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ÓSCAR PANDIELLOSANDRA S. FERRERÍA
Domingo, 3 de febrero 2019, 05:45
El sector del taxi vive una época compleja y tremendamente convulsa. La llegada, hace apenas cinco años, de las grandes multinacionales del transporte urbano -lideradas por Uber y Cabify- han puesto en jaque al sector, que ve en estas empresas a unos competidores «desleales» que no se ajustan a la legalidad vigente. En Asturias, por el momento, las aguas bajan más calmadas. Las aplicaciones digitales todavía no han desembarcado en la región ya que, a priori, es un mercado «poco apetecible» para su actividad comercial. Una circunstancia que no quita que el gremio acumule ya meses de trabajo con el objetivo de blindarse ante una posible llegada de estas multinacionales.
A la hora de hacer una radiografía del sector, es necesario tener en cuenta varios factores. El primero, el número de licencias de taxi concedidas, una competencia que corresponde a cada ayuntamiento en función de la oferta y la demanda del municipio. En la actualidad, según datos del Ministerio de Fomento, conviven en la región 1.404 licencias de taxi, que son nominales y solo se pueden traspasar a otro particular, nunca devolver a la Administración local. 312 de ellas trabajan en Oviedo, 309 en Gijón y 101 en Avilés. Dicho en otras palabras, el 51,4% del sector se reparte entre las tres grandes ciudades de la región.
A la hora de calcular el impacto económico de su actividad, los datos oscilan dependiendo de la referencia de ingresos brutos que se tome. Entre los sindicatos y cooperativas que operan en Asturias fijan los ingresos por cada licencia entre los 100 y los 120 euros brutos al día. Tomando esas 1.404 licencias como referencia, el sector mueve al año en la región entre 50 y 60 millones de euros. Estos ingresos brutos, según precisan los taxistas, se ven seriamente mermados si se cuenta con los gastos fijos que afrontan: mantenimiento y renovación del vehículo, combustible, seguro, emisora y licencia, entre otros. Todo ello sumado supone en torno al 40% de la facturación mensual.
En lo relativo a la concesión de licencias, Asturias se encuentra en una tendencia decreciente que coincide con su evolución demográfica. Así, en 2001 los ayuntamientos concedieron 1.529 licencias para operar en la región. Con datos a 3 de enero de 2019 la cifra es sensiblemente inferior, con las ya citadas 1.404 licencias en activo. Los trabajadores que dependen directamente del taxi, sin embargo, rondan las 1.870 personas contando a los asalariados. Esto es, personal contratado por el titular de la licencia para cubrir más horas y así aumentar los ingresos por licencia.
A la hora de traspasar las licencias, los precios se rigen por la oferta y la demanda de cada época. En la actualidad solo hace falta acceder a los principales portales digitales de compraventa para comprobar que los precios oscilan en función de la zona: 40.000 euros en Noreña, 80.000 en Langreo o 130.000 en Oviedo y Gijón. «El precio de la licencia, de todas formas, descendió más de un 50% desde el inicio de la crisis. Hace diez años se podían vender por 300.000 euros», explica Faustino Roque, presidente de la cooperativa gijonesa Radio Taxi Villa de Jovellanos, la más numerosa de la ciudad.
En lo que respecta a las licencias de VTC, Asturias ha dispensado 106 permisos en 2019, muy lejos de las punteras como Madrid o Barcelona que superan las 6.000. En su mayoría son empresas asentadas en el Principado desde hace años, que trabajan bajo encargo para eventos puntuales. Otras licencias, según denuncian algunos taxistas, se están utilizando para dar servicio en otras comunidades.
Artemio Ardura, presidente de la Federación Asturiana Sindical del Taxi (FAST), asiste a las fuertes protestas de su sector en Madrid y Barcelona con precaución y asumiendo que, a día de hoy, «Asturias no es una pieza excesivamente apetecible, con menos de un millón de habitantes y la demanda del servicio más que cubierta». A su juicio, es indispensable que se concrete «cuanto antes» el reglamento autonómico del taxi, un texto que «deberá regular directamente a los VTC y mojarse».
Santiago Muñoz, representante de Élite Taxi en Asturias, también incide en esta necesidad. «Hay una gran pasividad en las administraciones. Están esperando a que el toro entre en la plaza y lo que deberían hacer es tomar parte como ya se hizo en Baleares», defiende. Esto es, que los VTC no capten clientes en la calle y que la carrera tenga que contratarse con antelación.
Manuel Arnaldo, presidente de la Asociación de Empresarios de Auto Taxi del Principado de Asturias (Asotaxi), insiste en que la llegada de los VTC en plataformas como Uber o Cabify «no es alarmante pero sí preocupante». A su juicio el problema está en que no «nos pisemos unos a otros» y reconoce además que con los VTC tradicionales «nunca ha habido ningún problema».
El pasado lunes, más de un centenar de taxis de la región acudieron a Madrid para acompañar a sus compañeros durante las protestas. Su lucha es la nuestra, ya que una vez que tengan las grandes ciudades irán hasta el pueblo más pequeño, eso seguro», afirma José María Rodríguez, presidente de Radio Taxi Gijón. A su juicio, el sector tiene que mantenerse expectante ante una competencia «que siempre sale rentable, ya que ellos tienen costes mínimos en licencias». En la misma línea se pronuncia Jose María García, tesorero de Radio Taxi Ciudad de Gijón. «La situación es complicada, pero lo que hay que dejar claro es que ellos tienen su ámbito de actuación y nosotros el nuestro. Es como si Autos Sama empieza a hacer las líneas de Emtusa por dentro de la ciudad, no me entra en la cabeza», sostiene.
En Oviedo las dos principales cooperativas son Radio Taxi Principado y Radio Taxi Ciudad de Oviedo, que aglutinan entre las dos 304 de las 312 licencias que hay en la ciudad. En estos momentos se encuentran en un proceso de fusión. Julio da Silva, presidente de Radio Taxi Ciudad de Oviedo recuerda, al igual que sus compañeros, que el taxi «es un servicio público, fiscalizado y regulado y los VTC no».
Rodrigo Rodríguez, presidente de Radio Taxi Villa del Adelantado de Avilés, explica que en la ciudad hay 101 licencias: «son las que son y en principio no hay habitantes para que haya más». Si los VTC llegaran al Principado, según resume, «no habrá volumen de negocio para absorber tal cantidad de licencias adicionales».
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