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La antigua planta de Danone en Salas verá triplicada su capacidad de producción cuando la nueva propietaria, la compañía holandesa Royal A-ware, retome la actividad el próximo año. De las 74.255 toneladas anuales de leche cruda que podían entrar en la ... fábrica cuando la gestionaba la multinacional de origen español e pasará a 250.000, según recoge el proyecto de modificación sustancial de la autorización ambiental integrada presentado por Royal A-ware ante la Dirección General de Calidad Ambiental del Principado y que desde ayer y hasta el 15 de julio estará en periodo de información pública.
Precisamente, este trámite se debe al aumento de la producción previsto en las instalaciones, que obliga a la compañía a actualizar el permiso ambiental. En cuanto a la capacidad relativa a las unidades de producto, se incrementará de las 42.000 toneladas al año que elaboraba Danone –sobre todo de 'Danonino'– a 95.000 con los derivados lácteos de Royal A-ware. Casi en exclusiva, de la fábrica asturiana saldrá mozzarella dirigida «al mercado minorista usando productos locales». En las «primeras fases de andadura de la nueva fábrica» se producirá este queso en tres formatos: bolas de 125 gramos y perlas de seis de mozzarella fresca y cilindros de baja humedad, «en diversas cantidades, según las necesidades del mercado». En total, la previsión es que se elaboren unas 70.000 toneladas anuales de este queso.
Pero en la planta de Salas también se producirán otros dos productos: el suero resultante del proceso, que se concentrará al 28%, y la crema, que lo hará en proporciones que oscilan entre el 40% y el 44%. Según especifica Royal A-ware en el documento, «ambos se venderán en el mercado local». La empresa ya ha iniciado la remodelación de las instalaciones, que tiene que adaptar a las necesidades de los nuevos productos que saldrán de ellas. El calendario que maneja apunta a principios de 2025 como la fecha de comienzo de la actividad. Será casi dos años después de que se anunciase la compra de la planta salense, que Danone decidió cerrar, tras más de cuatro décadas, para concentrar la producción en otras de sus fábricas en España. La medida conllevó la aplicación de un expediente de regulación de empleo (ERE) para los 70 trabajadores.
Ahora, Royal A-ware prevé retomar la producción con 82 empleados –tendrán prioridad los antiguos trabajadores de Danone– y con una inversión de alrededor de 60 millones de euros. La compra de la factoría asturiana responde a la estrategia de «crecimiento y diversificación» de la firma holandesa que no descarta, en el futuro, ampliar a otros productos.
Para elaborar la mozzarella, utilizará leche de vaca que comprará a ganaderos asturianos para su distribución en el mercado español e internacional. El pasado mayo, Danone comunicó a los 28 ganaderos de la región que le suministran leche que dejaría de recogerla a partir del 31 de octubre. Royal A-ware se comprometió a hacerlo desde noviembre si antes no se logra otra solución.
La industria asturiana rompió en abril su racha negativa al aumentar su producción un 5,2% en comparación con el mismo mes del pasado año. Así, revierte, al menos momentáneamente, los resultados negativos que arrastraba desde febrero, como revela el último Índice de Producción Industrial de Asturias (IPIA), publicado ayer por Sadei. Con este repunte de la actividad, el acumulado en lo que va de año es del 0,1%. El informe señala que el primer factor que ha influido en este crecimiento es «el efecto calendario derivado de que los días festivos de Semana Santa cayeron en el mes de abril en 2023 y en marzo en 2024».
Al margen de esta consecuencia, el principal elemento que sustenta el incremento de la producción es la buena evolución de las ramas metalmecánicas (con aumentos del 9,5 % en metalurgia, del 10,8% en fabricación de productos metálicos y del 6,9 % en industria transformadora de metales). Estas cifras positivas se deben, en parte, «al correcto comportamiento de la producción siderúrgica» y también están relacionadas con «el excelente momento de un conjunto de actividades como la industria naval o la fabricación de estructuras para energías renovables».
Por otro lado, el indicador industrial también se benefició de la recuperación de una parte de la producción farmacéutica, que en el ejercicio pasado había atravesado momentos delicados y ahora comienza a normalizar la situación, explica Sadei. «Esta circunstancia, acompasada con la evolución del resto de las empresas químicas, generó un crecimiento del 46,3 % en el conjunto de la rama de industria química», añade,
En sentido contrario, los aspectos negativos se centraron en dos frentes: por un lado, «se mantiene la alerta por un cierto parón en la demanda, que estaría afectando a empresas de diverso tipo, desde las que tienen vínculos con la obra pública hasta otras dependientes de la demanda nacional e internacional». Por otro, persiste la aportación negativa de la producción de electricidad, sector que registró un retroceso del 6%.
Si bien la producción de la industria asturiana repuntó en abril, los problemas que encara se mantienen. Así lo evidencia el barómetro del mes de mayo elaborado por la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), que señala que la factura por el consumo de energía eléctrica para un electrointensivo en España es 2,6 veces el coste de la energía en Francia y 1,7 veces en Alemania, o lo que es lo mismo, un 161% y un 65% más caro que en dichos países, respectivamente.
A esto se suma que las compensaciones por CO2 indirecto que obtienen las industrias electrointensivas en Francia son 10 euros/MWh mayores que en España, mientras que en Alemania son 33 euros/MWh superiores que en nuestro país, lo que amplía la brecha entre los competidores europeos.
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