La compra de un coche es ya de por sí una gran inversión para nuestra cuenta bancaria, pero con el paso de los años y los kilómetros, a ese gasto también hay que añadirle un gasto extra que notamos cada vez que pasamos por ... la gasolinera. Lo cierto es que a final del año y haciendo un recuento del gasto total que llevamos en combustible, podemos llevarnos una buena sorpresa. Precisamente para reducirlo y evitar ese gasto excesivo, hemos recopilado algunos consejos para que consigas reducirlo. ¡Toma nota!
Publicidad
Es preferible que circules con tranquilidad y evitando los acelerones innecesarios porque con esos acelerones, lo único que conseguirás es malgastar el carburante. En invierno tampoco deberías olvidarte de esto, ya que con el frío todos los circuitos del vehículo necesitan coger la temperatura óptima, algo a lo que no ayudaremos acelerando. Si lo que quieres es que el coche coja temperatura, lo mejor será que lo dejes unos minutos arrancado, después ya podrás ponerte en marcha.
Saber cuando el coche necesita cambiar de marcha, es uno de los pasos imprescindibles si lo que se quiere es ahorrar combustible. La primera por ejemplo nos sirve para poner el coche en movimiento, pero tras los primeros metros tendrás que engranar la segunda marcha rápido. Cuando se trata de un coche de gasolina, lo recomendable es cambiar de marcha cuando alcanzamos las 2.000 revoluciones, mientras que en uno de diésel es en torno a las 1.500 revoluciones.
El motor transmite el trabajo a las ruedas para que el coche avance y estas deberán estar en perfecto estado. Una presión por debajo de lo recomendado o alguna irregularidad en su estructura, no solo supondrán un peligro para la circulación, sino que también se notará en el depósito del vehículo. Pero cuidado, porque un exceso de presión en las ruedas no es la solución, ya que esto podría aumentar el riesgo de sufrir un reventón mientras se circula por carretera.
La calefacción o el aire acondicionado nos puede librar de un mal rato en el coche y son muy necesarios, pero es importante que se pongan en funcionamiento en el momento adecuado. ¿La razón? La calefacción aprovecha el calor generado por el motor. El aire acondicionado por el contrario, no necesita ese calor del motor, ya que dispone de un aparato que genera frío por sí mismo, pero sí que necesita que la mecánica del vehículo haya cogido temperatura para funcionar.
Publicidad
Si encendemos cualquiera de estos sistemas antes de que el coche caliente, generaremos un consumo innecesario de energía, que el motor tendrá que suplir después para cargar la batería.
No solo se trata de ahorrar espacio, sino de ahorrar el gasto innecesario de combustible y el esfuerzo del motor, que implica cargar más peso del necesario. De hecho por cada 100 kilos de más, el consumo puede subir hasta un 5%.
El simple gesto de soltar el acelerador y de ir reduciendo marchas cuando preveas que debes frenar (siempre teniendo en cuenta la distancia de seguridad con el resto de vehículos), detendrá el suministro de combustible, evitará el desgaste de las pastillas de freno y los discos, aumentando su rendimiento.
Publicidad
Bajar las ventanillas cuando circulamos a una velocidad baja o por ciudad no supone un gran gasto de más en el combustible, algo que sí sucede si lo hacemos en carretera y a velocidades altas. El hecho de que el aire entre por las ventanillas, frenará el vehículo y obligará a que el motor trabaje en exceso, provocando un gasto notable en el depósito.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.