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SUSANA BAQUEDANO
OVIEDO.
Domingo, 18 de febrero 2018, 04:05
Salvo los seis meses de Gobierno de Foro, Antonio González (nacido en 1960 en Miñagón, en el concejo de Boal) ha ocupado la Dirección General de Trabajo del Principado con los sucesivos mandatos del PSOE desde 1999, con lo que podría preciarse de ser el ... alto cargo de una Administración autonómica más antiguo de Asturias y de toda España, pero no lo hace. Es un hombre prudente. Dice que la clave de su supervivencia en el Ejecutivo reside en «no pisar charcos», pero este licenciado en Derecho e ingeniero técnico de Minas es, además de cauteloso, un hombre que inspira confianza y transmite «verdadera vocación» por su trabajo, porque como él mismo dice, «lo apasionante del mercado laboral es que es enormemente dinámico; hace un año el problema era cómo llevar a cabo reducciones no traumáticas de plantilla en las empresas y hoy el problema es la falta de mano de obra en algunas de ellas».
-BBVA prevé que el paro en Asturias roce mínimos históricos en 2019. ¿Comparte esta proyección?
-Si uno mira la evolución del paro de los últimos cuatro años, todo va orientado en ese sentido. Pero prefiero ser cauto. Cualquier cosa puede torcer la buena evolución. Igual que hay círculos viciosos hay círculos virtuosos, y ahora estamos en la fase ascendente de la economía, pero yo me guardaría mucho de lanzar las campanas al vuelo. Es cierto que la actividad turística está en ascenso y este año, con el centenario de Covadonga, va a tener un tirón aún más fuerte y ahí la Administración asturiana tiene que ponerse alguna medalla. Pero la economía está tremendamente internacionalizada y si alguien tose en Japón el resfriado puede llegar aquí, por el efecto mariposa. Las sensaciones son positivas, pero hay que estar siempre ojo avizor. 2019 será un año electoral y tendrá también sus particularidades.
-¿En el mínimo histórico del paro podrían influir las jubilaciones que ya tocan y la falta de mano de obra activa?
-En Asturias tenemos un problema importante de población activa, que tiene que ver con el envejecimiento y con que en Asturias se han afrontado diversas reconversiones a través de prejubilaciones. ¿Cómo se aumenta la población activa? Ofreciendo condiciones atractivas a la población pasiva para que se reincorpore al mercado, trayendo población inmigrante o incentivando la natalidad, pero esta última solución tendría sus efectos a 18 años vista. Y luego hay que tener en cuenta la robotización, las nuevas tecnologías y las nuevas maneras de hacer las cosas. No sabemos cómo va a influir todo eso en los futuros empleos.
-¿Comparte la visión generalizada de que el demográfico es, hoy por hoy, el principal reto de Asturias?
-Posiblemente lo sea. Tiene que ver con la propia esencia, porque si deja de haber personas en el Principado deja de existir el Principado mismo. El reto demográfico tiene muchas variables. Hay que tener en cuenta la población actual, la natalidad y la llegada de inmigrantes. En las últimas décadas, la inmigración en Asturias no ha tenido tanto repunte como en otros lugares de España pero no hay que olvidar que esta comunidad ha sido durante décadas tanto lugar de salida como de llegada de trabajadores. En cualquier caso, el problema demográfico no se puede circunscribir a una sola región.
-Los gallegos ya han hecho sus cálculos. El Foro Económico de Galicia cifra en 20.000 los jóvenes de entre 25 y 34 años para hacer frente al despoblamiento.
-No estoy en condiciones de decir si en otras áreas del Gobierno del Principado se está trabajando en este tipo de cálculos. En Trabajo no se está haciendo. Se supone que ese estudio es para fijar población y este es un término en ocasiones confuso. En un momento con, afortunadamente, un amplio margen de libertad individual en los Estados, ¿cómo se tienta a la gente para que se fije en un territorio? Es un asunto enormemente complejo y sería bueno que se reconocieran las limitaciones que tienen desde las administraciones.
-El presidente del Principado aboga por un pacto demográfico.
-El principal elemento positivo es el amplísimo consenso que existe de que todos sintamos que nos enfrentamos a un reto importantísimo. Es un reto de la sociedad entera. Otra cosa es que no haya luego acuerdo respecto a las soluciones a adoptar.
-Algunos sectores están dando ya la voz de alarma: no encuentran mano de obra cualificada.
-Lo primero es alegrarse de que exista ese problema, que se está manifestando desde hace un año. Hace un año nadie se quejaba de que faltase mano de obra. Al contrario, el problema era cómo aplicar mecanismos para ajustar plantillas de manera no traumática en las empresas y hoy parece que falta mano de obra en algunas de ellas. Este cambio hay que concretarlo más. Hay que saber dónde, cuándo y qué mano de obra o profesión se necesita y qué condiciones se ofrecen para cubrir ese hueco. El Gobierno del Principado oferta a las empresas que lo solicitan la posibilidad de hacer cursos de formación para empleados o desempleados con compromiso de colocación, que es el mejor mecanismo para proveerse de trabajadores. Otra cosa es que haya quejas y situaciones de necesidades puntuales y no se encuentren trabajadores en el mercado, pero eso debe resolverse también con soluciones puntuales porque los grandes profesionales no están en un reservorio para contratos temporales. Hay determinadas empresas que nunca tienen problemas para encontrar trabajadores y me refiero, por ejemplo, a ArcelorMittal, EdP o Asturiana de Zinc, así que este problema igual también tiene que ver con las propias reglas del mercado: qué me das, cuánto pagas y qué seguridad tengo. Ahí entra el equilibrio del mercado laboral.
