El retraso de los trámites finales aplaza la puesta en marcha de la regasificadora

Enagás también está pendiente de recibir la orden final de puesta en marcha y el permiso municipal. Una vez que tenga en su poder estas autorizaciones, podrá empezar a funcionar casi de inmediato, puesto que la planta está ya preparada. De hecho, a mediados del pasado octubre, la terminal acogió el acto de bienvenida y comienzo del plan formativo destinado a capacitar a los profesionales encargados de su entrada en servicio. Un equipo humano de alrededor de 50 personas, a las que se sumará el centenar de empleos que generará la actividad de la regasificadora de manera indirecta.

La instalación arrancará solo con uno de los dos tanques de los que dispone, que tienen una capacidad de 150.000 metros cúbicos cada uno. Según las previsiones iniciales, el segundo se activaría en abril. La planta de El Musel es clave para la contribución de España a la seguridad de suministro de Europa y aportará hasta 8.000 millones de metros cúbicos de gas natural de capacidad al año, mediante la descarga y carga de hasta cien barcos al año.

La planta gasista gijonesa es una pieza estratégica en el plan diseñado por el Gobierno español para contribuir a la autonomía energética y la reducción del consumo planteada por la Unión Europea a raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la consiguiente crisis que disparó los precios de los combustibles. En ese papel de refuerzo de la seguridad de suministro energético del continente, la instalación asturiana está llamada a desempeñar un papel destacado gracias a su ubicación. Por una parte, se localiza en un punto inmejorable para recibir gas de Estados Unidos, que ha disparado su suministro a España.

Por otra, desde Gijón pueden partir buques metaneros con destino a los puertos del centro de Europa. Por ejemplo, en Rotterdam (Países Bajos) se encuentra una de las principales regasificadoras del continente. Precisamente, el plan europeo para favorecer la soberanía energética pretende reforzar la capacidad de almacenamiento y distribución, de modo que los países más vulnerables por la falta de gas, como Alemania, no se vean obligados a sufrir restricciones en el suministro.