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En sentido de las agujas del reloj, Ramón Ángel López, empleado de Duro Felguera; Yolanda Palacio, trabajadora de ayuda a domicilio; María José Caballero, enfermera; y Luis Manuel García, trabajador de Arcelor.
El trabajo a turnos llega a una cifra récord en Asturias con uno de cada cuatro asalariados

El trabajo a turnos llega a una cifra récord en Asturias con uno de cada cuatro asalariados

El Principado es la segunda comunidad con un mayor porcentaje, 87.000 personas realizan su labor profesional mediante este sistema

Domingo, 4 de septiembre 2022, 15:33

Asturias se encuentra entre las comunidades en las que mayor número de trabajadores desempeñan sus funciones a turnos, de hecho, las estadísticas muestran que uno de cada cuatro asalariados realiza su trabajo mediante este sistema.

Comparando las comunidades autónomas españolas, el Principado se encuentra en segundo lugar, con un porcentaje del 26,7% respecto al total de ellas. Le antecede muy de cerca Canarias, con el 26,9%. Según los distintos ámbitos, hombres o mujeres son más numerosos en este sistema rotatorio, ellos en industria y ellas en el ámbito sanitario. En valores absolutos se concluye que casi 87.000 de los asalariados se encuentra a turnos. De este cómputo, 48.100 son hombres y 38.900, mujeres.

Comparando los datos con los del ejercicio anterior se observa que hay un incremento en el cómputo general. Así en 2020 las cifras hablan de un total de 74.700, que escalan hasta casi 87.000 un año después. Si echamos la vista atrás, en los últimos tres lustros, no se alcanzaron las cifras actuales ni de lejos.

María José Caballero lleva tres décadas trabajando como enfermera en centros hospitalarios. e. c.

«Cuando tus capacidades están en lo más alto, ya no puedes más»

La enfermería es una de las profesiones que más sufre la turnicidad y no solo eso, sino que es imposible de erradicar. Lo sabe bien María José Caballero que desde 1984 ha desempeñado su oficio en varios hospitales de Asturias y que hace tres años se incorporó a un centro de salud. La mayor parte de las enfermeras se inicia en este trabajo con entre 21 y 23 años y los turnos se incorporan a su día a día; algunas nunca se desprenden de esta modalidad y quienes lo consiguen lo hacen tras 30 años al pie del cañón, cuenta. «Nuestro trabajo requiere una atención muy grande, siempre has de estar alerta», y con turnos intensos y muchas noches es «difícil mantener el nivel de alerta alto». El estrés queda incorporado para siempre. Como los trastornos del sueño y los de la alimentación. «Nunca llegas ya a conciliar el sueño bien». «Llegan las ocho de la mañana, tienes un nivel de estrés tremendo y se supone que vas a descansar, pero te dicen que hasta dos horas después no empieza a bajar la adrenalina, ¿cómo vas a irte a la cama?». La solución es trasladarse a otros servicios como centros de salud. «Cuando tus capacidades están en lo más alto, ya no puedes más. Es una pena».

Interrogantes

¿A qué se debe este aumento y por qué el Principado se encuentra en los primeros puestos de estas estadísticas? ¿Cuáles son los pros y los contras? ¿Qué consecuencias sufren quienes se rigen por esta modalidad? Estos son algunos interrogantes en torno a la situación laboral actual en esta región. ¿Las respuestas? Quienes lo han vivido durante años y quienes continúan desarrollando sus tareas profesionales aún en estos momentos de esta manera tienen muchas de las respuestas a estos planteamientos. Pero lo que es indudable es que las vidas de las personas que pertenecen a profesiones que trabajan a turnos deben organizarse para alcanzar la conciliación familiar necesaria, al margen de otras cuestiones cotidianas y particulares. Y no es fácil.

Yolanda Palacio, trabajadora de ayuda a domicilio, reclama más atención hacia su profesión. juan carlos tuero J. C. Tuero

«Si somos esenciales, ¿por qué no se valoran nuestros horarios?»

Tres décadas lleva Yolanda Palacio dedicada a la ayuda a domicilio. Habla en femenino porque durante años casi todas las trabajadoras han sido mujeres.Ya se van incorporando hombres, algo positivo, por un lado, y negativo, por otro. «Muchas mujeres son reacias a que les bañe un hombre, 'va a verme uno lo que no me vio el mío', dicen» y eso complica la situación. Ella, que ha criado a su hija sola, sabe bien lo difícil que es cuadrar la vida con los turnos. «A pesar de que en este trabajo no he tenido que ir de noche». Pero, las mañanas interminables que se alargan hasta primeras horas de la tarde, o los horarios partidos en los que el fin de la jornada llega a las diez de la noche, han condicionado su vida... Y la de sus padres, que la ayudaron en el cuidado de su niña. Ella reivindica que «si somos esenciales, ¿cómo es posible que no tengan en cuenta nuestros horarios?», se pregunta. Una jubilación más temprana es una de las peticiones. «Hasta los 67 años no podré jubilarme y mi salud estará minada». Desajustes alimenticios y del sueño, es algo que ya tiene asumido. «Te acuestas antes para rendir y asumes que tus horarios son los que son».

