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Paradojas de la vida. Cuando Medina del Campo aún despertaba y en su Plaza Mayor no había ni un alma, más de una decena de trabajadores ataviados de camisetas amarillas se daban cita delante de un furgón comercial de una empresa dedicada la producción de ... la energía eléctrica. Eran las siete de la mañana y, a esas horas, todavía el cuerpo no estaba para chascarrillos. ¿Cuántos kilómetros? «¡32!», responden. «¡Esto está tirado!», dice otro. Joaquín, recuerda a modo de anécdota, que en su departamento de mantenimiento en Alcoa están acostumbrados a 'medir' tomando como referencia el número de series. «Cada serie 2 y serie 3 mide un kilómetro», cuenta.
No obstante, a estas alturas de la 'Marcha del Aluminio', cada serie, o sea, cada kilómetro, suma. Y un pequeño desvío ya no es tan diminuto y menos aún cuando, como en la superada octava etapa, este conlleva más de cuatro kilómetros. Es lo que sucede cuando, un día más, se va calculando sobre la marcha. Y sin escolta.
Cuando el día arranca a las 6h, mediodía es la hora de comer. #MarchaDelAluminio #AlcoaNoSeCierra https://t.co/j3LEbaR7oj pic.twitter.com/0G4QkbZSFG
— Eduardo Paneque (@edupaneque) 20 de junio de 2019
Para todos es mucho pero para Valentín Muñiz no está muy claro si es mucho o solo un poco más. Viene de hacer la Travesera de Picos de Europa: más de 74 kilómetros y en bastante menos de 20 horas. En su día a día, y ya van 17 años, trabaja en el departamento de mantenimiento en la planta avilesina: «Están dejando correr el tiempo y eso es lo que no tenemos y nos vemos en la calle», argumenta interpelado por los motivos que le han llevado a movilizarse en esta marcha a pie.
Valentin Muñiz llega a la #MarchaDelAluminio tras hacerse hace 2 semanas los 74km de la Travesera de Picos de Europa. Es de Luanco y lleva 17 años en Alcoa. Trabaja en mantenimiento. #AlcoaNoSeCierra pic.twitter.com/Ty6c1HiMSj
— Eduardo Paneque (@edupaneque) 20 de junio de 2019
Una plantilla que lleva muchos años juntos y que están acostumbrados a tener que entenderse. Cualquier llamada de teléfono enseguida es comentada. Las últimas noticias han ido minando la moral, no ven un futuro claro o, cuanto menos, una solución que les tranquilice. Pero también llega el telefonazo que les cuenta que las reservas de plaza para los autocares que viajarán a Madrid a la manifestación del lunes, les devuelve la sonrisa. Un carrusel de emociones a falta de tres etapas a pie. La de este viernes entre Arévalo y Sanchidrián.
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