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LAURA CASTRO
GIJÓN.
Domingo, 8 de septiembre 2019, 03:22
Una alternativa industrial que impida que el adiós de Vesuvius acabe con 111 empleos y con la actividad de la planta langreana. Eso es lo que reclaman los trabajadores de la empresa angloamericana, que apunta a la crisis del acero como principal motivo de ... los cierres de las factorías del polígono de Riaño y de Miranda de Ebro, en Burgos, donde estarían afectados 17 operarios más. La plantilla, que ya cuenta con el apoyo del Principado y el Ministerio de Industria, quiere además que se implique el departamento de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera. «Nuestra empresa fue una apuesta por la reindustrialización y la descarbonización y ahora nos encontramos con empresarios que quieren sacar más rendimiento y beneficio en otros países donde los costes laborales son más baratos», recriminó Juan Manuel Suárez Baragaño, presidente del comité de empresa de Vesuvius. De hecho, la empresa recibió 1,3 millones de euros en subvenciones entre 1987 y 1988 por ubicar una de sus plantas en Langreo, un territorio considerado entonces como Zona de Urgente Reindustrialización (ZUR).
La plantilla, que ayer recibió el apoyo del equipo de fútbol Unión Popular de Langreo y de sus peñas, tiene «las pilas cargadas», según Suárez Baragaño, pues «sentimos que hay mucho movimiento de masa social con nosotros. Está claro que este no es un problema solo de Vesuvius, sino que se trata del futuro de las cuencas». El presidente del comité insistió en que «nuestro trabajo da beneficios, somos muy eficientes, hay poco absentismo y el resultado que ofrecemos es de calidad». Por ello, se niegan a asumir la posición de la empresa y advierten de que continuarán con las movilizaciones hasta que haya una solución. «El martes vamos a ir a trabajar como si todo siguiera funcionando y después haremos una barricada. No vamos a parar de defender nuestro trabajo y nuestro pan», remarcó Suárez Baragaño.
En el 2009, la multinacional angloamericana ya había planteado el cierre y los motivos de entonces eran muy similares a los de ahora. Se escudan, de nuevo, en la mala situación que vive el sector siderúrgico y en la previsión de que en los próximos años la producción de acero se trasladará a los países del Este, donde los costes relacionados con energía, medioambiente y salarios son más reducidos. «No cuela para nada esa excusa. Esta empresa exporta el 70% de lo que produce a países como por ejemplo Turquía, donde el sector es altamente competitivo», reprochó Damián Manzano, responsable de Industria de CC OO. De hecho, la siderurgia turca se ha convertido en uno de los principales competidores de las plantas asturianas de Arcelor, que exigen un endurecimiento de las medidas comerciales para evitar que las importaciones de acero extracomunitario, principalmente procedente de Turquía y China, sigan creciendo. «Esta es una reestructuración en la que Asturias vuelve a ser la víctima. Después de Vesuvius está la central térmica y luego el monte. Eso es lo que queda en la cuenca, nada de nada», lamentó Manzano.
La plantilla se reunirá con los representantes de la multinacional el próximo jueves, cuatro días antes de la la primera marcha, que transcurrirá entre la factoría y el Ayuntamiento de Langreo y que implicará también una jornada de huelga. La segunda marcha está convocada para el día 24 y volverá a partir desde la empresa, pero esta vez finalizará en la sede de la Junta General, en Oviedo. Los trabajadores esperarán a reunirse con la empresa para planificar nuevas movilizaciones.
También el Principado aguarda la reunión del próximo jueves, cuando la multinacional presentará de manera formal el ERE para actuar. Así lo aseguró el consejero de Industria, Empleo y Promoción Económica, Enrique Fernández, ayer, quien incidió en que están trabajando de «forma conjunta» con el Ministerio de Industria para resolver la crisis. Explicó, asimismo, que «hay muchos factores de riesgo e incertidumbre para la industria y necesitamos un plan que prevea todos estos escenarios futuros y les ponga solución». Entre ellos, destacó los costes energéticos, medioambientales, el aumento de las importaciones y la modernización del sector a través del proceso de digitalización. «Es necesario tener un plan y para ello necesitamos un Gobierno operativo y con presupuesto para destinarlos a políticas industriales», reiteró Fernández, quien instó al cese de «las actitudes de bloqueo político, pues no llevan a nada».
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