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NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Viernes, 16 de junio 2023, 01:19
Era una noticia «esperada y deseada», con esos calificativos resumía ayer el secretario general de UGT-FICA, Jenaro Martínez, el sentir de todos los ámbitos ... relacionados con la economía regional al conocer que Arcelor solicitaba formalmente los 450 millones de euros de subvención para abordar su plan de descarbonización en Asturias. Poco antes, él mismo había exigido que la compañía diera el paso, porque la decisión se estaba «dilatando de una manera incomprensible». La broma pasaba después por si la multinacional había sucumbido a su 'presión'.
Arcelor se hizo de rogar para presentar la documentación que exigía el real decreto que articula la subvención. Este hecho, acompañado por las dudas sobre la viabilidad económica del proyecto que traslada, generó cierta desazón, que desde las distintas administraciones siempre se ha querido zanjar. El presidente del Principado, Adrián Barbón, calificó ayer de «magnífica noticia para Asturias» la solicitud realizada por la multinacional. Por su parte, el director general de Industria. Juan Carlos Aguilera, además de valorar el anuncio, «por el que nos tenemos que felicitar en la medida de que va a ir transformando la actividad industrial», aseguró que el proyecto «permitirá tener una tracción sobre el empleo».
Las conversaciones entre Arcelor y la Administración regional, como también recalcó la multinacional, seguirán en marcha para facilitar la ejecución del proyecto. «Seguiremos colaborando con la empresa en desarrollar la hoja de ruta que determinará el proceso de descarbonización de las instalaciones que tiene en Asturias», apuntó en este sentido Aguilera.
Desde el Gobierno central, más allá de las declaraciones del ministro de Industria, Héctor Gómez, en las que mostraba su satisfacción por la solicitud de Arcelor, el secretario general de Industria, el asturiano Francisco Blanco, también destacaba este paso, una «estupenda noticia», que atribuye a la implicación tanto de la multinacional como del Ejecutivo «para que Asturias siga teniendo siderurgia». «Es una ayuda enorme», recalcaba también sobre un expediente en el que se ha implicado desde su nombramiento en diciembre, cuando se marcó como objetivo, además de potenciar la ejecución de los distintos PERTE del sector, «rematar un proceso estratégico para Asturias». Con este avance cree que «se ponen las bases de la siderurgia del futuro» en la comunidad.
Del lado sindical, ayer, también se trasladaba una sensación que mezclaba alivio y satisfacción. Los responsables de industria de los sindicatos mayoritarios no echan las campanas al vuelo, saben que no está todo cerrado, pero el paso dado por la multinacional era reclamado con insistencia desde que el Consejo de Ministros dio luz verde al real decreto que articula las ayudas. Su retraso estaba generando mucha inquietud, después de las prisas expresadas por la multinacional en varias ocasiones durante el último año.
Para Damián Manzano, secretario general de CC OO de Industria, la decisión de Arcelor «es una muy buena noticia, un paso necesario más» que esperan que se culmine «en el menor tiempo posible con la toma de la decisión por parte de Arcelor de abordar ya la inversión a la que tiene que destinar esa subvención», en referencia a la aprobación del proyecto por el Comité de Asignación de Inversiones, el órgano al más alto nivel que decide si son económicamente viables los proyectos de este tipo. Y pide que se ponga «por encima de todo la viabilidad de la actividad de la mejor forma posible y el empleo, tanto en la industria principal como en las auxiliares».
Porque aunque se coincide en que la descarbonización de la cabecera asturiana es necesaria y que a largo plazo las emisiones de los hornos altos no son sostenibles, los representantes de los trabajadores no olvidan que el proyecto de Arcelor incluye un ajuste de personal de prácticamente el 20% de la plantilla, alrededor de 1.000 trabajadores, sin que se conozca aún nada sobre el impacto en las auxiliares, aunque se intuye importante.
En este sentido, el secretario general de UGT-FICA considera «irrenunciable» el cambio de modelo productivo, pero pide que se garantice la capacidad. Porque el proyecto de Arcelor, además de incluir un recorte de empleo, también lo contempla de producción. Si no hay cambios, las factorías asturianas perderán más de un millón de toneladas. De ahí que Jenaro Martínez insista también en una demanda que llega de la parte sindical, pero también de los Gobiernos central y autonómico: que el proyecto se complete con otro horno eléctrico híbrido en la acería de Avilés que permita mantener las expediciones de acero.
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