lucía palacios
Lunes, 3 de diciembre 2018, 11:02
Las pensiones de viudedad están en el ojo del huracán. Si ya se discute en el seno del Pacto de Toledo cómo reformar este sistema que se creó cuando la mujer -que es quien principalmente recibe esta prestación- apenas participaba en el mercado laboral, ... ahora es la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE) quien azuza también este debate y se muestra partidaria de revisarlas.
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Así, el organismo que engloba a los países más ricos aboga por que las pensiones de viudedad dejen de ser de por vida cuando el beneficiario no haya alcanzado la edad de jubilación y recomienda a sus países miembro, entre los que está España, que sean temporales para aquellas personas que están en edad de trabajar. De esta forma, pretende que se convierta en una ayuda transitoria para adaptar la situación económica a la pérdida de la pareja, puesto que el beneficiario puede incorporarse al mercado laboral.
«Las pensiones de viudedad deberían centrarse más claramente en suavizar el nivel de vida de los viudos, un objetivo político necesario, al mismo tiempo que se limitan los desincentivos para participar en el mercado laboral y se elimina cierta redistribución entre los hogares que es difícil de justificar», explica la OCDE en su nuevo informe global sobre las pensiones publicado hoy.
Esto supondría un cambio radical para la gran mayoría de estados, puesto que solamente nueve países de los 35 que componen el club internacional limitan o niegan el derecho a cobrar una pensión de viudedad después de que se produzca un divorcio.
«Las pensiones de viudedad son útiles para proteger los ingresos disponibles de una persona una vez que su pareja muera, de la misma forma que las pensiones de jubilación sirven para evitar una caída en los ingresos tras las jubilación», ha afirmado el organismo, para añadir que ese objetivo «no es relevante» cuando quien muere es la persona que formaba una antigua pareja.
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Concretamente, España es, tras Grecia e Italia, el tercer país con mayor gasto en pensiones de viudedad de la OCDE y superó el 2,3% del PIB en 2017, lo que supone que duplica la media de la OCDE, que se sitúa en el 1%, según se recoge en el informe. En el lado opuesto, con menor gasto, se ubican Nueva Zelanda, Estonia, Australia y Letonia, con porcentajes inferiores al 0,5% del PIB.
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