La inflación cae a su nivel más bajo en 15 meses en Asturias, pero los alimentos vuelven a subir

En el caso asturiano hay que remontarse a junio de 2023 para encontrar un dato mejor del Índice de Precios de Consumo, mientras que a nivel nacional hay que hacerlo hasta marzo de 2021, justo antes del inicio de la espiral inflacionista derivada de la escalada de los costes energéticos. La caída ha venido propiciada sobre todo por el descenso de los precios de las gasolinas. También de la electricidad, aunque en menor medida, pues sus datos se comparan con la subida experimentada por estas partidas en septiembre de 2023, e influyen ocio y cultura, cuyos precios bajan con mayor intensidad que en el mismo mes del año anterior, indican desde el INE.

Hay que tener en cuenta que el coste de los carburantes se encuentra en niveles previos a la guerra de Ucrania, y la electricidad y los alimentos también se han visto favorecidos por el efecto base, ya que en septiembre de 2023 el IPC se había acelerado. En todo caso, en este periodo no solo se han suavizado los componentes más volátiles de la cesta de la compra. La inflación subyacente -aquella que excluye de su cálculo los alimentos frescos y la energía- se mantiene por debajo del 3% y, mientras a nivel nacional se reduce tres décimas -pasa del 2,7% al 2,4%-, en el Principado, aunque no cae, sigue en el mismo 2,7% de agosto..

La diferencia en cuanto a precios entre Asturias y el resto del territorio nacional está, sobre todo, en los alimentos, aunque también en el vestido y calzado, que subió un 3,1% frente al 0,4% estatal. Y si se baja al detalle, destacan, sobre todo, los incrementos de las carnes (11,6% el cordero, 3,7% el cerdo y 3,6% el vacuno), los pescados (+3,9%), el marisco (+5,4%), las patatas (+7,6%), los preparados de legumbres y hortalizas (+12,2%), el café e infusiones (+7,6%) y los aceites y grasas, cuyo aumento ronda el 7,6%, un dato que sigue siendo alto, pero comparado con el más de 40% que se registró en los primeros meses del año ya parece moderado.

Con todo, a pesar de que la subida se suaviza, el ciudadano no notará que los productos y servicios se rebajan. Los precios no caen en la mayoría de sectores, lo que hacen es subir menos, por lo que las facturas seguirán engordando, aunque a un ritmo inferior.

Habrá que esperar al próximo dato de octubre para conocer cómo ha afectado la paulatina desescalada de la rebaja del IVA. El Gobierno decidió extender en junio hasta final de año esta medida, pero con una progresión desde el 1 de octubre hacia la normalidad, lo que abre la puerta a un incremento del precio final de los productos afectados.

El tipo de IVA que se aplicará al aceite y oliva y otros productos básicos como la leche, la fruta, las hortalizas, los huevos o el pan ha pasado del 0% al 2% desde el 1 de octubre. Del mismo modo, el de la pasta y los aceites de semillas –como el de girasol– ha subido del 5% al 7,5%. Cabe recordar que antes de que el Ejecutivo pusiese en marcha la medida allá por enero de 2023, los tipos superreducidos aplicados a los alimentos básicos eran del 4%. Y el aceite, con un IVA del 10% por entonces, no se incluía en la cesta de 'básicos', algo que sí sucede ahora y que se mantendrá cuando en enero de 2025 el gravamen recupere los niveles previos a la crisis inflacionista.El Gobierno ha decidido tomar esta medida con el aceite de oliva porque sus subidas han superado el 50% durante varios meses consecutivos, registrando precios que triplican a los que tenía este producto hace dos años. Algunas asociaciones de consumidores denuncian que ahora la evolución del precio del 'oro líquido' dependerá de si los supermercados aprovechan para subir precios por encima de lo que marca el repunte del IVA.