31 días de diciembre supone la ruptura de una tendencia de caída del paro que venía registrándose durante todos los meses de diciembre de la última década. Desde 2011 el último tramo del año se caracterizaba por la salida de ciudadanos de las listas del desempleo. Solo hace un año dejaron de estar en paro más de 50.000 personas.

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Pero en esta ocasión la realidad sanitaria ha descompuesto cualquier buena perspectiva. Desde el Ministerio de Trabajo apuntan a la «anomalía» de la pandemia, que ha «truncado la campaña navideña», una etapa en la que el comercio y la restauración suelen ejercer como motores de la actividad económica de todo el país. Los datos reflejan cómo el paro aumentado sobre todo en la construcción (más de 18.000 personas), en la industria (casi 10.000) y en el sectores servicios (más de 8.100). Incluso lo ha hecho en el colectivo de jóvenes que se incorporan por primera vez al mercado laboral, aprovechando los contratos navideños. También en este caso la estadística ha roto la tradición de recuperación laboral, con 1.600 personas más en paro.

Las restricciones impuestas en las comunidades autónomas en el último tramo del año reflejan casi en paralelo la evolución del desempleo. En diciembre, Cataluña es la región con un mayor repunte en el número de parados, con 12.863 personas más, seguida por Castilla y León (5.019) y la Comunidad Valenciana (4.030).

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Los ERTE, enquistados

La parálisis laboral también tiene su reflejo en los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo). El año 2020 cerró con 755.613 personas protegidas por ERTE en diciembre, lo que supone unas 8.000 más que el mes anterior. Desde septiembre, los trabajadores acogidos a esta prestación se ha mantenido casi sin cambios, lo que revela la parálisis económica de algunos sectores que no ven la luz al final del túnel en su situación laboral y mantienen a sus trabajadores en ERTE.

En total, estos empleados representan un 5,2% de los afiliados al régimen general de la Seguridad Social, aunque varían de forma considerable por territorios y tipos de negocio. Los archipiélagos son los que tienen un mayor número de trabajadores en ERTE, con uno de cada diez empleados en esa contingencia: en Las Palmas alcanzan un 13%, en Tenerife un 11% y en Baleares casi un 10%. Los estragos del turismo por la falta de visitantes se hacen notar en estas comunidades casi un año después del inicio de la pandemia.

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De hecho, la hostelería (fundamentalmente empresas dedicadas a los servicios de comidas y bebidas) concentra concentra prácticamente a una de cada tres personas acogidas a ERTE al cierre de 2020, con 241.390 personas, el 30% de los afiliados al régimen general.

Ante esta situación, el Gobierno va a iniciar el próximo viernes las negociaciones con sindicatos y empresarios para ampliar el régimen de los ERTE de cara a los primeros meses del año, ya que su actual vigencia expira el 31 de enero. El Ejecutivo no planteará a los agentes sociales cambios radicales ni «nucleares» en la nueva prórroga que conllevan exoneraciones a la Seguridad Social.

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El secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo, ha avanzado en rueda de prensa que los posibles cambios serán «paramétricos o de matiz». «La comisión analizará la situación económica y la previsible evolución de la pandemia y del empleo en los próximos meses y en función de esas conclusiones se adaptará el mecanismo, que en ningún caso será un cambio radical», ha dicho tras recordar que los actuales ERTE son un modelo que tiende a la focalización por lo que «en esa línea vamos a trabajar».

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