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«La elección estaba clara: Europa debía salvar su acero. Se lo debemos a nuestra historia». El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la ... Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, se manifestó ayer con esta contundencia al presentar el Plan de Acción para el Acero y los Metales en Bruselas. Una estrategia elaborada con productores, sindicatos y otras organizaciones para salvar un sector clave para la economía europea y la asturiana, y que, a juicio del político francés, «cumple con todos los criterios de competitividad». En particular, se refirió al coste de la energía, la competencia, la oferta y la demanda. Con este documento, cuyas medidas ya adelantó EL COMERCIO, «estamos enviando claramente una señal fuerte a los inversores y también a los trabajadores de este sector. Proporcionamos previsibilidad y un marco competitivo para la producción en Europa».
A pesar de la firmeza puesta de manifiesto por Séjourné, las medidas que recoge el plan son muy generales y no se espera su concreción, al menos de la mayoría, hasta los próximos meses e incluso 2026. El vicepresidente comenzó la exposición de la hoja de ruta por la principal prioridad, junto con los precios de la energía, que es reforzar la cláusula de salvaguarda «a partir del 1 de abril» para proteger al sector de la entrada de productos de Asia. De forma paralela, se revisará esta herramienta, que expira en junio de 2026 y la Comisión plantea hacer permanente.
«Nuestro objetivo es reducir las importaciones (que superen los límites establecidos) hasta un 15%», señaló, aunque las nuevas herramientas comerciales –«más eficaces que las actuales y con acción a largo plazo»– no se presentarán hasta el tercer trimestre del año.
Asimismo, el vicepresidente anunció que la Comisión Europa ya está estudiando cómo extender la protección comercial al aluminio, «con el objetivo de establecer una cláusula de salvaguarda similar a la del acero». Hay que recordar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha impuesto aranceles del 25% al acero y el aluminio procedentes de Europa. Otra de las medidas que incluye el Plan de Acción del Acero es la reforma del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) «a finales de año». «Era una solicitud que incluía desbloquear inversiones en acerías que estaban bloqueadas», apuntó, al tiempo que se comprometió a acelerar el cronograma y aumentar la ambición en materia de reformas. Este refuerzo del arancel ambiental operará en tres direcciones: las exportaciones, las medidas antielusión y la ampliación de los productos afectados. «Nuestros productores no pueden ser los más virtuosos y ser penalizados en el mercado internacional», subrayó.
Además, para evitar que el acero extranjero sea sometido a un procesamiento menor en el Viejo Continente y luego sea vendido como europeo, la Comisión determinará su origen por dónde fue fundido y prevé aumentar la demanda de acero verde. «Vamos a introducir incentivos y un mínimo de acero limpio fabricado en Europa en nuestros mercados públicos», indicó. Para sostener la siderurgia, es fundamental asegurar el suministro de materias primas esenciales. La CE lo hará «con decenas de proyectos que se presentarán el próximo martes», relacionados no solo con las materias críticas, sino también con el reciclaje y la explotación minera.
Por último, Séjourné recalcó que «la industria del acero del mañana será baja en carbono». De ahí que parte de los esfuerzos se centrarán en garantizar precios competitivos de la energía mediante PPA (contratos a largo plazo). Además, se flexibilizarán las normas sobre ayudas estatales para «financiar la transición e invertir masivamente en hidrógeno». En este sentido, «se presentará un nuevo acto delegado para apoyar el hidrógeno bajo en carbono, particularmente el vinculado a la energía nuclear», lo que beneficiará a la siderurgia francesa.
La CE también desarrollará la investigación y la innovación con 150 millones de euros con cargo al Fondo de Investigación del Carbón y del Acero, en 2026 y 2027, y creará el Banco Europeo de Descarbonización «con palancas financieras y los fondos necesarios para apoyar la transición». Además, asignará 600 millones adicionales, a través de Horizonte Europa, destinados al Pacto por una Industria Limpia. En la fase de expansión, la Comisión prevé recaudar 100.000 millones de euros a través del Banco de Descarbonización Industrial, recurriendo al Fondo de Innovación y otras fuentes, con una subasta piloto de 1.000 millones en 2025 centrada en la descarbonización y la electrificación de procesos industriales clave.
La Comisión tiene claro que es imprescindible fomentar el uso del acero verde para que la siderurgia tenga futuro en este continente. Por ello, para que las industrias que inviertan en planes de descarbonización puedan beneficiarse de una 'prima verde', esta normativa desarrollará una etiqueta voluntaria sobre la huella de carbono, que comenzará este mismo año, precisamente, con el sector del acero. El vicepresidente ejecutivo de la Comisiónpara la Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, advirtió ayer de que el exceso de capacidad del mercado del acero «alcanzará niveles de récord en 2026 y 2027». De modo que si Europa quiere distinguirse, debe «tocar la demanda». «No habrá sostenibilidad de la siderurgia si no hay mercado en Europa para el acero bajo en carbono, y también depende de nosotros crear esta dinámica para crear el mercado», apuntó. Así, se va a crear una etiqueta europea para el acero, un distintivo que posibilite integrar parte de la producción de los Estados miembros en la contratación pública de edificios e infraestructuras y crear así un mercado.
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