Sanidad, seguridad, industria, atención a domicilio, servicios, teleoperadores, taxistas, personal de limpieza, reponedores... Son muchos los ámbitos sujetos a esta disciplina laboral, en la que los cuadrantes forman parte indisoluble de sus jornadas.

El tipo de sectores y «la costumbre» son dos de los argumentos que esgrime Gerardo L. Argüelles, responsable de Acción Sindical de CC OO, para explicar el hecho de que Asturias esté en la parte alta de la lista. «Es una cultura del pasado instaurada y muy difícil de erradicar», asegura. A su juicio, cada vez más empresas quieren ofrecer un servicio en la mayor franja horaria, lo que potencia este sistema de turnos. El que en esta región ciertos sectores tengan más peso impulsa, asimismo, la turnicidad laboral, especialmente, la industria, con «ciclos que no se pueden parar».

Ramón Ángel López a las puertas del Tallerón de Duro Felguera. A. L

«Cuando consigo dormir tres horas seguidas me cae la baba»

Treinta años en Duro Felguera a tres turnos es muy duro para Ramón Ángel López. Lejos de amoldarse, cada vez le cuesta más. «Con 20 años duermes de pie, pero ahora con 52 que tengo, me cuesta cada vez más». Duerme y come mal, se lamenta. «Cuando consigo dormir tres horas seguidas se me cae la baba; la mayoría de las veces me levanto y me pongo a ver la tele porque no puedo conciliar el sueño, a veces, incluso, voy sin dormir al trabajo». Una semana se levanta a las cinco de la mañana y a la siguiente se tiene que acostar a las 7 de la mañana, «¿cómo se lo explicas a tu cuerpo?». Está en el Tallerón y recuerda cuando empezó que había «más humanidad hacia los trabajadores», algo que, dice, desapareció. «La conciliación es muy complicada. No es solo comer y dormir, hay que salir y relacionarte y estos horarios te alteran todo». Tiene dos hijos a los que le gustaría ver más y disfrutar con ellos de ciertos momentos. «No me veo con 65 años con este ritmo de vida, pero te dicen que no hay puestos compatibles y está claro que a cierta edad pierdes capacidades y la agilidad que necesitas cuando tienes que realizar una tarea complicada y de riesgo».

Desde CC OO se muestra preocupación por estos datos, porque «está demostrado que supone un gran impacto para la salud de las personas, sobre todo, alteraciones del sueño, difícil conciliación familiar y alteraciones psicológicas».

Consecuencias negativas

Y de estas dolencias habla también el sindicato UGT al analizar una situación que conocen bien. «El trabajo a turnos tiene consecuencias negativas sobre la vida laboral, personal y familiar y sobre la salud», apunta Javier Fernández Lanero, su secretario general. Los trastornos gastrointestinales, la pérdida del apetito, la alteración en el sueño y una mayor gravedad de los accidentes son, a su juicio, algunos de los aspectos más frecuentes y visibles de este sistema laboral. Ambos sindicatos insisten en poner límites para aminorar en la medida de lo posible estas consecuencias negativas. «Más flexibilidad por parte de las empresas, establecer límites y compensaciones en lo relativo a pausas, descansos» son algunas de las propuestas de CC OO.

Luis Manuel García, trabajador de Arcelor, no quiere renunciar a los pluses que recibe. l. g.

«La vida tiene un coste y yo no puedo ahora prescindir de ello»

Para Luis Manuel García continuar trabajando a turnos no es una mala opción. Catorce años lo hizo en Alcoa y desde hace unos meses en su puesto en Arcelor continúa con el mismo régimen. «Tenemos el turno ecológico, rotatorio de tres, estructurado en cinco de trabajo con tres de descanso, cinco de trabajo con tres de descanso y cinco de trabajo con cuatro de descanso, estoy a gusto en cada uno de ellos». Para él hay ventajas, especialmente, el régimen de descansos y la compensación económica. «Si lo dejase no tendría pluses y eso al final se nota en el sueldo». De hecho, tuvo posibilidad de cambiar pero no lo hizo. «La vida tiene un coste y yo no puedo prescindir de ello». Reconoce, no obstante, que desde que tiene una hija (ahora ya de 6 años) le cuesta más el hecho de no disfrutar de fines de semana y festivos junto a ella. «Trabajar fiestas navideñas, jornadas como Nochebuena, Navidad, e ir al revés del mundo cuesta, echo de menos poder pasar esos días con mi hija, pero no se puede tener todo en esta vida». Además, considera que el sistema en el que se encuentra es mejor que el que tienen otros. «Es más descansado que si siempre hiciésemos mañanas».

También Argüelles cree que sería necesario que el propio trabajador tenga la posibilidad de elección a la hora de incorporarse a este sistema de trabajo y que se les asigne en función de sus necesidades personales. «Deben evaluarse individualmente las situaciones de las personas y que los ciclos que se utilicen sean cortos».

El «tránsito racional y compensatorio de una jornada nocturna a la diurna, un calendario de turnos pactado y conocido con antelación» por quienes van a estar sujetos a ellos son algunos de los planteamientos esenciales en los que insiste Lanero.

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