-El metal llegó a cifrar hace unos años las necesidades de mano de obra a consecuencia de las futuras jubilaciones.
-Eso es por el contrato de relevo, una figura muy asentada desde hace décadas en el convenio colectivo del metal. Se necesita un trabajador por cada jubilado, pero me niego a pensar que esto llegue a la magnitud de problema. Habría que articular mecanismos para buscar trabajadores y formarlos.
-¿La FP dual podría ser una de las alternativas?
-La FP dual se entiende como una gran solución. En Asturias, en ocasiones nos encontramos con el problema del tamaño de las empresas, con plantillas pequeñas y que tienen complicado dedicarse a temas de formación porque tampoco tienen instalaciones que permitan hacer frente a este modelo. La FP dual viene a ser lo mismo que la añorada figura del aprendiz. El problema es que los oficios cambian mucho y muy rápido. Antes las piezas se hacían con torno y presadoras y ahora con impresoras aditivas.
-Y el retorno del talento, ¿sería otra de las opciones?
-Es una línea que nadie puede negar y que existe en nuestra Consejería, pero es complicada. Si el talento ha encontrado acomodo en otro sitio, es difícil que regrese. Las medidas están ahí y veremos hasta dónde se llega en esta segunda convocatoria, pero jugar a fichar grandes profesionales con condiciones de trabajo distintas a las que ya tienen es muy complicado. He tenido familia en Alemania y sé que los emigrantes también echan raíces donde van. Y hay otro debate: a lo mejor a Asturias no le conviene perder los posibles eslabones que tenemos en los grandes centros científicos del mundo; quizá sea mejor que sigan desarrollándose allí y retornen los frutos de ese talento.
-¿Qué recomendaría a los jóvenes de hoy en día para que se preparen con vistas a su incorporación al mundo del trabajo?
-Dos cuestiones elementales: ser una persona trabajadora y tener humanidad, saber dirigirse con educación al resto. También es importante trabajar en lo que te gusta o que al menos tengas cierta vocación, y después hay que formarse y actualizarse, sin esa sensación que parece que hay hoy en día de que haya que estar formándose de forma nerviosa. Luego, cada sector y cada profesión tienen sus propias peculiaridades.
-¿Cómo ve el mercado laboral?
-El mercado laboral de los últimos cuatro años indica que se está creando empleo, al igual que antes se veía el batacazo por la crisis, especialmente en la construcción. Hoy en día este sector empieza a remontar e irá a más con la obra pública que se atisba, mientras no haya ninguna crisis política. En los próximos años la construcción repuntará de forma razonable y tendrá un efecto tractor sobre el resto de los sectores, por lo que hay buenas expectativas.
-Dicen los sindicatos que se ha creado empleo, pero precario y con bajos salarios.
-Dicen que es empleo de mala calidad. Es cierto que se ha producido un repunte quizá excesivo de la atomización laboral, con cargo a la última reforma laboral, y se ha producido también un proceso de descuelgue de empresas de convenios colectivos sectoriales.
-La crisis también ha hecho aflorar la figura de los falsos autónomos.
-Esta figura se produce especialmente en el sector de la construcción. Aparte de las medidas de inspección y sancionadoras, suscribimos un convenio con la Fundación Laboral de la Construcción para combatir esta problemática. Este asunto también se resolverá, bien de forma legislativa si se equiparan las cotizaciones del trabajador por cuenta ajena y del autónomo o bien por el propio repunte económico.
-¿Hay suficientes medios en la Inspección de Trabajo para combatir la economía sumergida y el fraude laboral en Asturias?
-Tenemos una relación magnífica con la Inspección de Trabajo que trabaja a caballo para la Administración del Estado y para la autonómica, que se encarga de ejecutar la labor sancionadora. El fraude laboral merece todo tipo de críticas y es totalmente rechazable. Hay campañas importantes en esta materia por parte de la Inspección de Trabajo con buenos resultados respecto a la regularización. Hay diversas clases de fraude y se hace camino al andar. Ahora la jurisprudencia estudia el derecho a la desconexión del trabajador debido al whatssap.
-¿Podría decirse que los expedientes de regulación de empleo y las huelgas han pasado a ser, tras la crisis, un tema menor en su departamento?
-En los dos últimos meses hubo solo quince expedientes, cuando en los últimos cinco años había más de 1.000 al año. Y huelgas seguimos teniendo las de CAPSA, Mieres Tubos y Montrasa. En general, podríamos decir que estamos en un momento en el que se respira paz.
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