j. c. gRANDE
Martes, 17 de marzo 2020, 23:40
MINI acaba de poner esta semana a la venta la esperada versión eléctrica de su popular modelo. Se trata de un MINI 100% eléctrico que se suma a la variante híbrida enchufable comercializada en 2017. El MINI eléctrico ha sido creado sobre la base ... del MINI Cooper S, aunque es 18 mm. más alto con respecto al suelo. Exteriormente es prácticamente igual a un MINI convencional, incluso su maletero mantiene los 211 litros de capacidad, igual que el resto de la gama, ya que las baterías han sido colocadas en forma de «T» en el suelo del vehículo. Monta unas llantas especiales de diseño asimétrico, cuadro de instrumentos digital y freno de mano eléctrico. Utiliza una batería de 32,6 kWh que suministran una potencia de 135 kW al motor eléctrico, lo que equivale a 184 CV.
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La autonomía disponible es de 234 kilómetros, medida según normativa WLTP. El MINI e puede acelerar de 0-100 en sólo 7,3 segundos, y además esta aceleración se realiza de forma instantánea. En la prueba dinámica realizada es lo más parecido a la aceleración que produce una motocicleta, además, si lo ponemos en la posición Sport, con la agilidad y maniobrabilidad que tiene el MINI en ciudad, realmente es como si circuláramos en motocicleta al disponer de mucha más aceleración desde parado que los vehículos térmicos.
También destaca el equilibrado reparto de pesos que se ha conseguido posicionando la batería en la zona más baja del vehículo, lo que garantiza una excelente estabilidad en zonas viradas.
Se pueden elegir diferentes modos de conducción. En el modo Green es el que la programación escoge una conducción más tranquila ahorrando al máximo la batería. Este programa se puede mejorar aún más con la opción Green +. En el modo Sport es todo lo contrario y prima la deportividad y divertirnos al volante del MINI e, mientras que el modo MID, equivale a una conducción más confortable e intermedia entre la opción de máxima eficiencia y la más deportiva.
Dispone de la función de recuperación de energía de frenado regulable. Se puede optar por una opción suave, o por la máxima potencia de recuperación de energía en las frenadas, con lo que prácticamente no es necesario usar el freno, basta con levantar el pie del acelerador para que el coche se detenga. Los precios se inician en 33.950 euros, y llegan hasta los 41.000 euros.
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