A. COLLADO / J. CEZÓN
Miércoles, 15 de febrero 2017, 02:35
El hecho de que casi la totalidad de la plantilla de CAPSA en Granda haya secundado la primera jornada de los tres días de huelga convocados para esta semana -hasta el viernes, a las seis de la mañana- no ha conseguido que la dirección cambie ni un ápice su postura. La empresa, que entiende la convocatoria como una «coacción», insistió ayer en que no negociará mientras dure el paro, que ayer comenzó a primera hora de la mañana con una concentración de trabajadores a la entrada de las instalaciones de la fábrica de Granda (Siero).
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Cuando llegó a la zona sobre las ocho y media de la mañana, el director general de CAPSA, José Armando Tellado, se encontró con más de 200 trabajadores a las puertas de la planta. Se bajó de su vehículo y mantuvo un largo encuentro con algunos de los huelguistas. A ellos, según informaron los representantes de los trabajadores, les confirmó que se reunirá con el comité a partir del próximo miércoles. Tellado y el resto de directivos esperaron a la entrada la llegada de los refuerzos de la Guardia Civil, que hicieron un pasillo para que éstos accediesen a las instalaciones. Aunque los empleados defienden que en ningún momento habrían impedido su paso.
Por el momento, no parece que se haya acortado la distancia que separa los planteamientos de la compañía y su plantilla. Uno de los mayores puntos de fricción es el rechazo de la empresa a vincular los salarios al IPC, tal y como exigen los sindicatos. «Estamos trabajando por un convenio que dé futuro a la planta dentro de la corporación. El objetivo es crear valor y compartirlo, sin apropiarse del valor del ganadero. Pensamos en el futuro, frente al IPC, que es el pasado», insistió la dirección, que defendió la necesidad de garantizar su competitividad en el mercado global. «Los salarios del personal del convenio crecieron un 10% con respecto a hace cuatro años y nosotros queremos que se incrementen otro 10%, en función de cómo vaya la empresa», aseveraron.
Por su parte, los trabajadores aclararon que no están pidiendo un aumento del salario -que supondría un incremento por encima del IPC-, sino «el mantenimiento del poder adquisitivo».
La fórmula propuesta por la empresa, desconfía el comité, «no es la misma que hace cuatro años. Aquella estaba basada en los beneficios y esta nueva está basada en elementos que nosotros no controlamos, como son las inversiones u otros factores». De este modo y de acceder a las pretensiones de la empresa, protestan, «no sabemos en qué situación económica iban a estar los trabajadores de Granda en dos o tres años».
La plantilla tiene otras reivindicaciones. Quiere que se dé prioridad a los hijos de los socios de la cooperativa y de los trabajadores para las nuevas incorporaciones a la factoría y «otras cuatro cosas en temas de promoción interna». Reclaman, además, que se ponga «cierto orden a un caos organizativo que existe en ciertos departamentos».
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El presidente del comité, Ramón Urbano, quiso además contestar a la afirmación de la dirección de que Asturias tiene el mejor convenio del sector en España. «No conozco todos los convenios, sé que los salarios de aquí no nos los regaló nadie y fueron a base de conquistas sociales y laborales. Tendríamos que ver cuáles son los salarios de la alta dirección. A lo mejor ese es el problema de competitividad y no los sueldos de los trabajadores», respondió.
Urbano quiere que Tellado tome las riendas de la negociación y «tome cartas en el asunto», tras «prácticamente un año de negociaciones, en el que no ha habido avances en la negociación del convenio colectivo». Por su parte, la compañía recordó que su única planta inoperativa por la huelga es la de Granda y que en lo relativo a la recogida y a los centros de producción de Galicia, Cataluña, Madrid y Menorca «todo está funcionando con total normalidad».
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Todo parece indicar que la huelga en Asturias volverá a tener hoy un amplio seguimiento. Ayer, concluyeron los sindicatos, fue del «100%», a excepción de un grupo de directivos que pudo entrar a la factoría sobre las once de la mañana. Urbano negó que se impidiese la entrada de compañeros a la planta. «Estamos aquí ejerciendo un derecho de huelga e informando de nuestras reivindicaciones, como piquete informativo, a toda aquella gente que se acerque», zanjó.
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