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A finales de la semana pasada, la Comisión Europea anunciaba que los Veintisiete habían logrado cumplir sus objetivos de almacenamiento de gas para el invierno. Se roza ya el 90% que se puso como meta, incluso dos meses antes de la fecha fijada: el ... 1 de noviembre. «Nos preparamos para asegurar nuestro suministro de gas este invierno y reducir nuestra dependencia del gas ruso», aseguró la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen. Sin embargo, esa garantía de suministro no viene acompañada de una rebaja de precios, más bien al contrario.
Los costes energéticos que avivaron la crisis inflacionista en su primer tramo vuelven a la carga, con el gas disparado un 50% en un mes, el petróleo al alza tirando hacia arriba de los combustibles y la electricidad en cifras que parecían haberse ya olvidado. Las olas de calor que vive media Europa amainarán en las próximas semanas, moderarán la demanda y con ella, posiblemente, los precios, pero distintos expertos ya advierten de una nueva escalada desbocada si el consumo de gas de China repunta y Europa, al contrario que el año pasado, sufre un invierno frío.
Como ejemplo, este miércoles, el precio promedio de la luz para los clientes de tarifa regulada vinculados al mercado mayorista subió cerca de un 12%, hasta situarse en los 134,94 euros por megavatio hora (MWh), su nivel máximo desde principios de marzo. Pese a los récords que está marcando la fotovoltaica, la alta demanda por el calor y el coste del gas vuelven a disparar la factura.
En el caso del gas juegan distintos aspectos. El más destacado en las últimas semanas es la posible huelga en dos plantas de gas natural licuado en Australia, que amenaza con reducir un 10% el suministro mundial, pero también afecta el aumento del consumo y la especulación, que sale a pescar beneficios en río revuelto. Con todo, el gas ha vuelto a recuperar los 40 euros por MWh, el tope que se puso en un principio para aplicar el mecanismo ibérico, aunque este se ha elevado ya a los 60 euros, según el acuerdo alcanzado por el Gobierno y la Comisión Europea para prorrogar la herramienta, y que aumentará la cuantía aún más, hasta los 65 euros de diciembre. De ahí que este mecanismo lleve casi seis meses sin activarse.
El arranque de la planta gasista de El Musel, que suma un 20% de la nueva capacidad de regasificación de Europa, ofrece más flexibilidad y garantías de suministro, pero poco puede hacer en cuanto a los precios. De hecho, el almacenamiento masivo en un momento de alta demanda también está contribuyendo a incrementar las cotizaciones.
En España, las capacidades subterráneas de gas natural están en máximos. Los registros que maneja Enagás –gestora del sistema– muestran que las reservas españolas están prácticamente al 100%, lo que supone 34.189,3 GWh, a los que se sumarían 2.849 de la red de transporte y 15.741,5 de las plantas de regasificación, que aún tienen más capacidad, pero cuyo contenido sufre más oscilaciones.
En la evolución del petróleo influye, de nuevo, la alta demanda, aunque combinada también con los recortes de producción de los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados (OPEP+). Este cóctel está afectando de lleno a su cotización y, por ende, a la subida de los carburantes. El barril de Brent cerró julio a 85,73 dólares, tras encarecerse 11, y la Agencia Internacional de la Energía advierte de que no ha tocado techo, aunque este miércoles se había moderado hasta los 83,27 euros.
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Según el último informe mensual del Ministerio para la Transición Ecológica, el precio medio de la gasolina se situó en Asturias en julio en 1,658 euros el litro, mientras que el del gasóleo alcanzó los 1,512, en ambos casos los segundos mayores del país, solo superados por los de Baleares. En la actualidad, el primero ya está a 1,771 y el diésel a 1,665. Esto implica que llenar un depósito de 55 litros supone una factura de 97,4 euros en el caso de la gasolina y de 91,5 en el del gasóleo.
En las mismas fechas del verano pasado, el precio era superior, 1,829 euros la gasolina, pero estaba vigente el descuento de 20 céntimos por litro aprobado por el Gobierno, por lo que la factura se reducía considerablemente, al rebajarse el litro hasta 1,629. El mismo repostaje se situaba en 89,6 euros, cerca de ocho euros menos que ahora. En el caso del gasóleo, no es así. Hace un año se había colocado por encima de la gasolina, a 1,852 euros, que con el descuento se quedaban en 1,652, por tanto llenar el depósito costaba 90,86 euros, aún por debajo que ahora.
Igualmente, todo apunta a que los precios seguirán subiendo y tendrán de nuevo un efecto directo sobre la inflación, que puede volver a dispararse en otoño.
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