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C. AMADO / N. A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Lunes, 27 de diciembre 2021, 01:37
La escalada del precio de la luz tiene varios factores, pero hay uno que en los últimos meses está siendo determinante, no solo en España, sino en toda Europa. Se trata del gas natural, utilizado en los ciclos combinados que generan electricidad. Su coste en ... el último año se ha multiplicado casi por siete, situándose en máximos históricos que han superado los 160 euros el megavatio/hora en las subastas diarias de Mibgas (Mercado Ibérico del Gas). Si a eso se suma la escalada de los costes de emisión de CO2, que ya superan los 80 euros por tonelada -hace un año eran 30,9-, que también necesitan las centrales de ciclo combinado, da como resultado los precios actuales de la luz en el mercado diario, que han llegado a alcanzar los 400 euros por MWh.
Según los análisis que realizan las compañías energéticas, la escalada del precio del gas obedece a varios factores. Uno de los principales causantes de estos incrementos es el mercado asiático, cuya demanda de gas natural licuado ha aumentado debido a la recuperación económica. Esto ha provocado la subida de los precios en el mercado mundial y que haya menos gas disponible para las importaciones a Europa. La mayoría de los países de la Unión Europea depende de esas compras al exterior para cubrir su demanda.
Además, los inventarios de gas -los depósitos de almacenamiento- en Europa se encuentran un 20% por debajo del año pasado y un 18% en comparación con el promedio de los últimos cinco años. A este descenso también ha contribuido la llegada del frío con más antelación a los países europeos, lo que ha causado una aceleración del 10% en la extracción respecto al otoño de 2020 y que la demanda de gas en la UE se haya incrementado un 5% en relación con el mismo período del año pasado.
Y como Rusia es el país que domina el mercado del suministro de gas a Europa, los conflictos geopolíticos en los que está involucrada esta potencia afectan también al precio del gas. Esta situación de dependencia y las tensiones entre Bielorrusia, Polonia y Alemania, además de la presión entre Rusia, Ucrania y la OTAN, junto con el conflicto entre Argelia y Marruecos, tienen consecuencias directas en el mercado de este combustible. Aunque Rusia sigue produciendo al mismo nivel que otros años, sus exportaciones hacia la Unión Europea se han frenado, hasta el punto de que entra un 20% menos de su gas en la UE.
Los precios también se han visto afectados por el retraso en la certificación del gasoducto Nord Stream 2, una infraestructura propiedad de una compañía con sede en Suiza controlada por Gazprom y que ha costado 9.500 millones de euros aportados por esa estatal rusa y algunos inversores europeos. Este gasoducto está destinado a transportar el gas ruso directamente hasta Alemania por el lecho del mar Báltico a través de más de 1.200 kilómetros de tuberías, evitando Ucrania y Polonia.
A mediados del mes pasado, cuando la Agencia Federal de Redes de Alemania suspendió la certificación de Nord Stream 2, el precio del gas sufrió un incremento al día siguiente del 18%. Esta decisión, aunque achacada a cuestiones de procedimiento por las autoridades germanas, coincidió con los movimientos de tropas rusas en la frontera con Ucrania y la crisis fronteriza entre la Unión Europea y Bielorrusia. Según la consultora Energy Aspects, podría no estar disponible hasta bien entrado 2022, pese a que esta nueva instalación ya está terminada y duplicará la capacidad de las rutas submarinas desde Rusia a Europa.
Con el mismo argumento, algunos analistas señalan que Nord Stream 2 aumentará la dependencia de la UE de las exportaciones rusas. En el caso español, a finales de octubre, se sufrió, además, otro golpe. Argelia rescindió el contrato con Marruecos que permitía el transporte de gas hacia España mediante el gasoducto Magreb-Europa (GME). 1.400 kilómetros de tuberías, de los que más de un tercio atravesaban territorio marroquí y por los que llegaban a la península 6.000 millones de metros cúbicos de este combustible al año. Queda otro gasoducto, el Medgaz, que une Argelia y Almería directamente, por el que vienen 8.000 metros cúbicos y cuya capacidad se intenta ampliar, pero el recorte es cuantioso. Una parte se está intentando paliar mediante el transporte de gas natural licuado en barcos metaneros, pero la alta demanda de buques de Asia complica el asunto.
De hecho, las necesidades europeas, que están disparando los precios, provocan, incluso, que haya naves que ya viajaban rumbo a Asia y que están dando la vuelta ante los precios que se pagan en el viejo continente. El jueves, el precio del gas cayó más de un 20%, precisamente, al reportarse cargamentos de gas estadounidense rumbo a Europa.
El otro gran factor al que se achaca la subida de los precios de la electricidad en los mercados mayoristas es el coste de los derechos de emisión del CO2, básicamente, lo que cuesta contaminar, que se ha multiplicado por tres en un año. De hecho, en la última cumbre del clima, la denominada COP 26, celebrada en Glasgow, la Unión Europea insistió en que impondrá algún tipo de ajuste en frontera, que empezará a gravar el CO2 de ciertos productos -cemento, hierro, acero o aluminio, entre otros- que provengan de países que no apliquen medidas medioambientales similares.
El nuevo Gobierno tripartito alemán, liderado por Olaf Scholz, anunció su intención de defender un suelo mínimo en el precio de estos derechos, que estaría en los 60 euros por tonelada. Las previsiones de las energéticas, sin embargo, apuntan a que en el mercado podría alcanzar los 100 euros por tonelada, derivado en parte de la entrada de una fase más restrictiva de este mercado, confeccionado para desincentivar tecnologías contaminantes y potenciar la inversión en otras verdes, pero también por los efectos de la especulación, inversores que han visto en esta escalada constante una forma de hacer negocio.
Con el gas y los derechos de emisión disparados, la luz hace lo propio, empujada por un mercado marginalista en el que las centrales de generación cobran por el precio más elevado que entra en el mix. Por tanto, eólicas, hidráulicas o nucleares son remuneradas a precio de ciclo combinado, lo que incluso está haciendo de nuevo competitivo al carbón. Y todo ello llega a la factura eléctrica, sin visos de mejorar, porque los mercados de futuros apuntan a que estos precios se mantendrán hasta bien entrado 2022.
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