Justo Rodríguez Braga, junto a su hija y su esposa, se emocionó al agradecer el apoyo de su familia.

Lanero sucede a Braga en UGT como candidato único con solo el 56% de apoyos

El ya exsecretario general pidió a Podemos que «no haga pinza con la derecha para fagocitar a la izquierda». «La «representatividad no nos la regala nadie», recordó Josep María Álvarez

AIDA COLLADO

Sábado, 7 de mayo 2016, 04:06

La UGT de Asturias ya tiene nuevo secretario general. Será Javier Fernández Lanero, hasta ahora al frente de MCA Gijón, quien sustituya a Justo Rodríguez Braga, que cede el testigo tras 16 años al frente del sindicato. Fue la única candidatura presentada ayer en el XIV congreso regional de la organización, después de que el otro aspirante a liderar la central, el secretario general de la unión comarcal de Avilés, Iñaki Malda, anunciase a las dos de la tarde que no había reunido los avales necesarios para concurrir a la votación. Aún así, Fernández Lanero obtuvo solo 158 apoyos (un 56,63%) de los 279 votos emitidos por los 300 delegados convocados. 121 votaron en blanco y 21 ni siquiera lo hicieron, lo que hace suponer que de haberse presentado Malda el resultado habría sido de lo más ajustado.

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Ayer era el momento de mirar al frente, de escuchar los planes de la nueva ejecutiva, que se fija como objetivos acercar el sindicato a los ciudadanos, mejorar la participación, la transparencia y llevar a buen puerto la aplicación en Asturias del proceso de integración que reducirá de siete a tres las federaciones de la central. Pero también era el momento de despedir a Justo Rodríguez Braga, cuya gestión respaldaron el 74% de los delegados. En su intervención, el ya exsecretario general presentó al sindicato como «la mejor herramienta para defender los derechos de los trabajadores» y luchar contra las políticas de ajuste de un «gobierno en funciones que ha empobrecido a la población».

Braga repasó las muchas movilizaciones contabilizadas a lo largo de su último mandato, que solo ha durado tres años, y advirtió: «Hemos avanzado mucho en los últimos 40 años y pretendemos seguir haciéndolo». Convirtió su discurso en una férrea defensa de los servicios esenciales, de las pensiones -«es una burla que las revaloricen un euro al mes», dijo- y de la industria. Dio la cara por el carbón, denunció las cifras de desempleo y clamó por un futuro para los jóvenes asturianos.

Y, solo entonces, tras lanzar una vez más las grandes reivindicaciones de UGT para «recuperar los derechos de los trabajadores», se permitió sacar pecho y presumir de la mayor tasa de afiliación del país. «No hay ninguna organización en Asturias con más de 40.000 afiliados cotizantes», explicó tras recordar que su representación alcanza el 35%. Algo, lanzó a los del 2,7%, que «se gana en las urnas, en las mesas de negociación, con seriedad y presentando alternativas».

No orilló temas comprometidos, como la corrupción. «La organización ha trabajado con honestidad y compromiso», incidió antes de censurar que se intenten extender «hechos puntuales, como una manta, sobre todo el sindicato». En este sentido, se dirigió a los 300 delegados: «Podéis estar tranquilos. Lo tenemos todo justificado. Nadie se ha llevado un euro, hemos utilizado el dinero en lo que nos comprometimos», ahondó en referencia al proceso judicial que intenta aclarar si el sindicato cometió en Asturias un fraude de subvenciones con las ayudas recibidas para los cursos de formación.

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Rodríguez Braga expresó la «firme voluntad» de la central de «cambiar, mejorar y escuchar» e hizo un llamamiento a Podemos para que no haga «pinza con la derecha para fagocitar a la izquierda», como «ocurre en el Parlamento asturiano». «Queremos a los mejores en la política», insistió.

Uno de los momentos más emotivos de su despedida fue cuando recordó las muchas experiencias vividas al lado de sus compañeros de sindicato y de su homólogo en CC OO, Antonio Pino (presente en el acto) con quien intercambió palabras de elogio y amistad. Emocionado, Braga cedió el testigo «a una generación más preparada» para afrontar los retos del presente y el futuro.

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Cerraba así el turno de intervenciones, en el que también participaron, además de Pino, el alcalde de Oviedo, Wenceslao López; el secretario de Administración y Recursos de MCA, Félix González Argüelles, y el secretario general de la UGT en Cataluña, Camil Ros Durán. El flamante secretario general de UGT a nivel nacional, Josep María Álvarez, llegó pasado el mediodía para glosar también la figura de Rodríguez Braga, explicar las decisiones adoptadas en el 42 congreso confederal y para llamar a los ciudadanos, como ya habían hecho casi todos sus antecesores en el atril, a que participen de forma «masiva» en unas elecciones «en las que nos jugamos mucho».

Álvarez se refirió a la polémica suscitada sobre la fusión del SOMA-Fitag y la MCA en Asturias y vaticinó que «la confluencia finalizará con plena sintonía». Para ello, pidió «paciencia y mucho debate». Además, defendió el nuevo modelo del sindicato, que pretende adelgazar su estructura, sobre todo en la cabeza, para concentrar recursos en las bases y acercarse más a los trabajadores. «Debemos acabar con las sopas de siglas y letras, que hace que a los trabajadores les cueste mucho identificarse con ellas», aseveró. «Aparcar los debates internos y centrarse en los problemas de la gente». Y cargó, como Braga, contra «la posición indecentemente agresiva de algunos colectivos contra UGT». «Nuestra representatividad no nos la regala nadie, viene de las elecciones sindicales», zanjó.

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