Susana Solís, eurodiputada por el Partido Popular Europeo

«El plan industrial limpio para Europa llega cinco años tarde»

–¿Qué se puede esperar del plan para el acero?

–Espero que recoja muchas de las propuestas que hemos hecho desde el Partido Popular Europeo y yo misma. Desde octubre llevo trabajando con todo el sector, hemos tenido reuniones con el CEO de Arcelor en Europa, también en España, hemos visitado las plantas... En noviembre impulsé un debate porque ya veíamos que la situación era crítica. Hay tres temas clave: un problema de sobrecapacidad mundial porque el mercado está inundado de acero barato chino subvencionado, el problema de los precios de la energía, que están disparados, y el CBAM (Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono), que no funciona y se puede eludir fácilmente. En la actualidad no hay ni demanda de acero verde, ni siquiera hidrógeno verde competitivo y, por lo tanto, ahora mismo la descarbonización no es rentable.

–El sector teme que las medidas sean poco concretas y, sobre todo, que sus efectos no lleguen a tiempo. ¿Dará resultado el plan?

–El plan industrial limpio llega cinco años tarde, porque el pacto verde no vino acompañado de uno industrial. Nos hemos obligado a unas regulaciones muy ambiciosas sin tener la certeza de que íbamos a tener un modelo de negocio rentable para la industria. Ahora depende de la urgencia con la que seamos capaces de introducir estas medidas y de nuestra ambición. La primera, importantísima, es revisar las salvaguardas del acero, porque las actuales expiran en junio de 2026, e introducir la norma 'Melted and Poured', que no solo se tenga en cuenta de dónde viene el producto final, sino dónde se ha fundido. Y hay temas como los precios de la energía, que en el caso de España es crucial, porque son dos veces más altos que en Alemania y tres que en Francia, donde las propuestas se quedan en recomendaciones o guías para los Estados miembros. España es el país con mayor recurso en renovable y el que peor precio ofrece por cargos e impuestos. Me preocupa que la Comisión lo deje en manos de los Estados miembros con un país como España, que nos ha demostrado que no ha apostado por la industria, que llega siempre tarde y que no tiene una apuesta como Alemania o Francia.

–¿Qué cambios necesita el CBAM?

–Primero, proteger nuestras exportaciones a terceros países. Es urgente que dejemos de pagar los ETS (régimen de comercio de derechos de emisión) en la frontera y tener una solución para la reubicación de recursos, que además para Arcelor es importantísimo, ya que es lo que permite a los exportadores de acero de terceros países redirigir su producción más limpia a la Unión Europea, mientras siguen utilizando los métodos más contaminantes para otros mercados. Además, también necesitamos una solución para los productos posteriores, ampliar el alcance del CBAM. Las otras cosas que pedimos son que si el CBAM se muestra ineficaz, que no se puedan retirar los derechos de emisión gratuitos, y la simplificación de su burocracia.

–Han criticado mucho a su grupo y a usted misma por la propuesta de retrasar dos años la aplicación del CBAM.

–Yo fui muy clara cuando lo expliqué: hay dos partes, una, la simplificación de la burocracia, para lo que ahora hay un proceso en el Parlamento Europeo donde se van a hacer enmiendas, y otra, la revisión del CBAM. El mecanismo tiene lagunas, es algo que he trabajado con el sector, y según está diseñado es ineficaz. A mí lo que me parece realmente frustrante es la incapacidad del Gobierno de Asturias y los socialistas para ver la realidad. Lo hemos visto con Alcoa, luego con Saint-Gobain y ahora con Arcelor. Hay que dejarse de complacencia y hay que actuar. Que haya ido el presidente del Principado a Estrasburgo después de cinco años cuando ya se iba a presentar el 'Clean Industrial Deal' me parece ridículo, porque va cuando ya está todo hecho. Ahora va la consejera. Si se quiere influir que hubieran trabajado todos estos meses como el PP Europeo. Lo que yo decía no es ningún disparate. De hecho, se propone una revisión del CBAM. Es importante que la Comisión nos haya escuchado.

–Con la burocracia que impregna toda la UE, ¿cómo se va a lograr esa simplificación administrativa que buscan?

–Tenemos que ser valientes, pragmáticos, porque tenemos un riesgo enorme de deslocalización. Si vemos que hay una reglamentación que no funciona, habrá que cambiarla. Yo estuve trabajando para eliminar las multas al sector del automóvil. Es una barbaridad ponerle sanciones a nuestra industria y favorecer a los chinos.

–¿Fue el sistema de derechos de emisión un error?

–No es un error, es un mecanismo de mercado para luchar contra el cambio climático, pero lo que es un error es hacerlo de forma precipitada, que no sea de la mano de la de la industria, sin estudios de impacto.

–El sector de la defensa se erige como una oportunidad para Asturias. ¿Puede ser ese sector tractor que requiere la comunidad?

–Europa ha despertado y ha visto que necesita responsabilizarse de su propia seguridad y defensa. Hay una oportunidad enorme para Asturias, pero primero tendríamos que ver que el Gobierno de España está dispuesto a invertir en defensa, que lo lleve al Congreso, que todavía no lo ha hecho, que nos haga una hoja de ruta. Será un sector tractor, sin duda, podría hacer que Asturias tuviese un potencial de crecimiento mucho mayor, atraer talento, jóvenes, pero no puede ser a costa de otros, que la defensa venga para sustituir a nuestra industria electrointensiva.