Las previsiones de la demanda de acero empeoran y dibujan un panorama sombrío para la siderurgia

Todo ello se produce en un contexto de paradas por todo el continente, incluidas las plantas asturianas. La acería de Gijón estuvo detenida durante ocho días por la baja cartera de pedidos y se reactivó el lunes, mientras que el tren de alambrón ha sufrido un periodo más largo de inactividad. En total serán trece días, ya que está previsto que vuelva a producir a partir de mañana. Hoy ya trabajará un equipo en el calentamiento del horno y para preparar el arranque.

Lo cierto es que el último trimestre del año se prevé flojo en las factorías de la región, ya que la demanda sigue débil y los clientes suelen tirar de existencias en la última parte del año para agotar los excedentes. No obstante, las plantas asturianas mantienen la actividad de sus dos hornos altos, algo que no sucede en otras del grupo y los problemas se dan, sobre todo, en alambrón. Con dificultades generalizadas por todo el continente, las instalaciones de Gijón y Avilés están mostrando una mayor resiliencia que las francesas o incluso la belga de Gante.

«El mercado europeo del acero se enfrenta a unas perspectivas cada vez más desafiantes, impulsadas por una combinación de baja demanda de acero, una desaceleración de los sectores que lo utilizan y cuotas de importación persistentemente altas», explica Eurofer en el comunicado hecho público ayer, en el que también cita, entre otros problemas, la debilidad general de la economía, las tensiones geopolíticas crecientes y los mayores costes de la energía para la UE en comparación con otros territorios.

De momento, las perspectivas de los sectores que utilizan acero son negativas. En el conjunto del año se espera un retroceso del 2,7%. Además, las proyecciones para 2025 también son modestas tras estos dos años y medio de crisis, tanto para el consumo aparente (+3,8%) como para la producción de los sectores que utilizan acero (+1,6%). De hecho, esta evolución sigue sujeta a una gran incertidumbre e, incluso, es probable que los volúmenes de contratación se mantengan muy por debajo de los niveles previos a la pandemia. Mientras, las importaciones de acero mantienen su fortaleza y suponen el 28% del consumo.

«Estos datos confirman aún más la necesidad urgente de actuar a nivel de la UE para preservar la producción de acero sostenible y los empleos de calidad en Europa, al tiempo que se apoyan las inversiones en descarbonización», recalcó Axel Eggert, director general de Eurofer, tras hacer referencia al debate de la pasada semana en el Parlamento Europeo en el que se coincidió en la necesidad de cambios para mantener la competitividad de esta industria. En este sentido, hizo un llamamiento a los eurodiputados y a la Comisión Europea entrante para que presenten «un sólido Plan de Acción Europeo del Acero como prioridad».

A la recuperación de la siderurgia no ayuda la recesión general en la que están los principales sectores que utilizan acero, incluidos la construcción, la ingeniería mecánica, los electrodomésticos, los artículos de metal y, ahora, la automoción, con noticias como el cierre de plantas de Volkswagen en Alemania por primera vez en la historia.

Además, Eurofer tampoco espera que el recorte de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) implique un fuerte tirón de las inversiones debido a la incertidumbre actual.