Las nuevas oportunidades de negocio que los asturianos salvaron de la covid

Así, parte de quienes trabajaban de cara al público buscaron la manera de suplir las restricciones a través de una pantalla para promover, por ejemplo, el ejercicio físico. O cocinar desde casa para elaborar los platos que no podían salir de los fogones de un restaurante, debido a las restricciones sanitarias. O idear nuevas maneras de hacer la compra sin tener que coger el carrito y recorrer el supermercado.

Si bien la pandemia trajo consigo limitaciones, también propició algunas ventajas, como el teletrabajo, aunque el nivel de despliegue de esta actividad es mucho menor que hace tres años. En este sentido, «la pandemia nos ha venido muy bien», asegura Enrique Jáimez, director general de Clúster TIC. El teletrabajo, los medios digitales y el comercio electrónico son tres campos que apunta para explicar que «se ha acelerado el desarrollo del sector. Lo sabe bien quien está al frente de una entidad que cuenta en estos momentos con 98 socios. «La pandemia ha supuesto una aceleración de la transformación digital», recalca. En algunas empresas, recuerda Jáimez, se modificó la toma de decisiones.

También el Kit Digital puesto en marcha por el Gobierno central supuso cierta revolución. De hecho, 5.000 compañías asturianas solicitaron este paquete para incorporar soluciones digitales con el fin de conseguir un avance significativo en este terreno. «Muchas empresas que no estaban en la digitalización se metieron de lleno en ella», apunta Jáimez.

«Muchas alumnas me pedían entrenamiento en su casa»

A María Castañera le interesaba la preparación física de las mujeres parturientas. En el Grupo Covadonga, esta licenciada en Ciencias de la Actividad Física comenzó a impartir clases para ellas. «Llegó la pandemia y hubo que interrumpir las clases presenciales». Y buscó otra opción. Tanto le gustó que es su actual forma de vida. «Muchas alumnas me pedían entrenamiento en su casa» y así fue como nació Mumactive. «Hice un excel y creé mi propia aplicación, en donde fui grabando muchos vídeos de entrenamiento en directo desde mi casa y también en un almacén». La idea cuajó y creció. «Ahora tengo a 140 alumnas de España, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia e Italia. Es una plataforma de entrenamiento personalizado. Yo conozco a cada una y sé lo que necesita».

Las atiende desde que comienzan y hasta el día del parto. «Tras la cuarentena, muchas vuelven a engancharse», apunta. Es «una oportunidad» de la que quiere vivir, recalca Castañera. Ya tiene trabajando con ella a dos profesionales y está pensando en incorporar a una fisioterapeuta a su equipo y en realizar adaptaciones «cada vez más personalizadas».

Un servicio para hacer la vida más fácil y cómoda al cliente

La compañía asturiana de supermercados Alimerka puso en marcha, a finales de 2019, su servicio Click and Collect, que se inauguró en la tienda de Nuevo Roces, en Gijón. Se trata de una innovadora iniciativa que posibilita a los clientes que hagan su compra 'online' y la recojan en un máximo de cuatro horas en unas taquillas que conservan todo tipo de alimentos, incluidos aquellos que necesitan refrigeración y congelado. La cadena se adelantó a la pandemia con este sistema, muy bien acogido por los consumidores y que se convirtió en una herramienta muy útil durante los meses de confinamiento y restricciones. Pero llegó para quedarse, ya que nació con el objetivo de hacer la vida más fácil y cómoda a los clientes y aporta unas condiciones de compra y recogida muy flexibles.

En la actualidad, Alimerka sirve más de 7.000 pedidos mensuales en unos 50 puntos de recogida Click and Collect. De hecho, todas las nuevas aperturas de la cadena ya incluyen un hueco para este servicio. Pese al éxito, la empresa trabaja para seguir implementando mejoras y aumentar su red de puntos de recogida en ubicaciones estratégicas.

«Mi negocio nació en casa, cocinaba de noche»

«La mía es una historia atípica», cuenta el cocinero David Feito al hacer balance de su negocio. Su intención era abrir un local justo «cuando nos encerraron en casa». Así es que Satori, que es la tienda que ahora regenta, «nació en casa» hace tres años. En la cocina de su vivienda comenzó a elaborar platos y a colgar las fotos en Instagram. De allí, pasó a llevar sus creaciones a Casa Lúpulo, en Gijón. «Cocinaba por la noche; mi cocina no es muy grande, pero me arreglaba», relata. Sin embargo, Satori seguía en su cabeza y empezó a compaginar ambas cocinas, realizando menús en casa, por encargo. Su empeño tuvo sus frutos y acabó abriendo un local en la calle Libertad, dedicado a los alimentos fermentados y a la cocina oriental.

«Me centro en tres apartados: los encurtidos que metes en vinagre, pero que no fermentan; los que sí lo hacen (chucrut, kimchi, kéfir de leche y de agua, misos, salsa de soja...), y mantengo, en tercer lugar, la comida para llevar». Su modelo, cuenta, «es extraño, solo hay otra tienda similar en Barcelona». Reconoce que lo que ha hecho «es un riesgo», pero también era su ilusión.