![La paridad euro-dólar agrava el coste energético de la empresa asturiana y refuerza la exportación](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202207/16/media/euro-dolar-.jpg)
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La firma de contratos internacionales es, en la actualidad, una decisión de alto riesgo. A la incertidumbre en relación a los costes, a la escasez de materias primas o a los problemas en la cadena de suministros, se suma ahora otro elemento más: la devaluación ... del euro frente al dólar. Esta semana, la moneda estadounidense ha superado por primera vez en veinte años a la europea. Con ello, y simplificando, se encarecen las importaciones -destacan sobre todo las energéticas-, lo que dispara aún más la inflación, mientras que puede favorecer a las exportaciones, aunque con matices, puesto que los costes al alza absorben, al menos en parte, esa devaluación.
«La debilidad del euro frente al dólar nos permite exportar más barato y competitivo», destaca el nuevo director de Asturex, Bruno López, que también tiene en cuenta la otra cara de la moneda: «tal y como está ahora el tema de las materias primas, colabora en que las compremos aún más caras, con lo cual el balance es poco positivo». De ahí que el turismo y las ventas al exterior puedan verse beneficiadas, mientras que las importaciones y los costes energéticos se verán penalizados. No obstante, hay que tener en cuenta que los principales destinos internacionales de los productos asturianos son otros países comunitarios, que acaparan casi el 62%, lo que diluye también ese posible efecto positivo.
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En este contexto, los responsables de compras de las empresas reconocen que viven en una incertidumbre absoluta. Luis Vallina, consejero delegado de Nueso Group, compañía gijonesa que se dedica, entre otras actividades, al sector logístico, destaca el diálogo constante entre clientes y proveedores. «Hay mucha renegociación», asegura, porque la situación cambia por semanas o, incluso, días. Hace menos de un mes, las materias primas empezaban a dar un respiro en los mercados internacionales y parecía que iba a llegar el momento de recuperar 'stocks'. Ahora ya no. «La tendencia a la baja se está compensando con las divisas», señala, y con las dudas de qué pasará con Alemania. Porque si el motor económico europeo gripa, toda la cadena de suministros y los proyectos estarán en peligro.
De ahí que apunte a que muchos se quedarán por el camino. No los estratégicos, como son los relacionados con la descarbonización, cada vez más necesarios, pero está seguro de que se romperán contratos. «Hay proyectos que se caerán y eso puede afectar a la empresa asturiana», advierte. Sin embargo, ve oportunidades para las compañías exportadoras, sobre todo, aquellas que están bien posicionadas en América Latina.
Ana Margarita Martínez, profesora de Fundamentos Económicos de la Universidad de Oviedo, va más allá y profundiza en cuál es el motivo que está llevando a este cambio en la relación euro-dólar. Y, en parte, se encuentra a que Estados Unidos respondió primero a la inflación con una subida de tipos. «Los flujos de capital se van a la economía que remunera más», justifica, pero para lograr un regreso a la normalidad no es suficiente con que en Europa se suban los tipos de interés, «porque la guerra está aquí y no allí». Se considera al dólar un valor refugio frente a la inestabilidad del Viejo Continente. Prueba de ello, es que la evolución de la libra va paralela a la del euro.
Además, el Banco Central Europeo está siendo más prudente a la hora de subir los tipos por los efectos que tiene en el endeudamiento, en el privado, al elevar las hipotecas, y en el público, por desatar las primas de riesgo. Este último efecto penaliza, sobre todo, a los países del sur, mientras que en Estados Unidos no existe esa fragmentación. «Creo que vamos a ver otra vez inestabilidad cambiaría», apunta Martínez, que recuerda que la depreciación del euro no hace directamente competitivas las exportaciones, ya que hay que tener en cuenta el diferencial de la inflación.
En este sentido, Fernando Gascón, profesor de Economía Financiera de la Universidad de Oviedo, coincide en que es esa fuga de dinero de euros a dólares lo que está provocando este cambio de equilibrios, aunque para el ciudadano lo realmente importante es saber cuánto cuesta una cesta de productos similar. The Economist lo hace desde 1986 con su índice Big Mac, relacionando el precio de la famosa hamburguesa con el valor del dinero, y plantea una infravaloración del euro de casi el 15%.
Coste de la vida
Esa debilidad de la moneda europea aumenta el coste de la vida en el Viejo Continente, y más aún porque no solo se está resintiendo su relación con la moneda americana, también con el yuan chino. «El euro está débil porque el mercado se está dando cuenta de que quien paga la factura de las sanciones a Rusia es Europa y no EE UU», resume Víctor Alvargonzález, socio fundador de Nextep Finance.
Los viajeros europeos que quieran visitar EE UU se verán perjudicados, pero también las empresas que compran en ese país o en China y, al final de una larga cadena, el ciudadano en general que ve cómo sus gastos se disparan. «El peligro aquí está en los particulares que no puedan llegar a fin de mes o que empresas asturianas decidan cerrar o despedir a gente si no pueden colocar sus productos», advierte Gascón, que extiende el posible impacto a los bancos, que pueden sufrir una mayor morosidad y restringir el crédito -agravado por el aumento de los tipos de interés- o problemas de suministro porque comprar determinados productos pueda convertirse en un lujo. En el ámbito de la energía también se saldrá perdiendo, aunque cree que empresas grandes, como Arcelor o AZSA, pueden «saber capear mejor los problemas de cambio», al utilizar derivados o realizar operaciones en monedas distintas. Y da otra clave para sortearlos, intentar cambiar de proveedores.
La gran pregunta es qué pasará ahora. Dependerá de si finalmente hay o no recesión, del ritmo de subidas de tipos del BCE y de la incertidumbre que los inversores mantengan sobre las perspectivas de Europa. Todo está en el aire.
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