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N. A. E.
GIJÓN.
Domingo, 11 de julio 2021, 01:04
Será una suerte de bote salvavidas, pero que aún no se sabe cómo va a funcionar. Las plantas asturianas de Arcelor tienen que reconvertirse, adaptarse a una economía descarbonizada, pero los procesos que se implantarán en la región aún no están maduros, ni siquiera probados. ... La multinacional lleva varios años con proyectos de I+D+i sobre la mesa destinados a reducir las emisiones de forma drástica y varios de ellos incluso se están desarrollando de forma experimental, pero la multinacional aún no puede valorar el funcionamiento a nivel industrial de estas tecnologías.
Así, Arcelor tiene ensayos en cinco de sus plantas europeas siguiendo las dos rutas que ha trazado en su proceso descarbonizador. En Gante (Bélgica) está Carbalyst (Steelanol), donde se construye a escala industrial una planta de 165 millones de euros para capturar gases del horno alto y convertirlo en 80 millones de litros de bioetanol al año. Allí también está Torero, una planta de 50 millones para transformar residuos de madera en biocarbón para reemplazar al combustible fósil habitual. Se espera que estas instalaciones estén listas en 2022. En Dunkerque (Francia), hay un proyecto de captura de carbono 3D con el que se esperan recuperar 0,5 toneladas de CO2 a la hora este mismo año y también está IGAR, una planta piloto para capturar residuos de CO2 y desechos de hidrógeno de la siderurgia y convertirlos en gas sintético que sustituya a combustibles fósiles. Además, en Hamburgo (Alemania), se encuentra en fase de diseño y financiación un proyecto para utilizar hidrógeno en lugar de gas natural en la reducción directa de mineral de hierro (DRI). También hay iniciativas en la factoría gala de Fos-sur-Mer y la germana de Bremen. El coste de este proceso descarbonizador, según cálculos de la empresa, se mueve en una enorme horquilla de entre 60.000 millones y 265.000, porque aún no se sabe qué tecnologías saldrán triunfadoras en estas pruebas y desarrollos.
No solo Arcelor se encuentra en esta situación. H2 Green Steel ha planteado en Suecia la primera planta de acero libre de emisiones del mundo gracias al hidrógeno, una iniciativa que asciende a 2.500 millones de euros. La producción a gran escala comenzará en 2024. Thyssen proyecta hacer verde su planta de Duisburg (Alemania) para producir 400.000 toneladas de acero ecológico en 2025 y tres millones en 2030; mientras que Tata Steel, para su factoría de IJmuiden, en Holanda, plantea capturar CO2 y transportarlo para almacenarlo bajo el Mar del Norte.
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