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LAURA CASTRO
GIJÓN.
Jueves, 8 de noviembre 2018, 01:34
Está enfadado con la manera en la que Alcoa está tratando a sus trabajadores de La Coruña y Avilés desde que anunció el cierre de las plantas. José Manuel Gómez de la Uz, presidente del comité de empresa de la factoría avilesina, asegura que «es una multinacional agresiva y trilera» y la acusa de favorecer el mantenimiento de otras factorías en detrimento de las españolas variando el precio de venta de su propia alúmina.
De hecho, durante su entrevista con Juan Neira en el programa de 'La Lupa' de Canal 10, rechazó la idea de que la tecnología de las factorías de La Coruña y Avilés esté obsoleta, tal y como aseguró la empresa entre sus justificaciones del cierre. «En Noruega, concretamente en Lista, hay otra planta que trabaja con la misma tecnología que la nuestra y nadie habla de clausurarla. Al contrario, gana dinero a patadas a pesar de ser menos eficiente que la de Avilés», explicó Gómez de la Uz, quien indicó que es más rentable, principalmente, por el precio más bajo al que Alcoa le vende la alúmina.
Explicó que hace unos cuatro años la capacidad de producción era de cuatro millones de toneladas, una cantidad que en la actualidad se ha reducido hasta las 1.300 toneladas. «Como Alcoa ya no puede competir con China en la producción de aluminio -fabrica el 50% de la cantidad mundial- lo solucionó modificando el precio de otro eslabón de la cadena, la alúmina», añadió. Tampoco considera válido el argumento de que hay una sobrecapacidad de aluminio en el mercado. «En el mundial sí sucede, pero en Europa no. Es más, aquí no se produce ni una tercera parte de lo que se consume en toda la Unión. Por lo tanto, hay viabilidad», defendió el presidente del comité avilesino. Está convencido de que el objetivo de Alcoa es exportar aluminio al viejo continente desde las factorías que tienen en los Emiratos Árabes. «Quieren controlar el mercado desde allí y abandonar las plantas de aluminio primario», añadió.
Sin embargo, el trabajo en la factoría de Avilés no se ha reducido desde que la multinacional anunció su decisión. «Estamos vendiendo todo lo que producimos e incluso tenemos pedidos para el próximo año. Por eso nos parece incongruente que nos digan que no son viables», reprochó Gómez de la Uz. Entre los clientes principales de la planta avilesina está la industria del automóvil, muy interesada en reducir las emisiones de los vehículos rebajando su peso a través de materiales más ligeros que el acero como es el aluminio, y exportan un 30% de su producción fuera de las fronteras españolas, especialmente lingotes.
El presidente del comité de empresa de Avilés calificó de «chapucera» la manera de proceder de la empresa con el ERE e insiste en que es ilegal. Descartó, asimismo, que todo se deba al coste energético. «No se puede invertir si pagas la electricidad hora a hora. Hay que darle más estabilidad al sistema para que las electrointensivas no salgan tan perjudicadas, pero Alcoa tiene beneficios y no debemos olvidarlo. Parece que al final justificamos con esto los cierres y no es así. De hecho, va mejor este año que el pasado», afirmó. Respecto a los posibles compradores, Gómez de la Uz aseguró que la venta no será fácil. «Con estas plantas no puede operar cualquiera, debe ser una multinacional potente»,
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