Estamos viviendo una situación sin precedentes. Nunca antes como sociedad, ni como individuos, nos habíamos enfrentado a un escenario similar; un escenario que ha transformado drásticamente nuestras vidas y rutinas; que ha puesto a prueba nuestra forma de relacionarnos, de trabajar y de operar; y ... que nos coloca a los líderes empresariales ante el mayor reto de nuestra historia.
Siempre ha existido la opción de mantener una posición conservadora en la toma de decisiones, una posición que quizá te garantiza el no equivocarte, pero que también en ocasiones conlleva ir un paso por detrás. Pero el escenario ha cambiado de manera radical y, en este contexto de absoluta incertidumbre en el que no hay gurús, actuar y perder el miedo a equivocarnos son las únicas herramientas que tenemos a nuestro alcance para afrontar la crisis. Solo falla el penalti aquel que se atreve a lanzarlo.
Por eso, en las últimas semanas hemos visto a ciudadanos y empresas dar un paso al frente, cooperar y actuar con valentía para recuperar una normalidad que está cada vez más cerca: profesionales retirados que vuelven a ponerse una bata médica después de años, autónomos que se reinventan o entidades que transforman toda su operativa para ponerla al servicio de la sociedad. Actos de responsabilidad ciudadana y empresarial que nos demuestran que solo tomando iniciativa, actuando rápido y asumiendo que podemos equivocarnos, afrontaremos esta emergencia.
El diálogo, la cooperación y la colaboración constante con empleados, socios, clientes, sindicatos e instituciones han marcado las líneas estratégicas de actuación en Telepizza. Escuchar y aplicar, desde la serenidad, soluciones que generen valor y que cubran necesidades durante los tiempos de crisis. Esto se ha traducido en mantener nuestro servicio, en poner a disposición nuestra red de distribución, en colaborar con productos, pero también con recursos, en buscar de manera precisa dónde aportar y cómo paliar los efectos de una situación que ha transformado la vida de millones de personas, sobre todo entre los colectivos más vulnerables.
El ADN de una empresa se refleja en el día a día, pero cobra especial relevancia en medio de una crisis que está poniendo a prueba los cimientos sociales y económicos del país. En estos días en los que la crisis del Covid-19 ha ocupado todas mis reflexiones, considero que se ha abierto una nueva puerta de aprendizaje para el sector privado y público. Son tiempos difíciles que exigen tomar decisiones valientes. Tomemos decisiones y aprendamos a equivocarnos.
Si nos equivocamos antes, antes podremos poner solución.
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