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La planta gasista de El Musel recibirá su primer cargamento de gas natural licuado (GNL) entre el 30 de junio y el 6 de julio. Así lo trasladó ayer Enagás en una nota de operación, en la que informa a las compañías energéticas que tengan ... contratado el servicio en cualquier otra regasificadora del país de que pueden solicitar el cambio de localización para descargar en la terminal gijonesa. No se trata de su puesta en marcha oficial, sino de lo que se conoce como comisionado de la instalación, que es una operación previa para preparar la planta para su actividad normal. Esta tendrá lugar poco después, una vez que sean concretados los servicios de asignación de capacidad, con los que se definirá quiénes serán finalmente los clientes de la infraestructura asturiana. Este proceso finaliza, precisamente, el 30 de junio, fecha en la que podría llegar ya a Gijón el primer barco metanero.
Explica la gasista que la operación será gestionada mediante los mecanismos habitualmente empleados en el resto de regasificadoras, aunque con algunas peculiaridades. El volumen máximo de descarga será de 160.000 metros cúbicos de GNL, lo que supone una equivalencia de alrededor de 1.050 GWh, lo que implicaría que se podría llenar uno de los dos tanques de la planta por completo e incluso parte de otro, ya que cada uno tiene una capacidad de 150.000 metros cúbicos. No obstante, esos 160.000 metros cúbicos es el volumen máximo, por lo que la descarga podría ser menor. La empresa no confirma si estas operaciones se realizarán en solo uno de los tanques o en los dos, aunque sí ofrece una duración estimada del proceso, que será llevado a cabo por su propio personal: si se trata de 140.000 metros cúbicos rondará las 72 horas, mientras que si son 160.000 se alcanzarán las 90. También advierte de que el buque, limitado por el pantalán, tendrá una capacidad máxima de 200.000 metros cúbicos.
No obstante, aunque la previsión es que el primer barco llegue entre el 30 de junio y el 6 de julio, antes ya se tendrán que realizar distintas operaciones para preparar la terminal, que nunca ha entrado en servicio. Tras las labores de actualización y mantenimiento realizadas en los últimos meses, una vez que se confirmó que la regasificadora saldría de su hibernación, en los próximos días se procederá a la puesta en frío de la instalación, que debe permitir bajar la temperatura de los tanques y las canalizaciones para la llegada del GNL, que se encuentra a -160 grados.
Mientras, fuentes de la Autoridad Portuaria de Gijón subrayan la experiencia del personal de El Musel en el tratamiento de otros combustibles líquidos, que no distan demasiado de los protocolos relacionados con el GNL, por lo que la llegada del metanero no supondrá un hito en relación a la operativa del puerto, aunque sí lo sea la entrada en funcionamiento de la planta.
Han tenido que pasar casi once años desde que se acabara la construcción de la terminal -cuyo proyecto nació en la época anterior a la crisis de 2008-, una pandemia y una guerra que ha puesto en jaque el abastecimiento energético de media Europa para que por fin se vislumbre el arranque de la regasificadora, que supuso una inversión de alrededor de 380 millones de euros.
Recuerda Enagás que la planta gijonesa forma parte del Plan Más Seguridad Energética, aprobado por el Gobierno en octubre de 2022 con el objetivo de reforzar la seguridad de suministro en Europa. De hecho, su principal actividad será la de almacenar GNL para poder ser transportado después a otros países. No obstante, además de esos servicios de descarga, almacenamiento y carga del gas en régimen de acceso no regulado, la planta de El Musel ofrecerá también «el servicio indispensable de regasificación para la correcta gestión de la terminal y el servicio de carga de cisternas». Y no será una cantidad menor. El consejero delegado de la compañía, Arturo Gonzalo avanzó recientemente que se estima que este servicio regulado alcance el 40% del total, a pesar de que su actividad de regasificación se circunscriba al conocido como 'Boil off Gas' (BOG), el proceso de evaporación que tiene el GNL y que obliga después a suministrarlo a la red.
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